El Cabildo de Tenerife tiene como objetivo proteger los casi cien corredores ecológicos de la Isla, los cuales conectan espacios naturales de singular relevancia para la flora y fauna silvestres de la Isla. La primera actuación la llevará a cabo en los paisajes protegidos de Los Campeches, Tigaiga y Ruiz-Rambla de Castro, en el municipio de Los Realejos. En este sentido, el consejero insular de Política Territorial, Miguel Ángel Pérez, recuerda que “el objetivo prioritario es disponer de una red que mejore la conectividad ecológica de nuestro territorio”.
Miguel Ángel Pérez explica que “los corredores ecológicos pueden concebirse como elementos conectores sociales y culturales, por lo que pueden considerarse, también, corredores sociológicos, pues contribuyen a la conservación de recursos patrimoniales, como vías pecuarias, senderos, barrancos históricos o conducciones de agua; a la mejora del paisaje o a la preservación de los usos y costumbres tradicionales».
El consejero de Política Territorial aboga por “la importancia de divulgar los corredores como herramientas que contribuyen al conocimiento del patrimonio natural insular como fuente de recursos y de nuevas oportunidades”. “Comenzamos con Los Campeches, Tigaiga y Ruiz-Rambla de Castro, para ponerlo en valor y sea una experiencia que podamos exportar al resto del territorio insular”. De igual modo, hace especial hincapié en que “este trabajo no va a significar una restricción para los propietarios de los terrenos donde se localizan los corredores, en sus usos y actividades”.
Red Natura 2000
El corredor seleccionado como proyecto piloto, Los Campeches, Tigaiga y Ruiz-Rambla de Castro, es el resultado del estudio de corredores ecológicos de Tenerife, que se realizó con el objetivo de asegurar la funcionalidad de las áreas protegidas y dar coherencia a la Red Natura 2000 de la Isla, en cumplimiento de la Ley 42/2007, de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad. Así, se centra en la especie Juniperus turbinata ssp canariensis (sabina), que discurre desde la cota 130 hasta la cota 330, aproximadamente y tiene un importante papel conector de los ecosistemas de bosque termófilo y monteverde que existen en el lugar.
De igual modo, el sabinar de la Ladera de Tigaiga es una señal del bosque termófilo en el que se aprecia la transición con el monteverde seco dominado por el barbusano (Apollonias barbujana); la coexistencia de las actividades humanas con los recursos naturales presentes en la Ladera de Tigaiga confiere un alto valor paisajístico al entorno.