Vivimos en un momento de crisis. España se encuentra en un confinamiento que tiene las bases de una película de Hollywood. Lo nunca visto, una situación de emergencia sanitaria que nos tiene en vilo. Hace apenas un mes los medios de comunicación de todo el Mundo hablaban del coronavirus como un virus solo latente en China. Pero eso ha cambiado. Ahora, pocos escapan del COVID-19. Pero no es lo único que ha llegado. También lo han hecho los bulos, las opiniones maquilladas de información y las conspiraciones.
Desde el crecimiento de esta pandemia Internet ofrece miles de datos que, lejos de ser ciertos, buscan trasmitir información a la ciudadanía. Sin buscar en lo más recóndito, encontramos la primera conspiración: el virus fue creado. Encontramos lo que yo voy a denominar El caso inventado, un conjunto de informaciones que han venido diciendo que la enfermedad fue resultado de un invento en un laboratorio en Wuhan, cuyo objetivo era reducir la población mundial. Obviamente, pura conspiración que, por muy descabellado que parezca, mucha gente habrá creído. Así pues, debemos ser escrupulosos con lo que leemos, la información que nos llega.
Por eso que hay que tener en cuenta el papel que tienen los medios de comunicación y los periodistas. Un papel que es fundamental: informar solo y exclusivamente de los hechos reales. En momentos de crisis no hay que dejar que lo que digan unos sea lo que fundamentemos como verdad absoluta, aunque nadie la tenga. Pero los medios son los únicos que se acercan, considerablemente, a esta verdad, en definitiva, a la realidad. No creas en todos los datos u opiniones que veas en las redes y fíate de una fuente de calidad: el buen periodismo. Esa profesión que tiene como objetivo informar de la verdad.