A lo largo del mes de enero del año pasado, el Instituto Nacional de Estadística registró un total de 12 480 personas, en frecuencia, de nacionalidad venezolana residentes en Tenerife. Este número representa el 24,8 % de la población inmigrante residente en la Isla y del total de la población de origen latinoamericano un 46,7 % son de Venezuela. Los datos reflejan el resultado de un proceso migratorio que ha durado décadas. Un proceso migratorio que une las dos costas del Atlántico. Un proceso que ha dado como resultado un mestizaje cultural de generaciones. Y, además, un proceso que muestra la presencia de la comunidad venezolana en las Islas Canarias.
Venezuela es un país del sur de América, que desde inicios del siglo XXI se ha sumergido en una crisis humanitaria de carácter político, económico y social debido al gobierno corrupto del difunto Hugo Chávez, y su vicepresidente, actual dictador del país, Nicolas Maduro. La corrupción, los asesinatos, la extrema inflación, la falta de alimentos y medicina han generado la salida masiva de la población.
La comunidad venezolana huyó, huye y seguirá huyendo de su país hasta que la situación pueda superarse. ¿Qué diferencia hay con otras crisis de otros países? El pasado migratorio que arropa a Venezuela, que, a lo largo de la historia, ha sido un punto de acogida para el Mundo. Se apreció durante el gobierno del dictador español Francisco Franco. La dictadura generó una salida del país urgente, desde exiliados políticos hasta personas que huían por su sexualidad.
El Instituto Español de Emigración estima que, entre 1959 y 1973, más de un millón de personas de origen español dejaron Europa. El destino de la mayoría fue Venezuela que se mostraba como una de las grandes potencias del sur por la venta de reservas de petróleo, minerales y turismo de encanto.
No existe argumento a la xenofobia
Desde las Islas Canarias numerosas personas dejaron a sus familias para ir a Venezuela, hacer dinero y poder volver con los bolsillos llenos. Así fue. La comunidad española fue recibida en el país donde iniciaron sus emprendimientos y lograron hacer que la economía venezolana aumentara. Se escucha poco algún caso de xenofobia, racismo o discriminación a alguien de origen español. Diferente a lo que viven muchas personas venezolanas a día de hoy en España.
La comunidad española y venezolana ha estado unida desde el descubrimiento de América. En pleno siglo XXI se ven en las calles actos violentos por la nacionalidad, lo que supone un retroceso como humanidad. Sin embargo, las personas venezolanas se han buscado un hueco, han conseguido unirse y saber mantenerse fuera de la negatividad que pueda existir. Han intentado buscar un nombre y trabajar para mantener a sus familias, tal y como lo hicieron las personas españolas hace años.
El asociacionismo es una herramienta que ha utilizado este porcentaje de la población, residente en Tenerife, para convivir con la comunidad. De este forma nacieron la Asociación Solidaridad Venezuela y la Asociación Amigos Canarios Venezolanos Forjadores de Libertades.
Marcela Maspero obtuvo la nacionalidad española gracias a su madre. Dedicó toda su vida en Venezuela a la lucha social y fue dirigente sindical, algo que le dio formación en diálogo social. Sin embargo, su pasión la llevó a salir del país perseguida por denunciar, ante la Organización Internacional del Trabajo, los secuestros y persecuciones a otras personas activas del debate sindical.
Maspero es la presidenta de la Asociación Solidaridad Venezuela y considera que la propia política migratoria de España favorece el discurso desfavorable a la migación. Señala que «no hay un canario que no tenga relación, de tercero o cuarto, con Venezuela. Siempre ha habido un familiar, una madre, un hijo, un cuñado o alguien que conocemos y vivió en Venezuela». La presidenta añade que «gracias a eso sacó adelante a su familia. En general, la acogida es amistosa y con mucho cariño. Pero las políticas públicas que existen en España, porque la política migratoria depende de la Secretaría de Estado de migraciones, están en contra de la migración».
«No hay persona canaria que no tenga relación, de tercero o cuarto, con Venezuela»
«No nos importa fregar un piso y que nos esté explotando un ama de llaves de un hotel. Tampoco importa que tengamos que cuidar a personas con alzhéimer y tengamos que cargar 120 kilos pesando sesenta kilos. La gente de Venezuela está acostumbrada a trabajar, a ganarse con el sudor de nuestra frente lo que necesita para vivir», manifiesta Maspero. Considera que las leyes son injustas tanto para el colectivo migrante como para el migrante retornado, nacido en España pero que creció en Venezuela.
La presidenta opina que existe un racismo y xenofobia que está creciendo en las instituciones públicas. Afirma que «se da desde los centros de salud, hasta los órganos de la policía, en la seguridad social y que tienen que ver con una política de estado que es negativa para los migrantes».
Carlos Blondell es el presidente de la Asociación de Amigos Canarios Venezolanos Forjadores de Libertades. Es militar retirado con el cargo de capitán y estuvo en contra del gobierno del dictador Chávez, por ello fue exiliado de Venezuela en el año 2002. Vivió en diferentes países y provincias de España. En el año 2011 regresó a Tenerife y junto a Elena Fumero, exalcaldesa del municipio tinerfeño de Arico, formó la organización no gubernamental con el fin de minimizar los traumas tras dejar la familia atrás.
«No hay una canalización para reinsertarse en la sociedad lo más pronto posible»
«Considero que no hay normativas o estatutos que coordinen el estado venezolano y el español, lo que dificulta la homologación de sus títulos. Siempre hay obstáculos y es incómodo y doloroso ver que llegan dando tumbos. No hay una canalización para reinsertarse en la sociedad lo más pronto posible», asegura Blondell.
El presidente considera que Canarias es el lugar idóneo para emigrar debido a su relación cultural con Venezuela, que al igual que Maspero, señala que la pasión y cariño que tiene la comunidad del Archipiélago, unida a su folclore y tradición, se asemeja al abrigo que tiene toda la población venezolana con su país.
Desde el año 2018 han llegado miles de personas de origen venezolano a Tenerife, entre ellas Leída Pantoja, que en febrero de ese año tuvo que dejar el norte de Venezuela con su familia, a través de la frontera con Colombia para así llegar a las Islas. «Salir de Venezuela para mi fue fácil. Fue una decisión que se había tomado con anterioridad, con mucho tiempo. Es difícil salir de tu país, dejar a tu familia, llegar y encontrarte con cosas nuevas. Eso fue lo más difícil para mi», señala.
Opina que hay que cambiar muchas cosas para apoyar al colectivo inmigrante latinoamericano y recuerda que «llegas aquí y quieres trabajar en un área y te exigen un título para eso. Si sientes que eres capaz no debería haber un impedimento. Y si una persona quiere aprender, ¿por qué no darle la oportunidad?».
La migración de Venezuela continuará con los años hacia España hasta que la situación del país mejore y todas estas personas, separadas de su hogar y familia, puedan regresar a su país de origen. Sin embargo, más que un problema o fenómeno, se debe de ver como una oportunidad para reforzar los lazos con un país que siempre ha estado conectado con el territorio español. Desde 1492 cuando llegó la colonización a tierra americana, hasta 2023, donde cada mes llegan personas al Archipiélago desde diferentes partes del Mundo.