Néstor Torres es vicerrector de Innovación Docente, Calidad y Campus Anchieta en la Universidad de La Laguna. Además, es catedrático en Bioquímica y Biología molecular en la Facultad de Ciencias. Actualmente dirige dos proyectos tecnológicos para el diseño de métodos de tratamiento del Alzheimer. A su vez, se encarga de gestionar los contenidos de docencia y aprendizaje, así como de innovar en las metodologías y herramientas de formación. Ha sido uno de los responsables de aplicar las medidas llevadas a cabo para facilitar la adaptación del profesorado a una forma de evaluación basada en la no presencialidad.
¿Cuales son las principales cuestiones que le preocupan frente a la situación de confinamiento? «Las principales preocupaciones que hemos tenido en todo este proceso han sido fundamentalmente dos. La primera, tratar de facilitar al máximo que ningún estudiante de la Universidad de La Laguna pierda el curso, es decir, que no se vea presionado, debido a estas circunstancias, a no presentarse a las asignaturas, suspender o tener que posponerlas para el próximo curso. Principalmente, los estudiantes de último año, que tienen la posibilidad de titularse. La segunda preocupación es garantizar la calidad de la formación que impartimos».
¿Puede especificar algunas de las medidas que se han tomado? «Lo primero que hemos hecho es dar una serie de orientaciones e instrucciones a todo nuestro profesorado, a decanatos y a las direcciones de los diferentes departamentos. Hemos creado un entorno a disposición de todo el personal docente, para aprender a utilizar las herramientas de formación online, a través de tutoriales e información de ayuda. Disponemos, además, de una plataforma mediante la cual todo el profesorado de la Universidad, contará con uno o dos compañeros o compañeras con experiencia en la utilización de estos recursos de docencia virtual para asesorarlos y ayudarlos, tanto en los aspectos metodológicos, como en los técnicos».
«En esta situación tan crítica, nuestra función es más importante que nunca»
¿En cuanto al alumnado hay alguna medida que facilite su aprendizaje o resuelva las dudas que puedan tener respecto a la evaluación? «Estamos debatiendo en la comunidad universitaria una serie de directrices que sirvan para orientar la docencia y permitan modificar las guías docentes, a través de una adenda, de forma que los nuevos criterios de evaluación se adapten a la situación. El objetivo principal es que el alumnado tenga constancia de como será evaluado en lo que queda de curso. Siempre hemos intentado proporcionar la mejor calidad en la docencia, y, en esta situación tan crítica, nuestra función es más importante que nunca».
¿Cómo cree que está afectando el colectivo de estudiantes está situación? «El alumnado es el sector más sometido a estrés e inseguridad. Los estudiantes han visto como, de repente, han tenido que cambiar la forma de estudiar y de evaluarse. Ven que ahora tienen que vivir en confinamiento, muchos alejados de su familia. Hay personas, incluso, con dificultades para conectarse a internet y seguir la docencia. También hay familias que experimentan pérdida de empleo o reducción de ingresos. Todas estas circunstancias afectan al alumnado. Nosotros somos conscientes de esta situación y, por eso, estamos haciendo todo lo posible para facilitar las cosas».
¿Considera que el profesorado y el personal de administración y servicio ha sabido adaptarse a esta situación de forma correcta? «El profesorado y el personal de administración y servicio, en general, ha actuado de forma responsable y ha hecho lo que ha estado en su mano, a pesar de las múltiples dificultades con las que se ha tenido que enfrentar para estar a la altura de las circunstancias. Desde aquí me gustaría felicitarles por la profesionalidad que demuestran».