Es la imagen del otro. De su supervivencia. De la familia. Es la imagen de la madre, pero también del padre. Es la imagen de la falta de recursos, pero también de los cuidados. La imagen que ilustra este artículo fue tomada en el Sáhara. En los campamentos de refugiados de Tinduf. Es el encuentro de la vida y la lucha por permanecer en ella, donde el desierto abraza lo árido, lo seco, la tierra de nadie, pero la tierra de todos que da cobijo y une. Es la tierra que fue hogar cuando ya no había donde. Son los tramos hechos de arena y tormenta. No todos lo saben, pero en los desiertos llovía y corrían ríos, pero hace ya tiempo que no llueve, que el cambio climático azota al continente africano, que el agua no insiste y la vida corre peligro.
Bini es un padre de familia que nos enseña el desierto. Migra hacia Europa cuando es necesario para poder traer algo para su familia porque de donde él viene ya no queda nada. Nos enseña el desierto y su inmensidad. El calor y la arena cumplen una misión expansiva que cubre todo el lugar. No hay nada ni nadie que pueda practicar la huida inmediata sin sentir la agitación en su cuerpo pensando en vivir allí sin los recursos necesarios. Solo las bestias que persisten el calor son capaces de sobrevivir un tiempo considerable sin agua y comida. Son enormes, majestuosas y dotadas para vivir en los extremos. Son resistentes, como los pueblos.
Bini cuida del ejemplar de la foto, una hembra joven con su cría. La madre compartirá la leche de su cría con su familia, con la de Bini. Él cuidará de la camella y de su cría. Ella, a cambio, alimentará a su familia. La supervivencia en el desierto tiene que ver con la reciprocidad y generosidad. Tiene que ver con la familia y con la resistencia. Tiene que ver con la lucha y la supervivencia.
«Bini ahora mismo es el único refugio y la única salvación de la bestia»
En la foto hay un encuentro amistoso, y con esto no quiero dar a entender que jueguen ni nada por el estilo, Bini tiene que hacer que la cría se acostumbre a tolerarlo y en el intento que a los ojos puede parecer algo violento por el chillido que manifiesta la cría, no tiene nada que ver, su madre consiente esa relación, podría atacarlo y herirlo gravemente por ver a su cría en apuros, pero no lo hará. No lo entiende como una amenaza. Hay una relación de reciprocidad y de confianza que marca el encuentro.
Hay un proceso complejo detrás de esta imagen, una construcción de cuidados y trabajo constante para que la camella sobreviva, por más acostumbrada que esté a vivir en lugares áridos, el cambio climático que ha hecho que, incluso en las estaciones en las que llueve, ya no lo haga. Por lo tanto, no contará ni con agua, ni con alimentos. Bini ahora mismo es el único refugio y la única salvación de la bestia.
En la imagen vemos las patas de la madre atadas. Es para que no se pierda, sobre todo, en época de celo. Perderse podría suponer una muerte segura para el animal. Mientras, Bini agarra a la cría de la cola para separarlas. Necesita sacar leche de las ubres y encerrar a la cría junto a otras, en una especie de corral para que esta no se la beba toda y Bini pueda llevar leche a su casa.