La convocatoria ordinaria de junio es un periodo marcado por las aglomeraciones de estudiantes, tanto universitarios como de bachillerato. Son muchos los exámenes a los que se enfrentan los alumnos y por lo tanto, requieren de espacios donde poder prepararlos. Durante los días laborables la oferta es variada a la par que amplia, cada facultad tiene su propia biblioteca además de aulas de estudio habilitadas en muchas de ellas. Incluso en estas fechas marcadas por la sobrecarga de personas en estos espacios, no suele haber problemas ni siquiera en las horas puntas. Las dificultades comienzan a surgir cuando llegan los fines de semana y las universidad cierra sus puertas.
Llegados a este punto, la oferta de lugares para el estudio disminuye hasta prácticamente extinguirse, dejando solo a disposición del alumnado las Salas de Estudio de CajaCanarias y algún edificio aislado como es el caso de Ingeniería Agraria. Reduciéndose tanto las posibilidades, el grueso de universitarios se ven limitados a estas dos opciones, por lo que estas salas de estudio se sobrecargan hasta el punto en el que se tiene que restringir el acceso a personas sin carné universitario por ejemplo.
Otra de las problemáticas en las facultades que abren sábados y domingos es que para poder abrir más aulas que afronten la afluencia de estudiantes, necesitan autorización por parte de la dirección de la empresa de seguridad. Esto quiere decir que el controlador de acceso al centro no puede abrir más clases por su cuenta sin previa solicitud, lo que dificulta y entorpece el proceso.
Recintos municipales
La comunidad universitaria se ha quejado en repetidas ocasiones, tanto a la propia Universidad como al Ayuntamiento de La Laguna. Si bien es cierto que en el seno de la entidad educativa se lleva tiempo debatiendo la posibilidad de adaptar algunas bibliotecas, para intentar así solventar la demanda cada vez mayor. Sin embargo, el problema no se queda solo ahí, ya que en una isla como Tenerife, fragmentada en pueblos alejados entre sí, muchos estudiantes se ven limitados a acudir a bibliotecas municipales que no están preparadas para grandes concurrencias.
Alberto Hernández, estudiante del Grado de Periodismo y residente en La Orotava, añade que «sería ideal que en cada pueblo pudiésemos tener la posibilidad de estudiar en algún lugar sea cual sea la hora».
Esta situación puede llegar a una dimensión mayor en casos como el de Marcos Moreno, estudiante de Gran Canaria que vive en una de las residencias universitarias. Así, aclara que es importante aumentar el aforo de estos recintos ya que otras alternativas como la Sala de Estudio de CajaCanarias del Campus de Guajara o el TEA se encuentran demasiado lejos.