La obesidad infantil es una de las enfermedades crónicas no transmisibles más comunes en la infancia y adolescencia. En la actualidad, se considera como la epidemia del siglo XXI, especialmente después de la pandemia de la Covid-19, debido a los efectos secundarios adversos que han afectado aún más a las familias con menores ingresos y un nivel socioeconómico bajo. Durante esta fase de pandemia, se han producido cambios en nuestros hábitos, lo que ha empeorado tanto la alimentación como la actividad física y esto se ha evidenciado en diversos estudios publicados como el Estudio de Alimentación, Actividad física, Desarrollo INfantil y Obesidad en España (Aladino 2019).
Según el informe expuesto por Martínez Berriochoa, director general de la Fundación Eroski, en los años 2021 y 2022, revela que las Islas Canarias ocupan el segundo lugar entre las comunidades autónomas con mayor índice de obesidad infantil, después de Murcia. Este dato sigue siendo relevante en la actualidad, a pesar de que a menudo las personas no son conscientes de su magnitud. Por lo tanto, la obesidad infantil en Canarias es un problema de gran importancia que afecta tanto a nivel individual como a la sociedad en general y se debe actuar.
«Acarrea numerosas consecuencias negativas, como el desarrollo de enfermedades crónicas»
Esta acarrea numerosas consecuencias negativas, como el desarrollo de enfermedades crónicas, incluyendo la diabetes tipo 2 y problemas cardiovasculares que pueden incluso dar resultado a una muerte prematura. También, poseen condiciones a largo plazo, por lo que la obesidad en la infancia tiende a persistir en la edad adulta, lo que reduce considerablemente la calidad de vida. Canarias presenta una de las mayores tasas de obesidad infantil.
Asimismo, genera un impacto económico significativo debido a que los costos asociados a los tratamientos no son nada asequibles. En el Libro Blanco: Costes sociales y económicos de la obesidad y sus patologías se ha dado a conocer el gasto público destinado a la enfermedad en España donde ascienden a unos 2500 millones de euros aproximadamente.
El Gobierno de España ha propuesto una solución para abordar la obesidad infantil a través del Plan Estratégico Nacional para la Reducción de la Obesidad Infantil (2022-2030), conocido como En plan Bien. Este plan tiene como objetivo principal mejorar la salud del país en los próximos años, considerando que cuatro de cada diez niños y niñas sufren esta problemática. Para lograr una mejor solución, se busca integrar la actividad física y el deporte, una alimentación saludable, el bienestar emocional y el sueño de manera equilibrada dentro de la vida de cada individuo.
Es importante tener en cuenta que España tiene una deuda del 113,2 % del PIB, situándose entre los países con mayor deuda en relación al PIB a nivel mundial. Esta situación resalta la importancia de promover la salud como un derecho fundamental para todas las personas, ya que se ha observado una asociación entre la deuda económica de las familias con una alta probabilidad de riesgo de obesidad.
«Necesitamos soluciones a corto plazo para evitar el aumento de casos en España»
A pesar del gran potencial de este plan para generar un impacto positivo, sigue siendo desconocido para muchas personas. Por lo tanto, es necesario implementar medidas adicionales que permitan informar y concienciar a la ciudadanía sobre los diversos aspectos relacionados con la salud y el impacto que esta problemática conlleva. Necesitamos soluciones a corto plazo para evitar el aumento de casos en España.
Para lograrlo, es fundamental involucrar no solo a las familias, sino también a las escuelas y a diversas instituciones gubernamentales. Es crucial establecer una colaboración continua y promover medidas que fomenten, sobre todo, el apoyo emocional. Esta iniciativa no solo debe limitarse a Canarias o a España, sino que debe extenderse a nivel mundial. La lucha contra la obesidad requiere el compromiso de todos los sectores en la sociedad y así poder trabajar para abordar este gran desafío.