En el marco del XXVI Congreso de Estudiantes de Ciencias de la Salud se llevó a cabo ayer, viernes 6 de abril, en el Aula Magna de la Sección de Enfermería, un debate sobre la gestación subrogada. La discusión comenzó con la intervención de Valeria, alumna de la Universidad, que se encargó de introducir la mesa redonda. La maternidad por sustitución es una alternativa para aquellas personas que no pueden tener hijos, mediante la cual la mujer gestante sede su capacidad de embarazo a las familias que no pueden concebirlo.
Tras la mediación, comenzó la controversia, en la que hubo dos posiciones visibles: una favorable y otra desfavorable. Cada equipo, compuesto por cinco estudiantes, dispuso de cuatro minutos por persona para exponer su opinión sobre el asunto.
“Es necesaria una intervención del Estado”
El bando que se posicionaba a favor se centró en la gestación subrogada altruista, es decir, aquella por la que no se recibe ningún beneficio económico a cambio. Este caso puede darse en personas que quieren concebir un hijo para algún miembro de su familia, ya que se realizará por cuestión de solidaridad. Por otro lado, uno de los alumnos aseveró que “se puede llevar a cabo este método de forma sana si el Estado interviene y se adoptan las medidas pertinentes”.
Sin embargo, la oposición recalcaba que “el deseo de ser padre o madre se puede satisfacer adoptando a un niño ya nacido para darle una mejor vida”. Asimismo, una de las integrantes de la mesa consideró que el derecho a tener hijos no estaba recogido dentro de los Derechos Fundamentales, por lo que esto podría constituirse en tan solo un anhelo. Con respecto al supuesto altruismo de la reproducción se preguntaban, ¿por qué vamos a vender nuestro útero a un familiar?
“Muchas de las gestantes se encuentran en situación de exclusión social”
Del mismo modo, los defensores de este procedimiento consideraron que puede elaborarse un acuerdo para la venta de un bebé haciendo una comparativa con la firma de un contrato de trabajo. «En ambos casos se vende nuestra libertad a cambio de un beneficio económico». Ante esto, el otro grupo replicó preguntándose si «alguien firmaría un contrato en el que ponga que tiene que trabajar 24 horas durante los 9 meses que dura un embarazo». Además, defendieron que «muchas de las mujeres que gestan a los niños subrogados se encuentran en situación de exclusión social».