La nomofobia es una nueva psicopatología de la que queda mucho por estudiar. Foto: PULL

Nomofobia: la cadena invisible que te esclaviza poco a poco al móvil

Sociedad

La audiencia lo reconoce. En una votación pública en redes sociales llevada a cabo por los editores del diccionario Cambrigde, los usuarios eligieron la palabra «nomofobia» (de la expresión en inglés no mobile phone phobia) como la palabra del año 2018. En una era en la que los smartphones dominan casi cualquier ámbito de nuestra existencia, el temor a ser incapaz de comunicarse a través del teléfono móvil o de otros aparatos tecnológicos tiene nombre y está presente hoy más que nunca.

En esta sociedad moderna 4.0 en la que acrónimos tan simples como 5G, RA (realidad aumentada), IA (inteligencia artificial) o RV (realidad virtual) albergan detrás innovaciones sin precedentes en la historia, una nueva psicopatología aparece: la nomofobia. La permanente navegación por la red y la instantaneidad de la mensajería online ha desencadenado en parte de la población mundial síntomas como la obsesión por tener el teléfono siempre cargado o la ansiedad ante el pensamiento de no poder utilizarlo por cualquier motivo, sea la falta de datos o la ausencia de cobertura. Esto provoca la evasión constante de cualquier tipo de situación en la que se vaya a dar alguna de las circunstancias mencionadas anteriormente, lo que dificulta el desarrollo de una vida normal.

El equipo de investigación de la Universidad Internacional de La Rioja, Cyberbullying-OUT, publicó en 2017 en Actas Españolas de Psiquiatría el primer estudio en España que muestra ciertos indicadores de fiabilidad y validez para la evaluación de este problema. Las estadísticas muestran que los adolescentes y los jóvenes son el sector más vulnerable para padecer esta adicción. Asimismo, los resultados sustentan que la franja de edad con mayor prevalencia está comprendida entre los 14 y 16 años y que las chicas presentan puntuaciones más altas que los chicos.

Además, este mismo grupo está profundizando en el desarrollo y validación instrumental de otros problemas como el FOMO (Fear of Missing Out, o miedo a perderse algo) muchas veces asociado a la nomofobia y a un estilo de vida hiperconectado e incluso el estudio del posible uso patológico de los videojuegos.

Te apagarás antes de que se apague él


Hace casi 50 años que el primer teléfono móvil vio la luz. Fue el Dyna TAC 8000X, de la compañía Motorola. Desde entonces, innovación tras innovación, los móviles han dejado de ser unos meros ladrillos con los hacer llamadas o enviar SMS para convertirse en unas súper máquinas polivalentes. Hoy en día son capaces de sustituir aparatos analógicos como el despertador, la calculadora o incluso la televisión. Todo cabe en la palma de la mano.

Anuncios como el del nuevo iPhone XR de Apple incitan aún más el consumo desenfrenado de tecnología. «Te apagarás tú antes que él». Una frase inocente con la que se pretende alardear de la durabilidad de la batería del dispositivo, pero que quizás pueda alentar un mayor uso descontrolado de este. A lo mejor la culpa es de los gigantes tecnológicos que nos venden muy bien sus productos, ¿pero es que acaso nosotros mismos no somos capaces de resistirnos a esa tentación?

Una reciente investigación de la Facultad de Psicología de la Universidad de Granada ha analizado los rasgos de personalidad que acentúan o protegen a cada persona de sufrir este tipo de adicción. De las conclusiones obtenidas, se puede desgranar que factores como «los valores, la predisposición a colaborar, y la espiritualidad cercana a las corrientes de crecimiento personal tolerantes socialmente, empáticas, serviciales y compasivas» sirven de escudo ante la nomofobia.

El espejo negro de nuestra existencia del siglo XXI


El control que la gente tiene de la realidad está cambiando. Si bien es cierto que las TIC facilitan la vida diaria, en ocasiones la pueden complicar. Sumergirnos en el maremágnum de información que circula cada día en línea supone un estrés cognitivo del que muchas veces no somos conscientes.

Ahora Internet significa todo para la sociedad. Aunque su invención fue aparentemente inocua, todos nos estamos dando cuenta poco a poco de que la cadena invisible que nos ata a nuestro dispositivo móvil se hace cada vez más inquebrantable. Esta locura ha llegado hasta tal punto, que los algoritmos de la red nos conocen mejor que muchas personas de nuestro alrededor.

El mal uso de la tecnología puede llevar a situaciones tan rocambolescas como las que suceden en Black Mirror y aunque no lo parezca, las historias que suceden en la trama están muy cerca de suceder en la realidad. «Me encanta que la gente, tras ver Black Mirror, empiece a detectar en su vida fenómenos muy parecidos a lo que criticamos en la serie. Esta es la intención», afirma Charlie Broker, creador de la serie. A pesar de que es una representación ficticia que nace de la mente de Brooker, no cabe duda de que reflejan a la perfección los riesgos a los que estamos expuestos si no se prioriza una buena educación en el empleo de las tecnologías.

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