En el box de Crossfit TNF se está bien. Las primeras palabras del entrenador enganchan: “Si eres masoquista volverás”. Desde el primer al último ejercicio la adrenalina recorre tu cuerpo mientras el tiempo del crono pasa. El ritmo cardiaco aumenta, la respiración está agitada. No puedes más. Saltar el cajón o hacer una flexión se hace imposible. En ese momento llega un compañero que no conoces de nada y te anima. Hace que creas en ti y en tus posibilidades. La gran familia que se forma no es un simple rumor. Todos somos iguales. No importa la edad, la forma física o el género. En el crossfit la mujer no es el sexo débil.
A simple vista veinte minutos de cronometro no parecen tanto. Muchos deportistas entrenan durante horas, pero hacer el máximo de rondas posibles de una rutina en este tiempo es duro. No es solo cuestión de forma física. Sin el apoyo de los que están sufriendo a tu lado y una mentalidad positiva te rendirías mucho antes.
Las ganas de mejorar día a día y la capacidad de superación son una parte esencial. Sientes la necesidad de volver al día siguiente y hacer lo que el anterior no pudiste. Acabas destruida físicamente, las agujetas son insoportables. Estás acostada en el suelo, agotada, dolorida y en silencio gritas: “¡Lo hice, lo hice!”. A partir de ese momento sientes que puedes con todo, que nada ni nadie puede pararte. Cualquier obstáculo será un reto que querrás afrontar. La felicidad te invade y te percatas de que crossfitera es lo que quieres ser.
Y dejas atrás los comentarios malos que algunos hacen sobre el crossfit. Y probamos sus múltiples beneficios: físicos y psicológicos, como la seguridad en ti misma. Además, cuentas con el respeto y apoyo de la comunidad crossfitera. ¡Me apunto!