Inmaculada Rodríguez es especialista en Neurofisiología Clínica y actualmente es jefa del Servicio de Neurofisiología Clínica en el Hospital Universitario San Roque, en Gran Canaria. Además, es especialista en la Unidad del Sueño en el mismo centro hospitalario. A lo largo de su trayectoria profesional, la doctora ha elaborado varios trabajos de investigación sobre las patologías del sueño. Entre ellas destaca un estudio sobre la Electroencefalografía, por el cual recibió varios reconocimientos durante la LVI Reunión Anual de la Sociedad Española de Neurofisiología Clínica.
¿Cuáles son los diferentes tipos de trastornos del sueño? «Según la clasificación internacional de los trastornos de sueño en su tercera edición, se dividen en siete secciones: insomnio, trastornos respiratorios relacionados con el sueño, centrales, hipersomnia, alteraciones de ritmo circadiano, parasomnias y trastornos del movimiento relacionados con el sueño».
¿Ha notado un aumento en el número de personas con problemas de sueño en los últimos años? «Tras el período de confinamiento, muchas personas que antes no tenían problemas para dormir comenzaron a experimentar dificultades y a buscar ayuda médica. En la población joven hemos observado un aumento significativo de estos trastornos por insomnio, aunque en realidad padecen un retraso de fase, es decir, una alteración del ritmo circadiano que se desarrolló debido a malos hábitos de higiene del sueño durante el confinamiento».
¿Existe un perfil concreto de persona que acude a consulta? «Dependiendo de la sospecha diagnóstica encontramos diferentes perfiles. Por ejemplo, en los trastornos respiratorios de sueño, sobre todo en el síndrome de apnea del sueño, nos topamos con personas con obesidad, sobrepeso y con tendencia al ronquido. Por otro lado, el insomnio crónico lo suelen padecer mujeres de mediana edad que inician los problemas de sueño debido a una causa identificable, ya sea laboral o personal».
¿Cuál es el tratamiento que se prescribe en estos casos? «Cuando se dan los trastornos respiratorios del sueño, se llevan a cabo los tratamientos de ventilación mecánica positiva como el CPAP o BiPAP. Para las alteraciones del ritmo circadiano, como son el retraso de fase y el adelanto de fase, se recomienda el uso de calendarios de sueño, así como melatonina y luminoterapia. En los trastornos de insomnio agudo, el tratamiento de elección son las benzodiacepinas. Este no debe superar las tres semanas. Sin embargo, si se cronifica, la solución pasa por la terapia cognitiva conductual».
¿Qué opciones existen antes de emplear fármacos? «Lo más importante a la hora de enfrentarnos a un trastorno de insomnio, agudo o crónico, son las medidas de higiene del sueño. Se recomienda trabajar tres puntos fundamentales: hábitos del sueño, recomendaciones en el consumo de alimentos y bebidas e instrucciones para el control de estímulos».
«El consumo de cannabis interrumpe los ritmos circadianos y reduce la duración de la fase N3 del sueño»
¿Qué hábitos recomienda para enfrentar el insomnio? «Se recomienda mantener horarios regulares, dormir sólo lo necesario, hacer ejercicio a media tarde, disminuir la luz y el ruido dos horas antes de acostarse, evitar bebidas y sustancias estimulantes después del mediodía, dejar de fumar o reducir el consumo, cenar de forma ligera, evitar alimentos ricos en aminoácidos, tirosina y fenilalanina como la carne roja, los huevos y el jamón, e ingerir comidas que contengan triptófano como los lácteos, plátanos, carne, pescado azul o frutos secos, entre otros.
Hay estudios que demuestran las ventajas del consumo de CBD para ayudar a aliviar el dolor, la ansiedad y el insomnio, ¿cree que puede ser una alternativa a los fármacos convencionales? «Las investigaciones sobre el uso del CBD son limitadas, pero existen indicios de que podría ayudar a conciliar el sueño. Sin embargo, se ha demostrado que la administración crónica de cannabis interrumpe los ritmos circadianos y reduce la duración de la fase N3 del sueño. Por ello, se ha sugerido que esta sustancia podría tener un efecto indirecto al aliviar otros trastornos. Por ejemplo, si el CBD te ayuda a reducir el dolor que te mantiene despierto por las noches, podría contribuir indirectamente a mejorar el sueño.