Existe la idea muy extendida sobre que el inicio de la Edad Moderna, con 1492 como fecha clave, supuso una ruptura respecto al Medievo y el inicio del conocimiento empírico del territorio Atlántico. El grupo de investigación Latino-Arábica del Instituto Universitario de Estudios Medievales y Renacentistas de la ULL, liderado por la profesora Maravillas Aguiar Aguilar, trabaja en un proyecto que pretende analizar evidencias (textos y mapas) de la construcción mental del Atlántico a lo largo de la Edad Media. De este modo, más que una ruptura entre épocas, hubo una transición continua y de hecho ya había cierta idea de lo atlántico antes de los viajes de Colón.
Este proyecto de tres años, financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad y que culminará este 2018, se ha centrado en el análisis de contenidos de astronomía y navegación, imprescindibles para comprender mejor con qué herramientas se enfrentaron marinos y navegantes al gran océano.
“Queríamos ver de qué manera estos documentos habían cambiado su narración respecto a relatos previos del Atlántico, del contexto fuera del Mediterráneo. Porque hay una tendencia historiográfica bastante fuerte que afirma que toda la estructura mental y económica mediterránea se traslada al Atlántico y a América, pero eso no es algo tan obvio y, en mi opinión, falta detectar y analizar documentación fuera del ámbito mediterráneo que nos hable de cómo percibían el Atlántico y esa nueva tierra en otras zonas como, por ejemplo, fuentes que tienen que ver con África”, explica la directora del proyecto.
Chet Van Duzer, investigador de la Biblioteca del Congreso de Washington
El análisis e interpretación de las fuentes, entre ellas las cartográficas, ha sido fundamental en este proyecto. Por ello se ha contado con la colaboración de Chet Van Duzer, investigador de la Biblioteca del Congreso de Washington (Estados Unidos) y uno de los mayores expertos en historia de la cartografía de la actualidad, quien realizó estos días pasados una estancia de una semana en la Universidad de La Laguna, financiada con fondos del proyecto Mineco y del Plan Propio del Vicerrectorado de Investigación de la ULL.
Van Duzer impartió una conferencia y participó en un seminario especializado durante su estancia tinerfeña, pero, sobre todo, fue de inestimable valor para el proyecto porque pudo ofrecer asesoramiento de primera mano sobre diversas cuestiones y, además, presentó las posibilidades de una nueva técnica de análisis: las imágenes multiespectrales, una tecnología que permite recuperar texto e imágenes de documentos, mapas, manuscritos y libros dañados a lo largo del tiempo, obteniéndose resultados sorprendentes que presentan texto perdido con mayor nitidez que la luz infrarroja o ultravioleta.
Esta herramienta formará parte del nuevo proyecto que el equipo de la Universidad de La Laguna quiere solicitar para darle continuidad la actual, para el cual no se buscará únicamente financiación estatal, sino que se baraja la posibilidad de concurrir a convocatorias europeas para lograr más fondos. “El grupo de investigación de Van Duzer ha creado un kit portátil con el cual pueden desplazarse a cualquier lugar para realizar análisis multiespectral de imágenes. Pero analizar un documento conlleva también el traslado de técnicos que nos apoyen para encontrar y saber analizar correctamente las imágenes resultantes. Esto es obviamente muy costoso”.
Influencia islámica en las cartas náuticas europeas
En la conferencia que impartió Van Duzer en el Instituto de Estudios Canarios, el investigador hizo referencia a una evidencia de influencia islámica en las cartas náuticas europeas. Se refiere, concretamente, a un mapa europeo que ubica erróneamente la isla de Cádiz mucho más al sur, en plena costa africana. Esta ubicación era común en mapas de geógrafos islámicos, por lo que advertirlo en un documento europeo implica cierta influencia de los primeros.
Van Duzer también explicó que el estudio de los mapas va más allá de la geografía, pues la cartografía ofrece también información sobre las ideas y creencias de cada época. “La decoración, por ejemplo, puede ser una evidencia muy importante para estudios de Historia del Arte. Los monstruos marinos que aparecen en los mapas pueden parecer algo puramente decorativo, pero no es así: si se quiere estudiar, por ejemplo, la historia de imágenes de las morsas, hay que estudiar los mapas porque salen en ellos imágenes de tal criatura”.
Otros de los componentes del equipo de la Universidad de La Laguna es Kevin Rodríguez Wittmann, que señala que la primera referencia cartográfica indiscutible a las Islas se produce en 1339, en el portulano de Angelino Dulcert, muy relacionado con los viajes de navegantes y comerciantes genoveses por la costa atlántica. “Pero esto no debemos entenderlo como un punto de partida solitario: hubo muchísimos precedentes, sobre todo en la relación de la concepción que se tenía en aquella época de las Afortunadas. Intentamos desterrar la idea de que el Atlántico se conoce únicamente a partir de 1492”, señala el especialista.