María Isabel Menéndez, licenciada en Periodismo y profesora en la Universidad de Burgos, ejerce también en la actualidad como directora de la Unidad de Igualdad de Oportunidades y es experta en estudios de las Mujeres, Feministas y de Género. En torno a esta temática giró su ponencia titulada Golosinas visuales: el feminismo ante la biopolítica, que tuvo lugar ayer viernes en el Aula Polivalente de la Facultad de Educación de la ULL.«Con el nombre de esta intervención buscamos una metáfora de la mercantilización del cuerpo de las mujeres», señaló.
Así pues, Isabel Menéndez consideró que hay una invisibilización de la figura femenina en los medios de comunicación y que “cuando aparecen salen estereotipadas, ya que el mundo y la televisión prefieren mostrar la belleza, la juventud, la delgadez y las mujeres de piel blanca”.
“Estamos construyendo un marco estético que establece el modelo que se debe cumplir», aseguró la ponente, “los sesgos que tiene la sociedad no deben convertirse en el patrón a seguir”. Sin embargo, el problema no radica en la mujer que toma su propia decisión de cuidarse, sino, según la directora de la Unidad de Igualdad de Oportunidades, en aquellas instituciones que establecen un prototipo en la sociedad, y que afecta al resto de mujeres.
Estética, fertilidad y sexualidad: las tres técnicas disciplinarias
En su conferencia, definió la biopolítica como aquella que “instrumentaliza el cuerpo femenino mediante un modelo neoliberal y postfeminista y lo convierte en un espacio simbólico, domesticado, mediante tres técnicas disciplinarias”, que son la estética, la fertilidad y la sexualidad.
Con respecto a la primera, diferenció entre aquellas que se preocupan por cumplir con la dieta, y las denominadas “impuras del SXXI, por no responder a las imágenes estéticas”, aclaró Menéndez. Asimismo, extrapoló el concepto de estética a la prensa deportiva, reflejado en numerosos deportes como el voleibol. En este sentido, añadió que “siempre salen las nalgas de la jugadora, nunca su cara”.
Por otro lado, en la fertilidad hizo alusión al vientre de alquiler y puso de ejemplo la India para hace una crítica a la libertad de elección por no aceptar un cambio de opinión, es decir, “si ‘los padres de intención’ o compradores se niegan en el último momento a quedarse con el bebé, este se queda a cargo de una mujer pobre que no pude hacerse cargo de él. Por el contrario, ellas no pueden interrumpir su embarazo”, argumentó la docente.
«El feminismo es colectivo»
Por último, en la técnica de la sexualidad comentó: “No hay una igualdad entre mujeres y hombres si se concibe la sexualidad como una compra” y, además, hizo referencia a la existencia del postfeminismo para explicar que rompe con el concepto original en el momento que “muchas mujeres dicen ‘este cuerpo es mío’ y lo venden en un mercado. Por eso debemos diferenciar la lucha individual de la colectiva. El feminismo es colectivo y la libertad individual solo desarticula el mensaje feminista”.
Para combatir con todos los problemas y enfrentarse a las críticas, la profesora de la Universidad de Burgos concluyó que “el feminismo debe ser una lucha colectiva, por eso, necesita reintroducirse en las agendas. El 8M fue un ejemplo de que están empezando a cambiar las cosas”.