La exposición a la radiación de microondas. Foto: Dees Illustration.

No hay posibilidad de vivir sin rodearse de campos electromagnéticos

Ciencias de la Salud

La hipersensibilidad electromagnética o electrosensibilidad es un padecimiento que surge por la exposición a los campos electromágneticos como explica el Informe sobre Radiofrecuencias y Salud 2016 del Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud (CCARS). La Sociedad Española de Síndrome de Sensibilidad Central (SESSEC) indica que los síntomas de este trastorno pueden ser: «fatiga, alteraciones del sueño, dolores de cabeza, malestar, depresión, pérdida de memoria, alteraciones visuales, irritabilidad, alteraciones de la audición, erupciones cutáneas, palpitaciones, dificultades de movimiento y náuseas».

El profesor de Física de la Universidad de La Laguna Fernando Lahoz explica que los campos electromagnéticos son «una propiedad que tiene el espacio y hace que unas cargas eléctricas interaccionen con otras que están a distancia». Esa comunicación se produce en forma de onda y esta genera una radiación. Asimismo, se diferencian debido a su variación en el tiempo. Se clasifican en un rango enorme en el que pueden ser de muy baja hasta altísima frecuencia.

La radiación que emite el wifi, las señales para móvil o la telefonía móvil es mediante microondas. «El efecto principal que tiene de interaccionar con el cuerpo humano es el calentamiento», agrega el docente. Así señala que es reducido como para producir un efecto perjudicial en la salud al menos a corto plazo. A pesar de ello, «lo que se está estudiando es qué efecto puede tener ese pequeño calentamiento a muy largo plazo cuando uno está sometido a esa emisión durante muchos años», añade el físico.

Un 0.001 % de la gente podría estar sufriendo electrosensibilidad en grado severo


En la publicación de la organización SESSEC se menciona que «no hay registros oficiales y, por tanto, no hay información precisa sobre cuántas personas puedan estar padeciendo hipersensibilidad electromagnética». También se señala que un 0.001 % de la gente podría estar sufriendo electrosensibilidad en grado severo, según estimaciones de asociaciones de afectados.

Por otro lado, el informe de CCARS indica que «las personas que se declaran hipersensibles no son capaces de distinguir, en condiciones experimentales, si están expuestas o no a los campos electromagnéticos». Por tanto, este trastorno no es una enfermedad reconocida en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-OMS) que se encarga de elaborar la Organización Mundial de la Salud.

Según afirma el físico, «nuestro cuerpo está formado por átomos con carga eléctrica, al igual que la silla, el suéter hasta el aire que respiramos». Entonces, los campos electromagnéticos están en todas partes. Sin embargo, apunta que los enfermos pueden «apantallarse», es decir, vivir en una casa diseñada para que absorba toda la radiación de microondas y no deje que penetre en el interior. Para ello, habría que fabricar una jaula de Faraday, habitáculo de metal en el cual el campo electromagnético es nulo.

Sergio Hernández, asesor en Geobiología y técnico superior en Salud Ambiental, considera que para que aquellas personas afectadas por la hipersensibilidad puedan tener una casa «sana» es necesario observar varios parámetros. Entre estos estarían, además de la contaminación electromagnética, los compuestos orgánicos volátiles, sustancias químicas que contienen carbono, que son desprendidos por muebles o textiles y pueden llegar a ser nocivos. Incluso habría que tomar en consideración las radiaciones naturales, que serían las procedentes del espacio, de la propia Tierra o del cuerpo humano.

El asesor comenta que, para disminuir la emisión de baja frecuencia, originada por la electricidad de la vivienda, lo ideal sería intentar poseer el menor número posible de aparatos eléctricos conectados. Así, asevera: «Sobre todo en la zona de la cama procurar no tener nada enchufado que no esté debidamente apantallado, que cuente con algún material que frene la radiación, la disminuya o derive a tierra». El docente de la ULL también considera que lo mejor es desenchufar los electrodomésticos pero «no funcionarían ni la lavadora, ni el frigorífico ni el secador de pelo». Propone intentar no acercarlos al cuerpo.

«No hay demostración científica de que la exposición a la telefonía móvil produzca efectos dañinos»


Respecto al móvil, Hernández apunta que «sería una fuente de contaminación si lo tenemos en la habitación cargando durante toda la noche o incluso si está activado tenerlo cerca de la cabeza no es buena idea». Por el contrario, el profesor de Física subraya que no se ha probado que cargar el móvil en el dormitorio produzca ningún efecto dañino.

Aun así, explica que las microondas que generan estos dispositivos están en todo el espacio. Para reducirlas se tendrían que alejar de uno mismo. «Si lo tienes sujeto con la mano lo recomendable es no pegarlo a la oreja», sugiere Lohaz. Además, añade que «el efecto de las distancias en las radiaciones electromagnéticas es muy importante». De este modo, un par de centímetros de distancia evitan el «pequeño calentamiento» que se produce por el contacto físico.

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