Canarias recibe durante los meses de verano, por mar y aire, cerca de seis millones de turistas. Una cifra que no deja de aumentar y que toma como punto de partida las diferentes crisis habidas en el norte de África así como en Oriente Próximo. Esto, sumado a los diferentes atractivos climáticos y culturales, convierte a las Islas en un territorio enormemente atractivo para el sector hotelero y extrahotelero. Sin embargo, y acuciados por la crisis, las empresas turísticas no son las únicas que se han puesto a la caza de los vereneantes: muchas familias se lanzan al alquiler vacacional como complemento a su renta.
En Tenerife y Gran Canaria se ha aumentado hasta cerca de 30 000 viviendas las destinadas a este negocio. Ello supone, según el grupo Tinsa, el incremento del diez o veinte por cierto del precio del alquiler residencial en Canarias. Si bien las raíces del conflicto han tenido su punto álgido en la ciudad de Barcelona, ya comienzan a haber algunos indicios dentro del Archipiélago. Así ocurre con los profesores que se movilizan para cubrir su plaza en Lanzarote y que lenta, pero inexorablemente, podría afectar a los estudiantes de las universidades isleñas, siendo la Universidad de La Laguna uno de los principales focos de acción del mercado inmobiliario estudiantil.
«Lo que hay que debatir es cómo lograremos gestionar el crecimiento, los límites así como los usos de este mercado»
Ricardo Jesús Díaz, profesor en Ciencias Empresariales en la Universidad de La Laguna así como experto en Comercio Exterior, advierte de cómo estas comparaciones pueden dar lugar a un esquema equívoco de la actividad turística isleña. Por un lado, destaca que “si bien Barcelona o Sevilla poseen un turismo masivo en comparación con Canarias, las Islas se caracterizan por no tener una estacionalidad turística a lo largo del año”.
Es decir, es común la imagen del turista paseando por Garachico o Adeje tanto en invierno como en verano. Además, habría que destacar la centralización de la explotación empresarial, que se reduce a un 2 % del territorio que se ubica en la zona sur mientras que en la Ciudad Condal se caracteriza por “la segmentación de la actividad turística, la cual se reparte desde el de sol y playa hasta el cultural”.
“Estas dos realidades turísticas que ahora están medio enfrentadas van a tener que convivir por una sencilla razón: porque el turista así lo ha decidido. El cliente manda”, afirma el profesor. Y es que, lejos del concepto sobre la “calidad” que se vende desde los anuncios publicitarios de hoteles de cinco estrellas, el docente aclara que este va según “las necesidades del cliente”. Además, recalca que esto “no es realmente la discusión que deberíamos de estar teniendo, sino que lo que hay que debatir es cómo lograremos gestionar el crecimiento, los límites y los usos del mercado”.
Las dos caras: el estudiante y el beneficiario
Este crecimiento todavía no ha enraizado en la parte norte de Tenerife, pero ya comienza a dar sus primeros coletazos. Es el caso de Paula Peña, procedente de Gran Canaria y estudiante de Periodismo de la ULL. En la actualidad busca alquilar un piso en el área del municipio de La Laguna para el próximo año académico junto a sus compañeras. A ellas les supone un reto encontrar una vivienda desde estas fechas: “Todos los caseros con los que he hablado están interesados en alquilar desde verano, independientemente de la duración de la estancia”.
Un paso más adelante se encuentra Bruno, que actualmente trabaja como becario en una empresa informática y busca alquilar en Santa Cruz de Tenerife. Una de las dificultades que se ha encontrado ha sido las trabas burocráticas: “En muchas ocasiones con mes de alquiler, fianza y avalista era suficiente. Sin embargo, ahora hay que añadirle un contrato indefinido o de funcionario”.
No obstante, las voces de los diferentes implicados nos ayudan a definir el marco de la acción. Pedro Hernández, hospedador y usuario de las páginas de alquiler turístico, comenta que realmente habría que plantearse cuáles son los beneficios ya que “dependiendo de las circunstancias, tampoco es tan rentable como podría parecer”.
Los datos que maneja en cada transacción son los siguientes: del importe que abona un huésped, el intermediario (la plataforma digital) recibe un 7 %. Luego, al propietario se le descuenta un 3 % en concepto de comisión de servicio. Además, el Gobierno canario se queda con un 7 % en concepto de IGIC. A pesar de ello, apuesta por una coexistencia de las propuestas turísticas, y confía en que “la propia competencia actúe como reguladora del mercado”.
Decreto sobre viviendas vacacionales
Canarias posee competencias en esta materia y ha ejercido su regulación a través de la Ley 7/1995 de Ordenación del Turismo de Canarias. En el año 2015 se publicó en el BOC (Boletín Oficial de Canarias) la última modificación del Decreto 113/2015 sobre viviendas vacacionales. Y aunque se haya recurrido a las diferentes modificaciones de la Ley, se pretende un “beneficio social de esta actividad sin que pudiera limitarse la competencia y suponer un monopolio del sector turístico». Sin embargo, desde que en junio de 2017 se trasladara la intención de un nuevo plan de acción por parte de la ahora exconsejera María Teresa Lorenzo, aún no se ha hecho nada al respecto.
Un planteamiento que, tal y como declara tajantemente Ricardo Jesús Díaz, “solo perjudica al ciudadano canario, quien quiere tributar y pagar por su actividad empresarial pero que a su vez tiene miedo, ya que no sabe a qué atenerse”.