Francisco Almeida, vicerrector de Investigación de la Universidad de La Laguna, subraya que su principal motivación para acceder al cargo fue que cree posible un cambio que permita mejorar y posicionar a la ULL entre los mejores centros de Enseñanza Superior de España y Europa. Al respecto, afirma que la ULL tiene un potencial investigador importantísimo. No obstante, considera que «necesitamos introducir cambios desde el punto de vista estructural o de sentimiento de pertenencia a la Institución para que este potencial se desarrolle y nos pongamos en el lugar que debemos estar».
¿Cuáles son los principales proyectos que se están llevando a cabo ahora mismo? «Hablar de proyectos destacados es complicado. Es como preguntar a cuál de mis hijos quiero más. Digamos que hay líneas de investigación de gran envergadura, como los proyectos europeos H 2020 de mucha potencia e internacionalización. Además, hay una nueva iniciativa que estamos abordando con mucha ilusión: el programa Agustín de Bethencourt. Está financiado por el Cabildo y, básicamente, está dirigido a transferir conocimientos. Además de estos grandes bloques, también hay un grupo de proyectos financiados por la Obra Social de La Caixa, de ámbito más local».
¿Qué mejoras esperan lograr con el Plan de Investigación propio? «Hemos incluido unas becas de másters, con la que esperamos que los alumnos puedan acceder a la convocatoria de ayudas para la Formación del Profesorado Universitario y ahí esperamos poder mejorar los indicadores. Percibimos que la forma en la que se ha enfocado el Plan en los últimos años ha conseguido dinamizar y mover a la comunidad universitaria. Entiendo que una acción interesante es lo relativo a los jóvenes investigadores. El apoyo que se les está dando motiva bastante y revitaliza la investigación».
¿Considera que el apoyo a estos jóvenes investigadores es suficiente? «El apoyo a los jóvenes investigadores siempre es insuficiente. Dentro de las limitaciones que tenemos intentamos ayudar en todo lo que podemos. Las condiciones económicas son siempre mejorables. El contexto económico no lo permite pero sabemos que es fundamental el apoyo».
¿Hay algún perfil concreto entre los jóvenes investigadores? «No exactamente. Históricamente podemos considerar que en el ámbito de las Ciencias ha habido un volumen adicional, pero las Humanidades y las Ciencias Sociales tienen también un impacto importante a nivel nacional en cuanto a reconocimiento. La forma de medir la investigación en cada área es distinta, por lo que es difícil decir que un área es mejor que otra. Lo ideal es comparar cada área consigo misma, comparar, por ejemplo, las Ciencias a nivel local con el ámbito nacional o europeo».
Respecto del resto de universidades europeas, ¿como se sitúa la ULL en cuanto a calidad de investigación? «La forma de medirlo es complicada. Nosotros nos llevamos por ciertos rankings que se están desarrollando. Así, en el ámbito internacional estamos en torno al puesto 600, lo que es un número relativamente bueno. Si trasladamos esa misma clasificación al ámbito nacional, en investigación estamos en torno al puesto 16. Esta es una buena posición de cara al perfil de financiación que conseguimos, y más teniendo en cuenta que somos una de las comunidades autónomas en las que menos se invierte en I+D+I. Por tanto, en relación con el nivel de inversión, los resultados son bastante buenos».
El condicionante económico
¿Cuáles son los principales obstáculos y carencias que dificultan los proyectos de investigación en la ULL? «El condicionante económico es el fundamental. Después de 2010 se produjo un recorte económico muy fuerte. Este es el gran problema, si no llega la financiación a los proyectos, estos no se pueden desarrollar. Un segundo problema es el envejecimiento de los recursos humanos que tenemos. Después de muchos años sin contratar personas, los grupos de investigación van envejeciendo. Algunos son capaces de mantenerse, aunque hay otros que empiezan a resentirse y a notar que les falta esa fuerza de juventud que empuje al grupo».
¿La condición de insularidad supone un problema? «Si tuviéramos la financiación adecuada no sería un problema. El obstáculo que tenemos es que cuando empiezan los recortes en financiación, si quieres reunirte con algún colega de otra universidad, no tienes otro remedio que coger el avión. En otras universidades tienen otras opciones. Nos tropezábamos en ocasiones con dificultades relativas a aduanas cuando hay que traer material. Pueden generar retrasos en la llegada de material nuevo».
¿Y el nivel de infraestructuras e instalaciones de la ULL? «Hay líneas de investigación que se pueden desarrollar con lápiz y papel, pero hay otras en los que necesitas laboratorio. Si esos laboratorios no están en condiciones no puedes desarrollar el proyecto. Por tanto, la infraestructura puede suponer un hándicap si no tienes los elementos necesarios para poder desarrollar los proyectos. Volvemos a tropezar, una vez más, con el problema de la financiación. La Universidad de La Laguna sufrió un recorte aproximado de unos treinta millones de euros y eso ha impactado en todas las áreas».