El deporte es un aspecto muy importante para la salud y cuanto antes se incorpore como un hábito más de la rutina diaria, antes se verán los beneficios a largo plazo. La densidad ósea mejora, la masa muscular se activa acelerando el metabolismo, se reduce la grasa corporal y previene enfermedades como osteoporosis, problemas cardiovasculares, hipertensión, crisis diabéticas y un largo etcétera. A la hora de empezar a realizar actividad física, el abanico de opciones es muy amplio, pero, ante todo, se debe elegir algo que se adapte a los gustos personales.
Por un lado, los ejercicios de levantamiento de peso son perfectos para aumentar y mantener la masa muscular, perder grasa, definir la figura y mejorar la fuerza. Dentro de este tipo de entrenamientos, existen movimientos que se realizan con máquinas o pesos libres, generalmente mancuernas, para aislar un músculo en concreto y trabajarlo de forma directa. Para los principiantes son una buena opción ya que mejora la conexión entre la mente y el músculo y permite un avance progresivo y rápido. Es importante no emplear el impulso en la ejecución y mantener la tensión muscular, porque de lo contrario, se pierde todo el trabajo. También hay ejercicios que comprometen varios grupos musculares como las sentadillas, las zancadas, peso muerto, press de banca o prensa. En estos casos, la postura es muy importante para no lesionarse, por lo que se debe comenzar con el propio peso corporal o cargas ligeras que permitan mejorar cada vez más la técnica y poco a poco ir aumentando la carga para mejorar también la fuerza.
Los ejercicios funcionales son perfectos para complementar deportes como el atletismo
Por otro lado, los ejercicios funcionales también son muy buena opción. Estos entrenamientos están destinados a mejorar movimientos cotidianos y sus beneficios pueden aplicarse a otros deportes. Se presta especial atención a la coordinación, el equilibrio, la agilidad, los tiempos de reacción y la velocidad.
La calistenia es un ejemplo de este tipo de rutinas, donde se emplea el propio peso físico para trabajar grandes grupos musculares o incluso varios. Los avances son un poco más lentos que en el caso anterior debido a la complejidad de la realización, pero el resultado es un cuerpo más atlético y hábil. Es el complemento perfecto para mejorar en disciplinas como la natación, el atletismo, el boxeo… Estas rutinas pueden realizarse en un parque de barras o desde casa, sin necesidad de acudir a un gimnasio.
El cardio HIIT es un estilo que quema muchas calorías en máximo 20 minutos
Finalmente, las rutinas de cardiovascular se clasifican en intensidad baja, media y alta. La baja ayuda a perder grasa sin comprometer la masa muscular. Se realiza una actividad suave durante 45 minutos o 1 hora, trabajando al 50 % de la capacidad de resistencia. Ejemplos de esto podría ser caminar en la cinta con una inclinación alta o en la calle a buen ritmo, trotar de forma tranquila, la elíptica o la escaladora. La intensidad media compromete el 70 % de la resistencia cardiovascular durante 30 o 40 minutos. Correr, nadar, bailar, el ciclismo o la máquina de remo son ejemplos de este estilo de cardio. La alta intensidad o HIIT se trabaja por intervalos cortos de actividad al 80 % o el máximo de capacidad combinados con breves periodos de descanso. Es un estilo que quema muchas calorías en máximo 20 minutos y su efecto en el cuerpo puede durar hasta 48 horas de su realización.