Jorge González Socas, profesor especialista en Flipped Classroom y cuarto mejor docente de Educación Infantil de España por los Premios Educa Abanca 2017, ofreció ayer 22 de marzo, en la Fundación Mapfre Guanarteme, la conferencia Flipeando en Educación Infantil. De esta forma, acercó a profesores y estudiantes de Magisterio a innovaciones en el aprendizaje de los niños. “Se debe enseñar a los niños a usar las nuevas tecnologías y no prohibírselas en las escuelas, porque un buen empleo de los dispositivos puede hacer la vida escolar mucho más fácil y entretenida”, detalló.
Esta técnica novedosa consiste en evitar las explicaciones tradicionales en el aula y mandar tarea para casa. Las actividades deben entregarse a través de vídeos de corta duración. Así, se lleva a cabo una aclaración del tema, para luego debatirlo al día siguiente. De esta manera, no se necesita repetir las cosas en clase, sino que pueden visualizar el multimedia desde sus hogares, para mejorar el ritmo de aprendizaje. Este sistema atiende a la diversidad, fomenta el uso de TICS y limita la existencia de tareas mecanizadas. Con ello, se implica más el alumnado y las familias se adentran en la docencia.
“España es el país que más consume aplicaciones y tecnologías, pero el que menos crea”
González afirmó que las máquinas que permiten a los profesores trabajar con el lenguaje de organización ayuda a los estudiantes a ser conscientes de las pautas del día a día y a contribuir en una mejor educación. La Consejería de Educación ha apostado por incluir espacios creativos en las aulas para ayudar a potenciar el aprendizaje de los pequeños. El ponente ha sido uno de ellos. “España es el país que más consume aplicaciones y tecnologías, pero el que menos crea”, destacó el especialista.
Por otra parte, aseguró que es necesario introducir las tecnologías en la educación desde infantil y fomentar plataformas como Class Dojo, que permite mantener en contacto a los familiares con el profesorado. Sin embargo, muchos docentes no ven adecuado que los alumnos usen los dispositivos. «La educación no ha cambiado nada y no cambiará si no hacemos nada”, subrayó.
Con la introducción de las maquinarias en la formación escolar, el profesor admitió haber aprendido a callarse cuando los niños se equivocan y a no decir nada hasta que ellos mismos, o sus compañeros, se dan cuenta de los errores. “Sálganse de las rutinas, sean innovadores y consigan ser esos profesores que algunos alumnos recordarán como los más importantes de sus vidas”, concluyó.