Dos años entrenando al máximo nivel, le bastaron para convertirse en campeona de España. Se inició en el kick-boxing en 2010, pero no fue hasta 2015 cuando decidió competir. Tras disputar varios campeonatos en Canarias, su primera gran victoria llegó en 2017, cuando se hizo con el torneo de kick-boxing femenino nacional. Al año siguiente repitió la hazaña. La gesta la llevó a Bratislava con la selección española. Allí, se hizo con el bronce europeo y su nombre entró a formar parte de la historia del deporte español.
Patricia Rodríguez, originaria de Lanzarote, pero residente en Tenerife desde hace algo más de quince años, reconoce que comenzó en el kick-boxing por casualidad. Un amigo suyo la invitó a ver una velada, el nombre que recibe el evento que reúne una serie de combates de este deporte en una jornada. Aquello despertó su interés por esta práctica hasta tal punto, que decidió probar ella misma. Durante cinco años entrenó como aficionada, pero un día, atraída por la competición, se atrevió a adentrarse en ella. A nivel profesional ha participado en varios campeonatos de Canarias, de España, y en el campeonato europeo de 2018 celebrado en la ciudad eslovaca Bratislava, en el que se subió al podio para recibir la medalla de bronce.
Desde que comenzó a competir como profesional, su vida gira entorno a los entrenamientos. Fuera de competición practica todos los días, y cuando se prepara para un torneo, el ejercicio se duplica. Entrena dos veces por jornada y de forma mucho más intensa. Eso sí, debe compaginar su férrea preparación con su trabajo como técnica en transporte de emergencias sanitarias y también con su vida personal. Admite que no siempre es fácil conciliar todos estos aspectos.
Sus horarios y jornadas laborales no son convencionales, por cada 24 horas de trabajo, descansa otras 72 y, aunque eso suponga disponer de tres días para dedicarse plenamente al entrenamiento, no quiere dejar pasar ni un solo día sin ejercitarse. Por eso siempre procura realizar algo de actividad deportiva antes y después de una jornada de trabajo.
«Antes de adentrarse en este deporte, hay que tener claro en qué consiste: golpes, lesiones, presión y exigencia»
El kick-boxing, originario de Japón, es un deporte de combate que combina las técnicas del boxeo con patadas propias de artes marciales como el kárate o el muay thai. La modalidad K1, en la que compite Rodríguez, atesora mayor libertad en cuanto al número de golpes de rodilla, y al uso de agarres para conectar los impactos.
El kick-boxing exige gran resistencia física, contundencia y aguante a los golpes. Patricia Rodríguez ha sufrido, en primera persona, las consecuencias que puede acarrear esta disciplina: fracturas de nariz, dedos y nudillos rotos, fuertes contracturas y todo tipo de lesiones musculares. Aún así, la púgil asegura que este es un deporte más exigente psicológica que físicamente. Garantiza que un 50% del trabajo de cara a la competición, es de tipo mental. El nivel de exigencia es muy alto. A ello se le suma la presión que genera el público. Por ello es imprescindible saber gestionar los nervios.
Son muchos y muy conocidos los beneficios físicos que genera el deporte (quemar calorías, tonificar los músculos, favorecer el desarrollo del sistema respiratorio y cardiovascular…). El kick-boxing además de esto, también aumenta la coordinación y la velocidad de reacción. Según los expertos, esta disciplina eleva la autoestima ya que, saber pelear, aprender a sortear y cubrirse de los golpes y estar alerta para soltar las manos de forma inmediata, ofrece una gran seguridad y confianza en uno mismo.
Para Patricia Rodríguez el kick-boxing, más que un deporte, es una vía de escape. Asegura que practicarlo es una liberación y que sale «nueva» de cada sesión de entrenamiento. Aunque reconoce que cuando el nivel de exigencia sube y se prepara para una competición importante, ya no se lo toma como una diversión o distracción, sino como un trabajo.
Antes de adentrarse en este deporte hay que tener claro en qué consiste: golpes, lesiones, presión y exigencia. Ante este contexto la pregunta parece necesaria: ¿sale rentable? ¿Qué aporta el kick-boxing que te hace querer seguir? La deportista lo tiene claro: satisfacción personal. Y es que, a pesar de ser una deportista profesional, sus ingresos no vienen de aquí, sino de su trabajo como técnica de emergencias sanitarias.
La preparación para un combate conlleva un gasto importante de dinero. Ahí entra la nutrición, el material y los medios para preparase. Lo ideal es conseguir patrocinadores. Sin ellos puede ser complicado abrirse camino en el deporte. En el caso de la campeona canaria, asegura que no es comparable el gasto económico que realiza, con los beneficios que obtiene. Asegura que en más de una ocasión ha acabado, prácticamente, pagando por pelear.
«Las veladas, por lo general, solo incluyen un combate entre mujeres, y el resto, alrededor de quince peleas, son masculinas»
El deporte femenino, aún en 2020, continúa a la sombra del masculino. Ellos se suelen llevar los titulares, el reconocimiento y el dinero. ¿Pasa lo mismo en el kick-boxing? La conejera asiente ante la pregunta y corrobora la hipótesis: siguen estando a la sombra de sus compañeros varones en competiciones, a nivel económico y también a nivel mediático. Cuenta cómo en las veladas, por lo general, solo incluyen un combate entre mujeres, y el resto, alrededor de quince peleas, son masculinas.
También es llamativa la poca repercusión mediática que tuvo su triunfo en Bratislava, cuando se hizo con el bronce europeo. Recuerda que solo un periódico de la provincia se hizo eco de su victoria. Su éxito fue histórico, y los medios no estuvieron al nivel que merecía su gesta. Solo queda esperar que, para su próxima conquista, que seguro que no tardará en llegar, la traten como a la campeona que es.
En el día a día del deporte, no hay ningún trato discriminatorio. Lo asegura Patricia Rodríguez, quien confiesa que jamás ha recibido ningún tratamiento diferente por parte de sus compañeros por el hecho de ser mujer. También comenta que no le afecta la falta de féminas en el deporte porque entrena con chicos y chicas por igual. Se encuentra muy a gusto entre sus compañeros, se siente una más y así la ven ellos, que no muestran reparo a la hora de golpear.
Aunque el kick-boxing continúe siendo un deporte eminentemente masculino, la púgil asegura que la participación femenina en esta disciplina está en auge. Comenta que el número de chicas que se interesa por este deporte es cada vez mayor y no solo a nivel aficionado, también está incrementando la cifra de mujeres en competiciones oficiales y, aunque en España la cantidad continúe siendo algo limitada, a nivel internacional, la participación femenina está alcanzando niveles importantes.
La vida es una lucha constante, para esta kick-boxer no solo de manera metafórica. No concibe su realidad sin este deporte. Para ella cada día es un nuevo asalto y persigue continuamente la victoria, la personal, la profesional y la deportiva. Siempre prevenida y siempre preparada para dar el golpe de efecto.
El combate fuera del ring
Patricia Rodríguez no solo pelea dentro del cuadrilátero. Cuando se quita los guantes, se sube a la ambulancia y se enfrenta a una batalla algo distinta.
Es técnica en transporte de emergencias sanitarias, por eso ha vivido, en primera línea, la crisis provocada por la Covid-19. Desde que se declaró el estado de alarma el pasado mes de marzo, hasta ahora que por fin lo hemos dejado atrás, ha seguido acudiendo a proporcionar asistencia a todo aquel que lo necesitara. Ha tenido que extremar las precauciones por si se enfrenta a algún caso relacionado con el virus y, aunque parece que la situación va remitiendo no baja la guardia.
El confinamiento no frenó su trabajo, pero sí su carrera deportiva. Su rutina cambió cuando entramos en el estado de alerta. Tuvo que remplazar el gimnasio por su casa. Asegura que no fue fácil mantener la forma física porque, aunque combinaba entrenamientos funcionales con carreras continuas, cambios de ritmo en la calle y alimentación equilibrada, la intensidad no era la misma.
Su disciplina volvió a desarrollarse en el mes de junio, tras la entrada en la fase tres de la desescalada. Aún así, al tratarse de un deporte de contacto, los entrenamientos no son igual que antes ya que solo se permite el entreno individual, con sacos, pero nada de técnica en parejas.
Antes del confinamiento provocado por la crisis sanitaria,Patricia Rodríguez se preparaba para una competición que iba a tener lugar en mayo. El torneo se canceló y de momento no hay nuevas fechas. Ella asegura que para competir necesita condiciones óptimas de preparación y que actualmente no dispone de ellas, pero confiesa que tiene infinitas ganas de volver a entrenar y competir al máximo nivel.