El TEA inauguró el pasado 26 de octubre de 2016 la exposición del pintor tinerfeño Óscar Domínguez basada en su estancia en Checoslovaquia entre 1946 y 1949. La presentación continuará hasta el próximo día 30 de abril en horario de martes a domingo de 10.00 a 22.00 horas. La muestra, que cuenta con numerosas obras vanguardistas y surrealistas, y en la que se observa cierta influencia picassiana, cuenta con ejemplares de gran tamaño traídos desde República Checa, en donde se cuelgan habitualmente dichas obras.
El artista, nacido en Tenerife en 1906, pasó a la historia de la pintura moderna como uno de los grandes representantes del siglo XX, como también lo fue Picasso, una de sus influencias más directas, Dalí o Miró. Una de sus exposiciones más reconocidas fue en el año en el que llegó a la ciudad checa de Praga, que lo acogió durante los siguientes tres años. En ella expuso 12 obras que hoy se pueden ver en el recinto santacrucero. Su especial relación con el arte francés y sus representantes, lo llevó a obtener una clara distinción frente a estos por parte del público, debido al mensaje, las características y el trasfondo sencillo y comprensible de sus piezas.
En esta ocasión, en la exhibición se incluyen no solo dibujos y cuadros realizados por el autor, sino que también se pueden ojear libros biográficos, recopilatorios de sus creaciones, mensajes y fotografías reales de la trascendencia y éxito que tuvo Domínguez en el mundo de la pintura occidental.
Así, muchas de las que hoy se cuelgan en el espacio cultural de la capital reflejan esos movimientos y cambios en la disciplina de una época que buscaba representar al creador de una manera tácita en la forma del dibujo o los colores usados. Sin duda, esta cita resulta de gran reclamo para los asistentes y demuestra cómo fue el despertar de una estrella canaria durante un siglo muy marcado socialmente.