“La bicicleta pública no es un fin, el fin es usarla”

Ciencias Sociales y Jurídicas

La Universidad de La Laguna acogió ayer martes 18 de abril la charla titulada Experiencias y claves para el desarrollo de la Bicicleta Pública, un día antes del Día Mundial de la misma que se celebra hoy. El simposio, dentro de la Cátedra de Economía y Movilidad, fue tutorizado por Julián Sastre, director técnico de la consultoría de movilidad sevillana Alomon e ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, quien planteó el sistema de bicicletas como la alternativa del momento de la movilidad en España.

“La bicicleta pública no es un fin. El fin es usarla”, comenzó Sastre. El ponente enumeró las ventajas que puede ofrecer a los individuos el uso de la bici: la ocupación de poco espacio, la solución a problemas de movilidad y, además, destacó el carácter independiente de este sistema de transporte donde se puede llevar niños, por ejemplo. Otro motivo ha sido la cuestión de aparcamiento. “En la actualidad mucha gente tiene coche y quiere aparcarlo cerca de casa. El aparcamiento de un coche equivale al estacionamiento de siete bicis”, puso como ejemplo.

«El aparcamiento de un coche equivale al estacionamiento de siete bicis»


Tal y como señaló Sastre, el consumo de energía de este medio de transporte es más bajo que el de cualquier otro, además de que supone beneficios para el medio ambiente y para la salud, como por ejemplo la reducción de la obesidad y la eliminación del consumo de petróleo como principales. “También supone un menor gasto económico ya que nos ahorramos en seguros, peajes, estacionamiento o combustible”, añadió.

Antiguamente, la bicicleta se usaba por la falta de recursos para utilizar cualquier otro transporte, sin embargo, en la actualidad se ha convertido en «una forma de vida y en una alternativa de movilidad cotidiana», según señalaba el ingeniero.

En ciudades como Sevilla, Barcelona o Valencia se han implantado las bicicletas públicas con muy buenos resultados. Estas se mantienen gracias a los espacios publicitarios. En el caso de la ciudad catalana el Ayuntamiento las subvenciona como cualquier otro medio de transporte. Luego hay otros casos fallidos como los de Alicante, Cuenca o Vigo que han fracaso por falta de planificación, por los precios o falta de carriles acondicionados.

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