Nayra González es estudiante del grado de Biología y, hace unos meses, realizó el curso de agricultura ecológica ofertado por la Fundación General de la ULL. Estuvo organizado por el Vicerrectorado de Relaciones con la Sociedad, la Asociación de Antiguos Alumnos y Amigos de la Universidad de La Laguna y el Seminario Permanente de este sector de la ULL. La alumna, muy interesada en el desarrollo sostenible, considera que la ecología debería estar más presente en el día a día. Ahora cuenta cuál ha sido su experiencia y porqué lo recomienda a cualquier persona.
¿Cómo conociste la existencia de este curso? ¿En qué consiste? «Me informé de todo a través de la web de la Fundación. Es un ciclo de seis meses especializado en la iniciación a la agricultura ecológica con un total de 30 plazas disponibles. La mayoría de los alumnos no eran estudiantes de la Universidad. Teníamos clase los viernes de cuatro a siete de la tarde, y se dividían en dos partes: una hora de explicación teórica y el resto práctica en el terreno».
¿Lo consideras útil para tu formación? «Sí. Creo que son conocimientos complementarios que pueden abrir puertas fuera del laboratorio y así dejar de encasillar a la biología. Pero, en general, creo que todo el mundo debería saber lo mínimo sobre esta práctica porque proporciona trabajo y es positiva para la salud».
«La agricultura ecológica es una actividad muy dura y poco valorada»
¿Cuál es tu opinión personal sobre la agricultura ecológica? «Pienso que durante muchos años se ha abusado de los productos químicos en los cultivos industriales, cosa que ha repercutido mucho en la salud humana. Por esta razón creo que es necesario fomentar más la agricultura para paliar daños, tanto en las personas como en el medio ambiente».
¿Te ves en un futuro trabajando en algo relacionado con esto? «La verdad es que no me importaría trabajar en esta rama o utilizarla como complemento a la biología. Es una actividad muy dura y que ahora no está muy valorada, por lo que creo que es difícil desarrollarlo como un empleo. En el taller tuve la suerte de conocer a gente que está intentando trabajar en este mundo por su cuenta y, hasta el momento, son muchas las restricciones y normas que deben cumplirse frente al sector convencional. En definitiva, hay mucho control para garantizar el sello ecológico, lo que provoca que los productos sean más caros y se vendan en un mercado poco conocido».
«Las instalaciones de la ULL podrían mejorar para adecuarse más a la sostenibilidad»
¿Animarías a la gente a conocer cómo se lleva a cabo la agricultura ecológica?¿Recomendarías el curso? «Pues la verdad que me ha gustado mucho. He recordado cosas que ya sabía y he aprendido otras nuevas que he llevado a la práctica en casa. Es algo que requiere esfuerzo y paciencia, pero sin duda alguna se lo recomiendo a cualquiera. No hace falta que trabajen como agricultores, pero sí deben darle una oportunidad al curso y experimentar con la tierra teniendo sus propios cultivos. Es una experiencia muy gratificante porque el resultado es algo hecho por tus manos y tu esfuerzo».
¿Consideras que la ULL está implicada en el desarrollo sostenible? «Opino que sí. La Universidad cuenta con una Cátedra de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, y me consta que en los últimos años se han realizado diversos talleres y debates sobre el tema con la finalidad de sensibilizar a la comunidad universitaria. Sin embargo, en las instalaciones todavía queda mucho por mejorar».