Se consideran vegetarianas aquellas personas que no consumen ningún tipo de carne, incluidos aves, pescados y mariscos. En 2020 se determinó que un 5 % de la población mundial sigue este tipo de dieta. Esto equivaldría a 375 millones de personas en todo el Planeta. Y aunque hace poco te miraban raro por decir en público que no comías animales, en la actualidad es cada vez mas frecuente ver opciones veggie en los menús de bares, restaurantes e, incluso, en supermercados. Pero, ¿cuáles son los motivos por los que cada vez más gente se suma a este tipo de dieta?
Las personas no nacen con una alimentación no cárnica, establecen este tipo de regímenes según las situaciones y experiencias que viven a lo largo de su vida. Todo ello, ligado inconscientemente a una ristra de preguntas y afirmaciones incesables por parte de la sociedad, que parece no comprender el impacto de la producción masiva. Como si dejar de consumir todos esos alimentos nos hiciera extraterrestres.
La Universidad de Luund, en Suecia, junto a la Universidad de Columbia Británica, en Canadá, han realizado varios estudios en los que se concluye que la dieta vegetariana es uno de los factores clave para poder reducir los gases de efecto invernadero. Asimismo, los datos proporcionados por la Universidad de New Hampshire, en Estados Unidos, establecen que este tipo de alimentación reducen los impactos medioambientales entre un 42 % y un 84 %.
La industria cárnica es una de las más contaminantes en el Planeta por varios factores: El agua que se consume, tanto por parte de los animales como la que se utiliza en el proceso de producción, y los gases de efecto invernadero, producidos por las flatulencias de las vacas.
«La industria ganadera genera más del 14 % de las emisiones de gases de efecto invernadero»
Según la Organización de las Naciones Unidas para la alimentación (FAO) la industria ganadera genera más del 14 % de las emisiones de gases de efecto invernadero. Esto se produce principalmente por el metano y otros gases de las flatulencias animales. Del mismo modo, la producción de este alimento contamina los suelos y las aguas subterráneas por culpa de la elevada concentración de excrementos y residuos fármacos.
Para producir un kilo de proteína animal se requieren más de 15 000 litros de agua, mientras que para la misma cantidad de arroz tan solo se necesitan 2500 litros. El gasto de agua que requieren las carnes es excesivo e insostenible en el sistema que tenemos. Alimentarse a base de cárnicos a diario, no solo no es saludable, sino que además acelera el cambio climático. Lo peor sin duda es el derroche de alimentos. Cada europeo tira al año 179 kilogramos de comida ¿para qué demandamos un nivel de productividad masiva si se va a desperdiciar?
Seamos sostenibles y ayudemos al planeta. Demandemos un sistema justo donde el consumo no vaya ligado a malgastar, sino a mejorar. Hagamos un uso responsable del agua y la energía, seamos éticos con la Tierra. Somos parte de un ecosistema y sin él, los seres humanos no tenderíamos cabida. Cuidémoslo antes de que sea demasiado tarde para hacer algo. El cambio climático es una realidad.