Cabrera trabaja actualmente en una monografía sobre las fábricas conserveras de Lanzarote. Foto: T. López.
Cabrera trabaja actualmente en una monografía sobre las fábricas conserveras de Lanzarote. Foto: T. López.

«La pesca, en peligro de extinción»

ULL

 

Gloria Cabrera es docente en los grados de Antropología, Sociología e Historia de la ULL. Licenciada en Filosofía, con su tesis Los hombres y las mujeres de la mar (1995), centrada en la isla de La Graciosa. Así, se convirtió en pionera en los estudios de género de la pesca en España. Cabrera defiende una Antropología que sirva para resolver problemas como el racismo, machismo o clasismo. Su última obra publicada, Somos costeras: Las mujeres y la pesca artesanal en Canarias (2022), sigue esta misma línea de visibilización de la actividad femenina en la pesca artesanal, ampliándose a todo el archipiélago. En la actualidad, trabaja en la creación de otra monografía sobre las fábricas conserveras de Lanzarote, la cual prevé finalizar para el próximo año.

Una Antropología independiente


A lo largo de su carrera, la doctora ha seguido diferentes líneas de investigación. En la primera parte de su formación, recibía becas mientras realizaba su doctorado, el cual dirigió el catedrático jubilado Alberto Galván. Tras esto, colaboró en proyectos subvencionados donde, a menudo, solo realizaba alguna aportación. «En aquellos años se premiaban los trabajos que tuvieran mujeres integradas en el equipo y una estrategia para conseguir subvenciones era incluirlas aunque solo figuraran y no escribieran», recuerda.

Tras la crisis económica de 2008, experimentó una tercera fase donde las subvenciones se redujeron al máximo. «Estaban copadas por gente que tenía más méritos, por lo que la gente novel como yo no teníamos mucha oportunidades», explica al respecto. En esta situación, decidió incursionar en lo que llama «Antropología independiente». Consiste en utilizar los recursos propios en simbiosis con la buena voluntad de las personas implicadas en proyectos comunes. La idea de fondo consiste en visibilizar las experiencias de las poblaciones locales, permitiendo desarrollar investigaciones en la línea deseada.

El modelo permite una total libertad para escoger temas y desarrollarlos, ya que para adscribirse a ayudas oficiales, es necesario ceñirse a las líneas consideradas prioritarias. Según explica la antropóloga: «Si estás interesada en otros temas los tienes que camuflar, por lo cual es un doble trabajo: conseguir subvención para hacer algo que quieres pero tener que cumplir con otras metas fijadas en otras líneas».

A pesar de la libertad que ofrece, también presenta una importante desventaja: la escasez de recursos económicos. Para esta situación, Cabrera apunta varias soluciones: «Hay que recurrir a las redes sociales, lazos de amistad, grupos de activistas y gente que trabaje también sin ánimo de lucro». Otro inconveniente es que el personal investigador debe emplear sus vacaciones para avanzar. «Yo lo llamo «vacaciones de trabajo», ya se va convirtiendo en un hábito, porque soy asalariada y solo puedo disponer de tres o cuatro semanas de permiso», señala.

«El racismo, clasismo y el machismo nos afectan como enfermedades culturales»


La docente se ha adscrito al actual movimiento de la «Antropología poscolonial», que tiene como objetivo prioritario denunciar las relaciones de colonialidad que promueve el sistema económico neoliberal imperante. Esto incluye el abuso por parte de las grandes potencias hacia los países del tercer mundo. «Estos países aniquilan los recursos y usan a su población como mano de obra barata, llegando en ocasiones a regímenes de semiesclavitud», describe Cabrera.

Dicho neocolonialismo genera un profundo racismo entre las potencias ricas y las empobrecidas, a las que se les han extraído valiosos recursos. «Cuando las economías locales finalmente se arruinan, se generan emigraciones masivas, que es lo que experimentamos en el llamado primer mundo», explica la doctora. Al producirse la llegada de población inmigrante, se suelen generar actitudes de xenofobia. Uno de los grupos más afectados son las mujeres, que quedan atravesadas por una triple categorización: mujeres, pobres y racializadas.

Gloria Cabrera está comprometida a contribuir con su trabajo para enfrentar estos problemas sociales modernos. «El racismo, el machismo y el clasismo nos afectan como enfermedades culturales y debemos enfrentarlos colectivamente», asevera.

Crisis de la pesca y soberanía alimentaria


Dentro de su especialidad, Cabrera denuncia la destrucción progresiva de la pesca en Canarias. «La pesca es un sector en peligro de extinción», afirma con rotundidad. En ese sentido, destaca que, a pesar de estar rodeada por 1500 kilómetros de litoral y ser una fuente barata de proteína, la población canaria es una de las que menos pescado per cápita consume en España. Sobre ello, la doctora también señala: «Se están produciendo epistemicidios, como decimos en Antropología, destrucción de los saberes necesarios para explotar esos bancos pesqueros en el futuro, lo cual es doblemente dramático».

La situación descrita genera una mayor dependencia con el exterior, impidiendo la soberanía alimentaria. La antropóloga achaca al turismo parte del retroceso de la pesca, ya que ambos sectores luchan a menudo por los entornos costeros. Según comenta, la terciarización de la economía y la pérdida de los conocimientos pesqueros colocan a Canarias en una situación vulnerable. «Cuando haya una crisis de este monocultivo (turístico) tendremos que marchar, porque aquí no tendremos recursos para siquiera alimentarnos», sentencia.

El papel de la población en este aspecto es crucial, ya que si la gente decidiera consumir más pesado, estas comunidades tendrían mayor incentivo en su trabajo y mejorarían sus condiciones. Según defiende la antropóloga, esto atraería a la gente joven a cubrir esos puestos de trabajo, ya que actualmente hay falta de relevo generacional. «Quedan los cuatro que quedan, cuando acaben de jubilarse habrán pasado a la historia», comenta.

«Sin las mujeres, las comunidades pesqueras habrían desaparecido»


A largo de su carrera, se ha dedicado a deconstruir el androcentrismo dentro de su propia disciplina. «Casi todos los estudios estaban centrados en las actividades, ideas y palabras de los hombres, y la mitad de las poblaciones humanas estaban desatendidas», explica. Ese fue el germen de su tesis doctoral,  publicada en 1998, la primera en el estado español en abordar el papel de la mujer en una población pesquera: Transformaciones socioeconómicas, organización del trabajo e ideologías del género. La población pesquera de La Graciosa.

En esa línea continúa en Somos costeras: Las mujeres y la pesca artesanal en Canarias, su última obra hasta la fecha. El libro es una aproximación a la imprescindible labor de estas grandes olvidadas, que va desde el marisqueo a la administración de las cofradías de pescadores. «Se ha subestimado su papel y, sin embargo, sin las mujeres las comunidades pesqueras habrían desaparecido ya hace tiempo», reivindica Cabrera.

Ellas realizan una doble o triple jornada: no solo se encargan de la venta, circulación o manipulación del pescado sino que también realizan el trabajo doméstico, que aún recae en gran medida sobre ellas. También, en épocas del año donde no se puede salir al mar, se pluriemplean como camareras o limpiadoras de casas. En palabras de la autora: «Son la columna vertebral y lo seguirían siendo si recibieran el apoyo institucional y de la ciudadanía para que esa forma de vida no desaparezca».

 

Objetivo 4 - EDUCACIÓN DE CALIDAD Objetivo 5 - IGUALDAD DE GÉNERO Objetivo 10 - REDUCCIÓN DE LAS DESIGUALDADES Objetivo 11 - CIUDADES Y COMUNIDADES SOSTENIBLES Objetivo 17 - ALIANZAS PARA LOGRAR LOS OBJETIVOS

Siempre me ha gustado ver la belleza en todo lo que me rodea. Actualmente soy estudiante en los grados de Periodismo e Historia del Arte en la Universidad de La Laguna.

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