Juan Carlos Santamanta. Foto: Sofía Ramos

«Los mayores nos han inculcado una cultura del ahorro del agua»

ULL

Juan Carlos Santamarta Cerezal, doctor en Ingeniería Hidráulica y Energética por la Universidad Politécnica de Madrid y profesor asociado de la ETS Ingeniería Agraria en la Universidad de La Laguna, es el ganador del IX Premio de Investigación Agustín de Betancourt gracias al trabajo Minería del agua en islas y terrenos volcánicos. Este galardón tiene especialmente en cuenta la calidad de la investigación, tanto a nivel científico como social, la aplicabilidad real a medio-corto plazo o su utilidad e interés para el entorno socioeconómico, entre otros aspectos.

¿Por qué eligió la rama de ingeniería? “Principalmente, porque veía que lo que se estudiaba en los planes de estudio en aquella época tenía mucha aplicación en mejorar las condiciones de vida de las personas. Desde muy pequeño me atrajo el medio ambiente y el agua. Viví muchos años en León, donde la mayoría del paisaje lo forman montes, ríos, embalses y pozos mineros. Decidí entonces, estudiar en la Universidad Politécnica de Madrid ingeniería de montes y completarla posteriormente con los estudios de ingeniería civil y minas. En definitiva, me desarrollé en un campo que me ha traído muchas satisfacciones, sobre todo porque he podido viajar por todo el mundo, principalmente islas, conocer muchas culturas y en definitiva solucionar problemas de la manera más económica que es lo que entiendo que debe hacer un ingeniero. Mis últimos años profesionales los he dedicado a la investigación y a la formación integral de nuevos ingenieros, no sólo en Canarias si no en diferentes universidades nacionales e internacionales con las que colaboro en programas de especialización y doctorado”.

A raíz de su labor ha sido galardonado con el IX Premio de Investigación Agustín de Betancourt, ¿qué ha significado para usted este reconocimiento? “Lo primero es agradecer a la Fundación CajaCanarias este importante galardón. Este reconocimiento significa mucho para mí a todos los niveles. Por un lado, una gran responsabilidad recibirlo, por el respeto que me trasmiten los científicos que han recibido este premio. Por otro lado, la importancia a nivel mundial que tiene la persona que da nombre al galardón, el ilustre ingeniero canario Agustín de Betancourt, el cual, investigó en los campos más diversos de la ingeniería y fue fundador de las primeras escuelas de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, en España y Rusia».

Están de aniversario… «Exacto. Este año se cumplen 260 años de su nacimiento. Creo que es un ejemplo para todos los que nos dedicamos a la ingeniería y, humildemente, pienso que se debería resaltar más su figura como canario universal al igual que se hace en Rusia, donde desarrolló la mayor de su actividad profesional y académica. Por último, me honra enormemente que me lo haya otorgado un pueblo que me acogió, hace ya, más de 15 años. Canarias, ha sido una tierra que me ha tratado como a un canario más y que me ha permitido desarrollarme como persona y a nivel profesional. Llevo con mucho orgullo, el nombre de esta región en los proyectos y actividades que llevamos a cabo en nuestra actividad académica. Por ese motivo, en nuestro grupo de investigación, uno de nuestros principales criterios en nuestras investigaciones es mejorar el conocimiento y desarrollo de las islas, sobre todo de sus habitantes”.

«Si esa cultura no hubiera existido no tendríamos el desarrollo económico del que disfrutamos en la actualidad»


El Aula Cultural del Agua de la Universidad de La Laguna es una de esas creaciones que conecta con su trabajo, además es director de la misma. ¿Qué tipo de estudios y trabajos se realiza en ella? “Esta supone un nexo entre la universidad y la sociedad. En ella desarrollamos numerosas actividades para divulgar y promocionar la cultural del agua y su ingeniería en Canarias. También realizamos actividades fuera de las islas. Por ejemplo, los cursos de especialización de aguas subterráneas en islas volcánicas en la Universidad de Barcelona ya van por su VII edición. Además, organizamos numerosas jornadas relacionadas con el agua, el terreno y la energía, como el hidrogeodía o el día mundial de los bosques.  Desde hace 3 años, convocamos el Premio Día Mundial del Agua, destinado a reconocer a los estudiantes de las universidades canarias que opten por realizar un trabajo de fin de grado o máster que solucione un problema relacionado con esta cuestión en las islas volcánicas, o bien, que amplíe el conocimiento sobre la misma. También, con estas actividades, se busca motivar a futuros investigadores o profesionales que estén vinculados en el sector del ciclo integral del agua, puesto que entendemos que es vital para el desarrollo del Archipiélago canario”.

¿Existe una cultura del agua en Canarias por parte de la población? “Absolutamente sí. De hecho, si esa cultura del agua no hubiera existido, no tendríamos el desarrollo económico del que disfrutamos en la actualidad. Además, se da en todas las islas, donde se pueden describir estrategias para la conservación y aprovechamiento del agua como las maretas, las gavias, nateros, enarenados, incluso las galerías y la innumerable red de canales que existen que incluso con la técnica que existe ahora, serían casi imposibles de ejecutar económica y técnicamente hablando. Por otro lado, está la cultura del agua en el uso del recurso. Nuestros mayores nos han inculcado una cultura del ahorro del agua y de no malgastarla, es una herencia que no debemos olvidar. Pero creo, por otro lado, que se está perdiendo, por lo que veo necesario rescatarla para formar a los más jóvenes en este sentido. La actividad divulgativa es fundamental y echo en falta un Museo Canario del Agua. Por mi parte, hace años creé el centro de investigación aplicada del agua Biblioteca del Agua en Canarias, para que no se perdiera el legado escrito relacionado con el agua en las Islas y se digitalizara para su estudio. Pero son necesarias más iniciativas y el apoyo de la Administración para mantener viva la cultural del agua en Canarias”.

Vivimos en islas, rodeados de agua, no obstante, los recursos hídricos y energéticos escasean en nuestro territorio. ¿Qué tipo de medidas de nueva creación recomendaría? “Fundamentalmente la eficiencia en el uso de ambos recursos, el agua y la energía. Es obvio que en las islas existe un binomio agua-energía. Necesitamos energía para captar el agua, transportarla y producirla industrialmente como en las plantas desalinizadoras de agua de mar. En el aspecto energético, creo que la apuesta es clara, un matrimonio energético entre la producción convencional de energía y las energías renovables, reduciendo poco a poco el papel de las primeras, siguiendo la tendencia de la transición energética del País. Sugeriría que es necesario investigar más en el sector de las energías producidas por el mar, que todavía están en un estado incipiente. En Canarias, en un futuro próximo podría ser una realidad el abastecimiento por esas tecnologías. Con respecto al agua, no nos podemos permitir perder cantidades importantes del recurso en las redes de transporte (canales), nos lastra bastante el aprovechamiento eficiente del agua este sentido. Siempre es más barato ahorrar o no perder ese metro cúbico de agua en el transporte, que producirlo en una planta desalinizadora de agua de mar por los costes energéticos de esta tecnología”.

«Están las técnicas básicas de eficiencia en el uso del recurso, como cerrar el grifo cuando nos lavamos los dientes»


¿Hay algo que puedan hacer los ciudadanos al respecto? “Como dije, recuperar la cultura del agua, el ahorro del recurso hídrico y la formación de los más jóvenes. Por otro lado, están las técnicas básicas de eficiencia en el uso del recurso, como cerrar  el grifo cuando nos lavamos los dientes, aprovechar en algunos casos el agua de lluvia en zonas rurales y la reducción de la descarga de las cisternas en los baños. Solo con eso en Canarias se ahorrarían cuatro millones de euros en costes relacionados con el agua. También hay que abrir el debate, como en otras regiones de recursos hídricos limitados, de la regeneración y reutilización de aguas residuales, en futuros casos extremos de falta de recursos hídricos para abastecimiento de la población, como ya se hace en Singapur, California o Namibia”.

¿Son las palabras gestión, planificación y economía de los recursos hídricos claves en este asunto? “Por supuesto, este año he tenido la oportunidad de ser el asesor científico durante el proceso de planificación hidrológica de las Islas Canarias y puedo afirmar, sin ninguna duda, que, sin una planificación correcta de los recursos hídricos, estamos abocados al colapso y fracaso en la gestión del agua. Necesitamos saber de cuanto recurso hídrico disponemos, cómo vamos a aprovecharla sin dañar al medio ambiente y por último cuanto nos va a costar (recuperación de costes). Esto último es un tema espinoso, porque no estamos acostumbrados a pagar mucho por el agua que consumimos, que no cabe duda de que es un derecho universal, pero el precio que pagamos por ella, muchas veces no cubre el coste real de captarla o producirla industrialmente, transportarla, depurarla y reutilizarla. En definitiva, sabemos cuándo nos cuesta un kilo de aguacates en el mercado, pero no cuento pagamos por el metro cúbico de agua en nuestras casas. También, y esto es una opinión personal, debería haber diferentes tarifas en función del uso, no es lo mismo usar el agua como una necesidad básica para una familia que para regar un campo de golf”.

Lo último sobre ULL

Ir a Top