La Organización Mundial de la Salud (OMS) agrupó el pasado mes de febrero un total de 3000 artículos mostrando las evidencias y resultados de las terapias en relación con actividades en el ámbito cultural y artístico, para una mejora en la rehabilitación, tanto mental como física, y para el bienestar general en las personas. En este sentido, Silvia Pérez Rodríguez, profesora en la Facultad de Psicología y Logopedia en el Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos de la Universidad de La Laguna, aborda los entresijos y beneficios de esta disciplina que se ha desarrollado en las última dos década.
¿Cómo elige el terapeuta el tipo de arteterapia que le puede recomendar a una persona con problemas, tanto físicos como mentales? «En relación a cómo elegimos la actividad, depende de las características de la persona. Sobre todo, basamos la actividad en su propio interés, que sean motivantes, porque realmente, lo que demuestra este estudio de la OMS es el beneficio que tiene en relación a la salud mental y, por consiguiente, el bienestar mental en la persona. Entonces, antes de asignar como terapeuta una actividad concreta, evalúas en la persona cuáles son sus actividades más gratificantes y cuales tú consideres que puedes añadir dentro de la terapia con un resultado positivo».
Este tipo de terapia esta destina a una mejora en la salud mental de la persona, aunque no haya enfermedades físicas, ¿esto se refleja en tu motivación, productividad y vitalidad del día a día? «Las personas, cuando mejoran a nivel de salud mental, suelen tener mayor vitalidad, es decir, mayor ganas de hacer cosas. Desconocemos de dónde sale tanta energía, pero realmente cuando la persona empieza a sentirse bien consigo misma, cuando empieza a creer en sus propias posibilidades, entonces, ahí, es cuando empieza a sentirse motivada y con ganas de hacer más cosas. El estado de ánimo es un movilizador del comportamiento. Muchas veces estamos tristes, apáticos, y nuestra reacción es de dejar de hacer cosas, de encerrarte en ti mismo».
Entonces nuestro cerebro interviene de forma directa en nuestra motivación física, ¿no es así? «Todo esto va vinculado con estructuras neuronales, que de ahí viene un poco la explicación de porqué esto se revierte en la salud mental y en la salud física, y es por ello que moviliza nuestro sistema central y es por eso que hace que la persona este mucho más vital».
«Siempre se ha dicho que tanto la música como el baile son terapéuticos»
Si, por ejemplo, una persona tiene depresión, ¿debería superar ciertos niveles de salud mental para hacerlo? «Más que superar esos niveles, para trabajar a nivel terapéutico y psicológico con la depresión, hay una terapia que se usa mucho, que es la activación conductual, es decir, tú orientas al paciente a que realice un cierto tipo de actividades y de acciones en su vida diaria, si la persona no inicia esa actividad habría que valorar un poco el nivel de su estado de ánimo. Pero realmente cuando la depresión no necesita un tratamiento a nivel farmacológico, podemos hacer un tratamiento terapéutico».
Como por ejemplo… «Una de las cosas que se hace es activar a la persona y pedirle, siempre con su colaboración, ya que sin eso no se puede. Yo siempre uso la frase «date la oportunidad de…». Entonces, les obligas un poco y realizas una valoración de cómo ha ido la actividad y el resultado positivo. Es verdad que cuesta mucho cuando es una depresión muy profunda, pero lo ideal es tirar de la persona para que inicie la actividad».
Y ahora, preguntándote un poco lo contrario, si es una enfermedad física ¿esta terapia puede ayudar en su recuperación? «Puede ayudar y ayuda. Siempre se ha dicho que tanto la música como el baile son terapéuticos. Al principio te dije que no elegíamos para cada paciente la actividad, sino que es el paciente es el que la elige. Sitúate en el caso de personas con discapacidad física, no puedes decirle ‘vamos a internar bailar a ver cómo nos sentimos’.
Pero es cierto que la música les estimula y les ayuda a alcanzar un bienestar, a lo mejor no una recuperación inmediata, porque la rehabilitación en muchos casos es imposible por esa discapacidad que presenta, pero si genera un mayor bienestar en su día a día».
Y si la persona no consigue realizar esa actividad que el elige para su rehabilitación, que ya hacía con anterioridad, como puede ser un bailarín lesionado y llega a un punto de frustración, ¿cuál sería la respuesta terapéutica a eso? «Este tipo de rehabilitación hay que adaptarla a la persona. Aquí, por ejemplo me estás hablando de un reto. Esta persona tiene un reto a volver a ser el de antes. Yo para explicar estos casos uso mucho el ejemplo de la película Soul Surfer, en donde la chica a pesar de faltarle un miembro, ya como un tema de superación personal, es capaz de volver a ser lo que era, entrena muchísimo y se ve cómo evoluciona mentalmente y se prepara para eso.
También se ve un riesgo, ya que si la chica fracasa, puede haber un nivel de frustración muy alto. Por eso cuando una persona tiene una actividad determinada como forma de vida y se vuelve en alguien discapacitado o se lesiona, hay que preparar a esa persona, y trabajar cuáles serán sus limitaciones».
Capacidades, intereses, limitaciones y gustos
Y en este contexto, ¿cuál es la actividad dentro del ámbito cultural y del arte que suele elegir más la gente? «Va a depender básicamente de las capacidades, intereses, limitaciones y gustos. Porque por mucho que la persona te diga, quiero aprender a bailar una danza concreta y al final no lo puede hacer, por su movilidad o por lo que sea, va a llegar a un punto que no queremos y que te explique antes, que es la frustración.
Es cierto, que por las personas con las que me tropiezo dentro del ámbito académico y en general, el bailar se usa mucho como una alternativa, pero más bien para un afrontamiento del estrés diario, o de tener un espacio para poder desconectar del día a día».
¿Los efectos son inmediatos o tienes que llevar una rutina constante? «Las terapias psicológicas son trabajos que se realizan de entrenamiento en la persona, por lo tanto, que tu salgas un día a hacer una actividad puntual, como puede ser bailar o puede ser acudir a ver una obra de teatro que lo vincula con el arte y con la cultura, está bien, te puede distraer, pero la ideas es mantenerlo en el tiempo, como una rutina que forme parte de tu día a día.
En el sentido de que esa gratificación que obtienes en hacer la actividad, sea recurrente y como consecuencia tenga una mejora en tu calidad de vida. Se verán los resultados manteniéndola en el tiempo».
¿El tratamiento debe tener un entorno determinado? Es decir, al aire libre, por ejemplo. «Siempre se ha recomendado el ejercicio al aire libre, por las condiciones y porque ese entorno beneficia a la actividad. Pero si tenemos una incapacidad para poder salir, tendremos que adaptar esa actividad a un entorno cerrado. Que cerrado no quiere decir que vaya a limitar la actividad que quiere. Pero es cierto que es mucho más beneficioso para el paciente al aire libre».