Los pequeños detalles marcan la diferencia. Esa es la máxima que se difunde en los estamentos de las formaciones que compiten en el Mundial de Fórmula Uno. Una pieza un miligramo más pesada o un componente ligeramente desviado de su posición natural abocan al fracaso. Esa presión no se reproduce solo en las élites. En los talleres de la Escuela Superior de Ingeniería y Tecnología de la Universidad de La Laguna una pequeña representación del alumnado también trabaja en busca de la perfección. Estos son los integrantes del equipo Formula Student ULL Dynamics.
El evento Formula Student congrega al estudiantado de múltiples centros desde el año 2010. Este programa se ha convertido en una referencia para las estructuras más influyentes del automovilismo deportivo. Uno de los requisitos básicos que las compañías imponen a sus nuevas incorporaciones es el de haber participado en una prueba cada vez más atractiva. Los números hablan por sí solos. En la edición primigenia se inscribieron once universidades, mientras que en la previa a la pandemia concurrieron cien.
En las competiciones tradicionales prima la velocidad sobre el resto de las cosas, pero en el Formula Student se toma en consideración diversos factores para establecer la clasificación definitiva. Quienes acudan el lunes 29 de agosto al trazado barcelonés de Castellolí, escenario de la duodécima edición, deberán presentar un plan de negocio y una justificación de los costes de fabricación antes de rodar con sus respectivos monoplazas en los test de resistencia, velocidad y maniobrabilidad.
Un equipo impulsado por el alumnado
La escudería Formula Student ULL Dynamics nació en 2017 a partir de un grupo de estudiantes encabezado por Adrián Martín. El actual jefe de equipo propuso a la Universidad de La Laguna la posibilidad de organizar un proyecto de esta envergadura: «Cuando entré a la ULL quería fabricar un prototipo eléctrico. En las redes sociales vi que otras universidades estaban inmersas en la construcción de coches para esta competición, por lo que me pareció una buena idea que aquí podríamos llevar a cabo».
Además del beneplácito de la Institución tinerfeña, Martín y el resto de personas que contribuyeron a la fundación de la formación tuvieron que contactar con varias empresas para lograr la financiación necesaria. El canario afirma que «la parte presupuestaria ha sido, sin ninguna duda, la más compleja del proceso porque partíamos de cero y no podíamos ofrecerles nada para ver. En esas condiciones no era fácil conseguir el apoyo».
Martín no ocupa el puesto de mandamás desde que su sueño se hizo realidad. Por aquel entonces se encontraba en el primer curso del Grado en Ingeniería Electrónica Industrial y Automática, sintiendo que «era demasiado prematuro y carecía de las capacidades para dirigir a un grupo». Al año siguiente, ya con cierto nivel de preparación universitaria, heredó el rol que previamente habían compartido los hermanos José y Javier Macías, dos compañeros que jugaron un papel fundamental en la consolidación de la estructura.
Un lustro de trabajo colectivo
En los cinco años de vida del equipo Formula Student ULL Dynamics siempre se ha remado hacia un objetivo común: el de medir sus habilidades frente a las de otras universidades con un monoplaza de fabricación propia. Martín asegura que «hemos estado trabajando en el coche desde el día uno, muchas veces sin tener nada que palpar u observar». De hecho, la inminente edición del Formula Student Spain no será la primera competición eléctrica en la que tomen la partida. El verano pasado ya lo hicieron en un evento reservado a motocicletas impulsadas por la energía más sostenible de la industria.
Los motores de combustión nunca figuraron en los planes de la escudería canaria. «Apostamos por un bólido eléctrico porque es la tecnología del futuro. No era realista hacer un coche alimentado de gasolina porque al final se trata de un proyecto de innovación educativa», sentencia Martín. Este movimiento se adelantó a los realizados por los propios organizadores del Formula Student. En la versión alemana de esta competencia los vehículos impulsados por combustibles fósiles están prohibidos por normativa.
Carlos Álvarez, el máximo responsable del Departamento de Electrónica, manifiesta que este proyecto «supone un reto, ya que mi campo abarca las baterías, los circuitos, los giros del motor y el cableado». Asimismo, destaca como momento histórico de la formación el día en el que se comprobó el correcto funcionamiento de la unidad de potencia: «Habíamos estado desarrollándola durante cinco años a ciegas. Confirmar que no tenía ningún problema fue un paso muy importante y que nos indicaba que cumplíamos con los plazos».
El mundo de los porqués
¿Por qué fabricamos esta pieza con este material? ¿Por qué la situamos en esta posición? Y así un sinfín de preguntas que buscan explicaciones precisas y fundamentadas. El reglamento de los campeonatos Formula Student exige una disciplina profesional a todos los equipos participantes. Ningún movimiento puede realizarse sin su debida justificación lógica. Uno de los documentos a presentar en los prolegómenos de la prueba precisamente comprende los pasos dados en materia de ingeniería y sus motivos.
Miguel Domínguez, miembro del Departamento de Electrónica, sostiene que «un proyecto como este te aporta la capacidad de entender el porqué de aplicar una determinada ingeniería, el porqué de un determinado diseño y saber comprender desde el punto de vista electrónico y mecánico el diseño de cualquier elemento». Esto ayuda a los integrantes de la formación a conocer con integridad el vehículo que están construyendo al mismo tiempo que les permite adquirir unos conocimientos que no alcanzarían dentro de las aulas.
Aaron Rodríguez, responsable de los aspectos mecánicos del monoplaza, es otra de las personas que ha tenido que formularse decenas de preguntas para encontrar la mejor solución en términos de rendimiento y balance del bólido. El majorero expone que «la suspensión ha sido lo más laborioso, ya que sus puntos no son tomados al azar, tienen que cumplir sí o sí, de lo contrario afectarían a la dinámica del vehículo». Por otro lado, ha sido el encargado de cortar y soldar los componentes del primordial arco de seguridad.
La ilusión frente a las limitaciones presupuestarias
El automovilismo, en todas sus variantes, es un deporte en el que el presupuesto marca las aspiraciones de sus practicantes. En Formula Student Spain no hay fijado tope alguno, por lo que las escuderías con mayores recursos pueden invertir cantidades desorbitadas de dinero en materiales de primerísima calidad. Las universidades con más respaldo de empresas privadas lucen más de dos millones de euros en sus cuentas bancarias, cifras impensables en el seno del equipo con base en San Cristóbal de La Laguna.
«El obstáculo económico hace que sea muy difícil competir con otras universidades apoyadas por grandes multinacionales porque contar con más dinero permite acceder a mejor tecnología, pero además permite cometer más errores», lamenta Carmelo Militello, catedrático en Ingeniería Mecánica. El argentino establece aquí una similitud con el Mundial de Fórmula Uno, certamen en el que la brecha económica entre las formaciones que luchan por las victorias y las que batallan por los últimos lugares de la tabla es abismal.
A este contratiempo en Formula Student ULL Dynamics se sobreponen invirtiendo ilusión en cada minuto de trabajo con el bólido. La pasión que destilan las personas implicadas en este programa de innovación sedujo a la barcelonesa Cristina Santos, una de las últimas incorporaciones a la plantilla: «El entusiasmo que vi me incentivó a entrar en el equipo. La forma en que viven esta experiencia es realmente contagiosa».
Se avecinan unas jornadas de poco descanso y mucho esfuerzo en las instalaciones de la Escuela Superior de Ingeniería y Tecnología de la ULL. Esta misma semana la escudería se desplazará al trazado catalán de Castellolí para participar por vez primera en el evento que supuso el germen de este equipo único en el Archipiélago.