Alrededor de 150 personas, entre vicerrectores y responsables de servicios de universidades de todo el país, se reunieron hoy jueves 22 de marzo en el Paraninfo de la Universidad de La Laguna para participar en la reunión sectorial de la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas (CRUE) sobre sostenibilidad. Los centros académicos españoles, mucho antes de la definición de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que marca la Agenda 2030 de la ONU, ya habían puesto en marcha políticas de este estilo en los diversos campus. Existe de hecho una red de la CRUE, dedicada a estos asuntos, que empezó hace quince años con tan solo 15 instituciones académica y de la que hoy forman parte 45.
El presidente de la sectorial de la CRUE en sostenibilidad es el rector de la Universidad de Oviedo, Santiago García Granda, quien declaró en el acto de inauguración de estas jornadas que “el desarrollo sostenible pretende no poner en riesgo los recursos del mañana”. También sostuvo que en el ámbito universitario se está llevando a cabo de forma palpable políticas de igualdad de género y de la promoción de hábitos saludables que encajan perfectamente en esta agenda.
Martinón: «A través de la autonomía universitaria, debemos exigirnos responder a las demandas de la sociedad, y la sostenibilidad es una de ellas»
El rector de la ULL, Antonio Martinón, afirmó que dichos temas forman parte del compromiso del gobierno de la universidad. ”A través de la autonomía universitaria, debemos exigirnos a nosotros mismos responder a las demandas de la sociedad, y la sostenibilidad es una de ellas”.
La vicerrectora de Infraestructuras y Servicios Universitarios, Norena Martín, agradeció que CRUE haya elegido el centro lagunero como sede del encuentro. Asimismo, habló de la iniciativa denominada Pausa Saludable, un proyecto pionero y transversal de la ULL que ha tenido impacto en los estudiantes, especialmente en periodos de estudio, motivándoles a parar cinco minutos y activar sus músculos.
El director general de Trabajo del Gobierno de Canarias, José Miguel González, señaló que la cultura preventiva en las sociedades desarrolladas resulta básica y forma parte de la estructura del sistema, lo que ha hecho que los índices de siniestralidad sean cada vez menores. Por su parte, José Antonio Valbuena, consejero del Cabildo de Tenerife, añadió que las universidades han demostrado estar muy por delante de otras administraciones para implementar la Agenda 2030. “De aquí saldrán en unos años los responsables políticos y empresariales, con lo que la formación del alumnado en este aspecto servirá para dirigir y pilotar el futuro de una manera más sostenible”, indicó.
Formando a los líderes del futuro en Objetivos de Desarrollo Sostenible
Gabriel Ferrero de Loma-Osorio, quien ha sido asesor sénior de políticas en el equipo para la planificación del desarrollo post-2015 de la Oficina Ejecutiva del Secretario General de las Naciones Unidas y que hoy ejerce como tal en la Secretaría de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica y el Caribe, fue el primero en intervenir. Así, afirmó que la agenda marca una hoja de ruta hasta 2030 que, pese a ser ambiciosa, es factible. «Implica a ayuntamientos, municipalidades, comunidades autónomas, países y órganos supranacionales. Invita a la responsabilidad de todos, además de ser multisectorial e interdisciplinar”, remarcó.
Se trata de una oportunidad extraordinaria para contribuir a su éxito, pero también es una brújula clara sobre el mundo que queremos en veinte o treinta años, aseguró el ponente. “Las universidades tienen en este escenario un rol clave, porque son un sistema que puede orientarse hacia la sostenibilidad», admitió. Para ejemplificar esta idea, agregó que los centros educativos superiores son “micro ciudades, micro territorios”, con miles de habitantes diarios que pueden ser un laboratorio de sostenibilidad y que tenga luego “efecto tracción”.
“De las universidades, en cuatro o seis años, saldrán los decisores públicos. Si las ODS no están en ellos es muy difícil que se hagan realidad”, añadió el representante de la Secretaría de Estado, además de que la investigación tiene también un papel importante a través del desarrollo de proyectos. “Pero para ello tiene que haber un liderazgo claro de los equipos rectorales. Además, hay que contar con los estímulos y los marcos regulatorios propicios para que esto pueda darse”.
El 95 % de las universidades conoce la Agenda 2030
Por su parte, Pastora Martínez, de la Universitat Oberta de Catalunya, presentó la encuesta de universidades españolas acerca de la Agenda 2030, a cargo de la CRUE. Antes de exponer sus resultados, la conferenciante hizo referencia a que por primera vez aparece la palabra ciencia para resolver los grandes retos globales. “Las instituciones universitarias nos hemos visto interpeladas directamente y aunque la responsabilidad política es del Gobierno de España, que es quien ha firmado su compromiso, todos somos responsables porque el Ejecutivo solo no lo puede conseguir”.
Entrando en la encuesta, en la que participaron el 87% de las universidades del país, con datos recogidos entre diciembre de 2017 y febrero de 2018, preguntadas los centros sobre el grado de conocimiento de la Agenda 2030, hay un alto grado de conocimiento sustentado en un 95%. Tres cuartas partes de los encuestados acordaron que se trata de una cuestión integral, que no se puede abordar desde un único concepto. Sin embargo, la actuación de cada una es diferente, porque solo la mitad dice trabajarlo de forma integral, mientras que la otra mitad dice que no.
La aproximación a estos propósitos se están abordando de manera interdisciplinar, como se desprende del cuestionario. Todos se están trabajando desde la formación y la investigación, en la mayoría de los casos, mientras que en gestión universitaria hay una respuesta más dispar, con mayor prevalencia en cuestiones de género. En alianzas, se está trabajando con empresas del tercer sector.
Como conclusiones, Martínez reseñó que ahora toca una labor de sensibilización y socialización dentro de los campus, porque si bien los equipos directivos ya tienen la Agenda 2030 incorporada a su quehacer diario, falta implicar al resto de la comunidad. La experta concluyó que es importante la conexión con otras comisiones sectoriales de la CRUE, para que la voz de las universidades en el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sea una voz unívoca y fuerte.