No ha sido un trabajo fácil, pero, gracias a los científicos que han colaborado en este proyecto, durante cuatro semanas se han podido recoger muestras de polvo mineral desértico y hollín suspendido en el aire. Este hace referencia a una sustancia que forma el humo y que se queda en la superficie cuando sale, provocada por los múltiples incendios que tienen lugar en el África tropical. Para ello han usado captadores de aerosoles y boyas marinas.
El profesor e investigador de la Universidad Autónoma de Barcelona, Antoni Rosell, impulsor del estudio, destaca la importancia que tiene el polvo para regular el clima global del Planeta, ya que contribuye a su enfriamiento, pues, al estar suspendido en el aire, hace una especie de ‘efecto pantalla’ a la luz solar y consigue que esta se refleje en el espacio. De ahí deriva la trascendencia del proyecto, que pretende analizar en profundidad este polvo mineral, su composición, cómo transportarlo y sus efectos en distintas partes de mundo.
No obstante, esta no es la única función de la partícula. Los científicos han revelado que al depositarse al mar, a causa de los nutrientes que aporta, permite fertilizar el agua, contribuyendo a una mayor producción de algas, que ayudan a absorber el CO2 de la atmósfera.
Este hallazgo significa mucho para la Tierra, pues, como sabemos, son muchos los factores que contribuyen a acentuar el cambio climático, como la contaminación por los gases de los automóviles o la tala indiscriminada de árboles. Sin embargo, gracias a la labor de unos pocos se podrá hacer reconstrucciones de los cambios ocurridos en el pasado, y de esta manera, predecir los procesos y las nuevas tendencias del futuro.