Desde los años sesenta con Los Beatles, hasta la actualidad con BTS, las comunidades de fanes se han convertido en un elemento fundamental del mundo de la música. Antes, enviar cartas a los buzones de mensajería era la única manera de contactar con los famosos. Hoy, con un par de clics interactúan con sus seguidores. Los fandoms tienen su hueco especial en las redes sociales, donde se relacionan más que nunca y encuentran nuevas maneras de expresar su devoción. No cabe duda de que, y lo digo por experiencia propia, el fenómeno fan cambia tanto la vida de los artistas como las de sus admiradores.
Las redes sociales han permitido que se lleve a cabo una despersonalización de los fanes, ya que es bastante común que tengan de foto de perfil a su ídolo o que lo incluyan de algún modo también en su alias. Es decir, no importa que no den a conocer su identidad, solo que apoyen a su artista favorito. Y cumpliendo con este único requisito, se puede empezar a formar parte de la comunidad fan, en el que hasta los nuevos son recibidos con mensajes de bienvenida.
Poco a poco, participando en votaciones de premios musicales o hashtags que creen los mismos fandoms para romper YouTube cuando se lanza un videoclip, entre muchas otras actividades, es fácil conseguir muchos seguidores. Sin embargo, estos usuarios también suelen hablar de sus vidas personales, por lo que, sin querer, se van transformando en algo más que individuos que se limitan a apoyar a la misma persona que tú. Dentro de estas familias virtuales, incluso algunas cuentas son más conocidas, en los KatyCats, fandom de Katy Perry, lo es por ejemplo @ChrisAntonaaci1. La mayoría de las veces ocurre por tener muchas fotos con la estrella o tener opiniones controvertidas.
«Ya no solo se trata de tener un grupo de fanáticos con el que volar para ir a un concierto, sino de crear amistades»
En mi adolescencia fui una de esas admiradoras activas y conseguí más de mil seguidores en Twitter. Pero esa cifra solo sirve para dar reputación en la red, así que lo que más valoro de mi experiencia es conocer a gente de todas las partes y, sobre todo, mantener el contacto con ellas en la actualidad. Son personas que se han vuelto cercanas con el paso del tiempo y con las que se tengo una relación especial por el vínculo que nos une. Ya no solo se trata de tener un grupo de fanáticos con el que volar para ir a un concierto, sino de crear amistades. La música es capaz de mover y conmover al Mundo. Asimismo, los fanes a veces cruzan las barreras de la industria musical y actúan en otros ámbitos. Los del pop surcoraeno, el k-pop, por ejemplo, boicotearon el primer mitín de campaña electoral de Donald Trump en Oklahoma reservando los asientos. Solo pudieron acudir 6900 personas al BOK Center Arena, de un total de aforo de 19 000 plazas.
A diferencia de décadas pasadas, hoy en día contamos con muchas más formas de contactar con los artistas. Muchos de ellos hacen follow spree, es decir, siguen a las cuentas que contesten a su tuit durante un breve periodo de tiempo; dan «me gusta» a publicaciones, una simple acción que nos hace inmensamente felices; contestan a mensajes privados, y hasta te pueden llamar por tu nombre cuando te ven en la vida real porque te conocen de Internet. Bueno, para conseguir algo de lo anterior es importante tener suerte si se trata de un famoso internacional. Pero no pasa nada, si somos capaces de espera años por un nuevo álbum o por una fecha de concierto en nuestro país, también tenemos paciencia y esperanza de que nos respondan. Compromiso es algo que no falta en la comunidad fan.