Trinidad Bernal Samper es una de las especialistas más importantes, tanto a nivel estatal como europeo, en cuestión de mediación de conflictos en el ámbito familiar y judicial. La doctora en Psicología visitó la Universidad de La Laguna con motivo de la charla Campaña de Sensibilización y Empoderamiento en situaciones de conflicto, que ofreció este pasado jueves 8 de noviembre. La conferencia forma parte de un proyecto que cuenta con el apoyo del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social.
¿Con qué objetivo se desarrolla esta campaña? “Los ciudadanos de ahora tienen una idea general de que cuando tienen un conflicto con alguien o una persona les ha hecho daño, piensan que la única manera de resolverlo es acudir a un juzgado y que un juez les diga lo que tienen que hacer. La mediación lo que proporciona es una medida extrajudicial para llegar a acuerdos consensuados entre las partes de forma privada. Y que, luego, si las personas así lo quieren, pueden formalizar estos convenios realizados previamente en un juzgado, evitando que una tercera persona decida por ellos”.
¿Cuál es la estructura de esta idea? “Se han diseñado ocho imágenes, todas ellas creadas por un equipo de comunicación para que los ciudadanos se identifiquen. Una de ellas es, por ejemplo, una pareja de jóvenes separadas por un muro y su hijo en medio con un testimonio donde dice que ‘las personas que se divorcian y aprenden a ser padres en esta situación es algo que beneficia a todos’. En vez de que un magistrado dictamine cómo deben cuidar a sus hijos o cómo deben repartirse los bienes, se busca que las personas sean partícipes de la solución a estos problemas”.
“En vez de que un magistrado dictamine, se busca que las personas sean partícipes de la solución”
¿Cómo surge este proyecto divulgativo? “La Fundación Atyme se creó en 1990 y llevamos 28 años trabajando por y para la mediación. Yo diseñé el primer programa de ámbito estatal y, en un principio, se aplicó solo a las rupturas de pareja. En aquel momento, era un desconocimiento total que el divorcio se podía trabajar de otra manera, así que casi todo el mundo optaba por ir a la pelea en lugar de resolver las cosas de una manera cívica. Entonces, a partir de esta iniciativa, se fue ampliando el campo de acción a otras situaciones donde la conciliación tiene éxito”.
¿Por qué ahora? “Porque después de todo lo que se ha hecho durante estos 28 años, la sociedad española sigue sin saber qué es la mediación. Es muy triste porque se está perdiendo la posibilidad de que podamos vivir de una manera decente sin tanto conflicto de por medio. Es verdad que todo lo que hay al nuestro alrededor nos induce a pensar que la única manera siempre es la fuerza, la imposición o la vía judicial. Hay otras formas como la palabra, con un espacio adecuado para comunicarse, decir lo que se quiere, lo que no quiere y el porqué de las cosas”.
También tiene un centro de resolución de conflictos llamado Apside. ¿Qué nos puede contar acerca de él? “Apside fue el primer centro que monté en 1990. Como después era necesario llevar la actividad desde un ámbito más social, lo que hice fue crear la Asociación Atyme. Después de esto, pasamos a ser Fundación. Lo que hacen las dos entidades ahora mismo es colaborar para la formación de mediadores, aparte de otros profesionales”.
“No hay demanda para todos los mediadores que quieren ejercer»
Ha impartido varios cursos en Tenerife y publicado el informe ‘Conflicto familiar y mediación’ para el Colegio de Psicólogos de la Isla… “Sí, he colaborado mucho. El Colegio Oficial de Psicólogos de Tenerife y el Centro de la Familia son dos instituciones que han contado siempre conmigo durante bastantes años. Esta vez también me han brindado su apoyo para estos eventos, al igual que la Facultad de Psicología de la ULL cediéndonos voluntariamente el salón de actos”.
En una entrevista que hizo en 2016 para Diario Mediación analizó la historia de la mediación. En ella, comentó que todavía le faltaba mucha promoción y apoyo de las instituciones. ¿Considera que la situación ha cambiado? “Lo que se ha notado es una gran cantidad de profesionales que se han formado en mediación. Pero claro, la enseñanza en una materia de estas características se ha tomado exclusivamente como memorización, es decir, como contenidos. Es indudable que hay que conocer, pero el mediador necesita formarse personalmente para trabajar el conflicto. Lo que sí se ha dado una avalancha de numerosos expertos que conocen la mediación, y muy pocos ciudadanos que desconocen su existencia. No hay demanda suficiente para los mediadores que quieren ejercer”.
Ha escrito muchas novelas enfocadas a los conflictos familiares, judiciales y mercantiles. ¿Tiene pensado alguna nueva a la vista? “El primer libro que saqué fue en 1998 y va por la sexta edición. Actualmente estoy más introducida en el proyecto de investigación que comenté antes. Además de la Fundación, hemos llevado a cabo tres investigaciones. La primera, con parejas separadas tras 25 años de matrimonio. Seguidamente, analizamos relaciones conyugales de larga duración y hemos detectado, incluso, cómo el cambio social ha afectado al mundo de la familia. Por otro lado, hicimos un estudio de hijos y mediación. Entrevistamos a personas de 20 y 30 años que tenían en torno a 7 y 10 cuando sus padres se separaron. Te explican su percepción y la influencia positiva que ha tenido la mediación en sus vidas».
“Nuestra actividad promueve mucho la creatividad y la flexibilidad mental”
Para cualquiera que esté interesado en el mundo de la mediación, ¿qué le recomienda? “En primer lugar, que se pregunte si es solo cuestión de ilusión teórica o realmente tiene ganas de cambiar cosas. La mediación promueve mucho la creatividad y la flexibilidad mental. También, la posibilidad de que cosas que parecen utópicas lleguen a serlo. Debe ser una persona que no ponga pegas en romper con la tradición y que tenga paciencia”.
¿Tienen futuro estas profesiones y actividades? “Soy muy optimista. Si no, no estaría tantos años estudiando este tema. Confío en la mediación, creo que es una de las soluciones más interesantes. Lo que sí es verdad es que aún no hemos conseguido interesar, y no sé el porqué, a los medios de comunicación. Tienen un papel enorme para transmitir a los ciudadanos todo lo que concierne a este tema. Otro sector muy importante es el de la política. Los líderes tendrían que acudir a la mediación cuando estén inmersos en situaciones difíciles, ya que sería el mejor ejemplo que podrían darle a las personas».