La Universidad de La Laguna celebró hoy 12 de diciembre un acto con motivo del cuadragésimo aniversario de la muerte de Javier Fernández Quesada, abatido a las puertas del Edificio Central de la Universidad en medio de una carga policial, y tras la celebración de una jornada de huelga general. La familia del homenajeado, su madre y sus dos hermanos, estuvieron presentes en la sesión, en la que también participaron el alcalde de La Laguna, José Alberto Díaz, el historiador Domingo Gari Hayek y el entonces diputado provincial por el PSOE Luis Fajardo. El acto se acompañó de la inauguración de una exposición bibliográfica que recoge documentos de aquellos convulsos años de comienzos de la transición.
Todos los participantes reconocieron el hecho principal: la muerte de Fernández Quesada fue injusta y desproporcionada, fruto además de un momento de total impunidad judicial. Gari Hayek, especialista en esa época, puso en contexto aquel momento histórico, señalando que 1977 fue el año de mayor nivel de conflictividad laboral en la isla, con huelgas de diversos colectivos profesionales que pujaban por una mejora en sus condiciones de trabajo. Especialmente intensa fue la de los conductores de guaguas, quienes acumularon amplia experiencia sindical y que se vio apoyada por los vecinos que ayudaban al sostén de estos durante las largas jornadas de paro.
Huelga general
En aquel contexto se planteó una convocatoria de huelga general para el 12 de diciembre. “Nadie sospechaba”, apuntó el historiador, “que la jornada acabaría con la tragedia de un estudiante muerto en la propia Universidad”. Lo cierto es que a raíz de estos paros los conductores de guaguas mejoraron en mucho sus condiciones laborales, consiguiendo acuerdos que superaban incluso los recientes Pactos de la Moncloa. Tras la retirada de los sectores mayoritarios de la manifestación de ese día, la Guardia Civil, de forma sorpresiva, entró en la universidad y cargó contra los estudiantes que estaban en la escalinata del Edificio Central.
Por su parte, el alcalde de La Laguna se definió como “hijo consciente de la transición” y aprovechó para agradecer a líderes políticos y activistas del momento su lucha para hacer posible el marco democrático del que hoy disfrutamos, sin importar la ideología política que se tenga. Por eso, afirmó que la corporación municipal no olvida lo sucedido, porque no quiere perder la memoria histórica.
La sesión, celebrada en la Sala de Arte Paraninfo, cobró especial emoción cuando intervino Carlos Fernández Quesada, hermano de Javier, quien vivió los hechos muy de cerca porque además residía en La Laguna junto a Javier y otro hermano. “Creo que la comisión encuestadora fue un ‘paripé’, porque no se tuvieron en cuenta las declaraciones que allí se efectuaron, entre ellas la mía”.
Placa conmemorativa
El rector, Antonio Martinón, entregó una placa conmemorativa a la madre del alumno, Dolores Quesada, quien repitió varias veces que ojalá este acto no hubiese tenido que celebrarse. “Lo que sucedió hace cuarenta años hay que situarlo en aquel momento histórico”, apuntó el rector, para añadir que “Javier fue uno de los que contribuyó modestamente al cambio de este país. La pequeña piedra que él aportó se convirtió luego en una montaña de dimensiones muy importantes para lograr dejar atrás el grotesco modelo de la dictadura y llegar a la democracia que, aunque sea imperfecta, es democracia”.