Si eres de esas personas a las que no se les da bien los juegos como el “Flappy Bird”, puede que no sea del todo culpa tuya. Así lo afirma un estudio de la Universidad de Aalto, en Finlandia, la cual ha descubierto que existen diversos factores que explican por qué jugar en una pantalla táctil es más complicado que hacerlo con botones físicos.
El estudio, llevado a cabo por los profesores Byung-Joo Lee y Antti Oulasvirta, de la universidad finlandesa, demuestra que las pantallas táctiles son peores a la hora de jugar frente a las tradicionales teclas o mandos de videojuegos. Para llevar a cabo la investigación, realizaron una serie de pruebas con el popular juego, averiguando que la falta de precisión de las pantallas táctiles es lo que provoca que estos pasatiempos funcionen peor.
Hay tres factores en concreto que explican este funcionamiento más deficiente. El primero es que lo táctil no permite al usuario mantener una distancia clara entre el dedo y la interfaz, ya que este se sostiene en el aire y no está siempre a la misma distancia de la pantalla.
El segundo motivo es la propia respuesta del dispositivo electrónico, donde es más complicado saber si hemos pulsado o no el botón, a diferencia de un mando físico en el que con solo tocarlo es suficiente.
Por último, los investigadores explican que tocar la pantalla en juegos de este tipo no aporta un feedback inmediato. Este toque debe ser detectado y luego procesado. Y así surge el tercero de los problemas, ya que el tiempo de respuesta es distinto para cada aplicación.