Desde la primera década del siglo XXI el Cabildo de Gran Canaria ha venido realizando anuncios sobre la instalación de una central hidroeléctrica reversible entre las presas de Chira y Soria, en Gran Canaria. Sin embargo, a día de hoy estas obras siguen sin cobrar forma. Este proyecto aún necesita la autorización definitiva del Ministerio de Industria para comenzar las obras de ingeniería civil. Pero para que este trámite se pueda llevar a cabo el Gobierno de Canarias debe emitir un informe de impacto medioambiental.
El plan ha sido adjudicado a la Red Eléctrica de España (REE), convirtiéndose en la mayor obra de ingeniería civil española. En 2016 se llevó a cabo la instalación de una planta ubicada en Santa Águeda, Mogán, con una calidad de producción de hasta 7 800 metros cúbicos al día, suponiendo un avance en la realización de este proyecto. Actualmente se prevé que las acciones se establecerán principalmente, en tres municipios de la Isla: San Bartolomé de Tirajana, Mogán y Tejeda. Pero ¿cuál es el problema que gira entorno a la instalación de esta central?
Mientras hay quienes alaban que gracias a ella se producirá el cambio definitivo que convertirá a Gran Canaria en un motor de energías renovables, otras personas consideran que solo provocará devastación y destrucción del territorio. Con todo esto, ¿cuál es la verdadera realidad?
¿Qué es una central hidroeléctrica reversible?
Antes de comenzar a tratar las ventajas y desventajas que puede ocasionar este proyecto a Gran Canaria, se debe conocer primero qué son este tipo de centrales y cómo funcionan. Una central hidroeléctrica reversible es una instalación de almacenamiento de energías que cuenta con dos embalses de agua a diferentes alturas, uno superior y otro inferior. Estas funcionan gracias a dos modos: por bombeo y por turbinación.
El modo bombeo consiste en transportar el agua desde el embalse inferior al superior. En este proceso se absorbe energía eléctrica de la red que queda almacenada en forma de energía potencial en el embalse superior. En los periodos donde el consumo de electricidad es apenas notable, normalmente en las horas de madrugada, se aprovecha la fuerza eléctrica para bombear el agua al embalse superior y la energía potencial almacenada puede ser utilizada en el proceso de turbinación.
En el modo turbinación el orden se invierte. El agua se transporta desde el embalse superior, al embalse inferior, devolviendo a la red la energía almacenada durante el bombeo. El agua almacenada circula por una tubería forzada hasta el embalse inferior, accionando las turbinas de la central e integrando en el sistema la energía renovable previamente acumulada.
Beneficios
La doctora Julieta Schallenberg, ingeniera industrial y profesora titular de la ULPGC, establece que Gran Canaria tiene una dependencia del 84 % a las combustiones petrolíferas. Sin embargo, el total de energías renovables en la Isla apenas representa un 16%. Este porcentaje corresponde a la energía eólica, mayoritariamente, y a la energía solar fotovoltaica, que se encuentra distribuida en menor medida. Por este motivo, la doctora considera necesario la instalación de centrales de hidro-bombeo que permitan el almacenamiento, disminuyendo los costes y el impacto medioambiental.
Gonzalo Piernavieja, coordinador de I+D+i del Instituto Tecnológico de Canarias (ITC) afirma que la planificación de la central hidroeléctrica del Hierro supuso un proyecto puntal y aumentó la penetración de las energías renovables, convirtiéndose en la Isla con mayor penetración. De este modo, confirma que el proyecto Chira-Soria prevé seguir la misma línea, conformando un referente para toda Canarias. «Esta central es las única manera de transformar Gran Canaria para que esté más cerca de ser 100 % renovable», sostiene.
Según la REE, promotores del proyecto, la central hidroeléctrica de bombeo constituye una infraestructura esencial para avanzar hacia la sostenibilidad del nuevo modelo energético canario, basado en las energías renovables y el respeto al medioambiente. La realización de este plan supondría una mayor garantía de suministro para la Isla, al aumentar la potencia instalada y refuerzo de la seguridad del sistema energético. Además, en caso de interrupción del suministro permitirá agilizar y reducir drásticamente los tiempos de reposición.
Por otro lado, incrementará la integración de energías renovables puesto que dispone de una instalación que aprovecha los excedentes de esta e integra una mayor cantidad de energía autóctona. De llevarse a cabo, se prevé que en 2026 la producción renovable aumente hasta el 37 %. Esto provocará una reducción adicional de las emisiones anuales de CO2 de un 20%. Del mismo modo, gracias a este proyecto, Gran Canaria contaría con una mayor independencia energética y un ahorro en los costes que supondría 122 millones de euros anuales, que se reducen de las importaciones de combustibles fósiles, más caros y más contaminantes.
Yonay Concepción, director técnico de la central hidroeléctrica Chira-Soria e ingeniero de caminos, canales y puertos, afirma que gracias a esta planificación en 2026 la penetración renovable será del 51 %, superando el 42% establecido en el Plan Nacional integrado de Energía y Clima. Añade que «la población canaria sufre un desabastecimiento de agua en los embalses, debido a la falta de lluvias, que gracias a estas acciones se prevé solucionar».
Desventajas
Por otro lado, la plataforma Salvar Chira-Soria, barranco de Arguineguín, conformada por varias asociaciones como Ben Magec-Ecologistas en Acción, Parents for Future Canarias o Los Verdes, entre otras, manifiesta que esta obra debe ser descartada, pues consideran que tendrá consecuencias irreversibles para el medio ambiente.
José Luis Porta, activista de la plataforma ciudadana Salvar Chira-Soria y especializado en tecnologías de almacenamiento de energía, establece que la elaboración de este proyecto es una equivocación innecesaria y que existen alternativas a él que no supondrían la destrucción paisajística del entorno. «El verdadero problema está en los grupos térmicos que obstaculizan las renovables y que deben ser reemplazados», subraya.
El especialista en tecnologías de almacenamiento de energías recalca que cada año Gran Canaria tira al mar un océano de masas de agua en diferentes condiciones de depuración, contaminando nuestro propio litoral. Si esta, en lugar de verterse al mar se reutilizase, la Isla tendría un suministro capaz de abastecerse por sí mismo, contradiciendo las afirmaciones sobre la falta de agua dadas por Yonay Concepción. Menciona, además que «no existe una evidencia científica, ni estudios, ni simulaciones que justifiquen la necesidad de llevar a cabo esta instalación, más allá de la propaganda y las acciones publicitarias».
La plataforma ha alegado en varias ocasiones que este proyecto supondría un atentado paisajístico en uno de los últimos espacios vírgenes que alberga el suroeste gran canario, afectando a cinco espacios naturales de la Red Natura 2000: la Zona Especial de Conservación (ZEC) Nublo II, Macizo de Tauro II, Franja Marina de Mogán y Tauro y Zona Especial de Protección de Aves (ZEPA) de Ayagaures y Pilancones
Pedro Pablo Medina, profesor asociado de la ULPGC y activista medioambiental de la plataforma salvar Chira Soria, asevera que existe un techo ecológico y sobrepasarlo supondría la destrucción del territorio. Añade que los intereses políticos y empresariales no pueden estar por encima de la sostenibilidad y el coste medioambiental. Y que además, este proyecto manipula legalmente todos los procesos para impulsarlos, como el pago realizado a ENDESA para que no interfiriese en la realización. Culpa a la empresa del oscurantismo y de la industrialización del barranco de Arguineguín, además de querer devastar 200 kilómetros cuadrados de la Isla.
Finalmente, a la espera de que el Gobierno de Canarias publique el informe sobre el impacto medioambiental, para hacer posible que el Ministerio de Industria obtenga la autorización definitiva y continuar con la planificación, Salvar Chira-Soria ha convocado una nueva manifestación el próximo 16 de octubre, en busca de la reivindicación por la conservación del paisaje.