¿Es consciente de cuántas veces mira esa pequeña pantalla que ocupa sus manos casi constantemente? Me refiero al teléfono móvil o, mejor dicho, al smartphone. Según el informe How People Use Their Devices de Google, solemos usarlo una media de tres horas diarias, siendo las aplicaciones de mensajería instantánea las que más tiempo se llevan. No podemos negar que el móvil se ha convertido en una herramienta multifunción que nos hace un poquito más fácil la vida pero, ¿conocemos sus desventajas? ¿Realmente las tiene?
Podemos llegar a pensar que no, pues con ese utensilio podemos hacer casi tantas cosas como queramos: desde poner la alarma para no llegar tarde a clase hasta recibir clases de meditación online.
Desde mediados del siglo pasado, estamos viviendo una evolución tecnológica muy beneficiosa para el conjunto de la sociedad, por ejemplo, en las comunicaciones, pues se ha facilitado la conexión con aquellos que no están cerca, cosa que hacemos, principalmente, a través de un teléfono móvil. Sin embargo, no todo el mundo hace buen uso de él. Cuando pasamos demasiado tiempo pegados a un dispositivo electrónico corremos el riesgo de crear una adicción, lo que acabará produciéndonos problemas de salud.
Las nuevas generaciones no nacen con un pan debajo del brazo: nacen con un móvil
Además, las personas que abusan de este tipo de aparatos consiguen el efecto contrario para el que están inicialmente diseñados: fomentar las relaciones sociales. Cuántas parejas, grupos de amigos, familias, aparentan disfrutar de un helado a la orilla del mar mientras consultan su smartphone y el helado se derrite... Este es otro de los inconvenientes: estar sin estar.
Las nuevas generaciones no nacen con un pan debajo del brazo: nacen con un móvil, y esto requiere una actualización también en la educación. Enseñar desde pequeños cuáles son las funciones de estos dispositivos y establecer las diferencias entre hacer un buen uso y abusar del mismo, son claves para que los futuros jóvenes sepan levantar la cabeza. La realidad está frente a nosotros, no solo tras la pantalla.