Este reconocimiento le sirvió para bromear sobre terminar su monólogo tras ello. El cómico, que comentó que era su primera vez actuando en una Universidad, continuó preguntando a la asistencia si había acudido porque salía en la tele o porque se volvió loco, aunque él mismo resolvió la duda: «Es la clase de espectáculo que consigue que la persona con la que habéis venido se esté callada un rato».

A raíz de la ovación, aprovechó para hablar sobre la pandemia y recordar la sincronización de los seres humanos para reconocer el trabajo del personal médico a las 19.00 horas. «Me pareció brutal y sin necesidad de comunicados ni nada. Ya la de poner el intermitente está costando más», agregó. Además, incidió en una frase que «ha dicho todo el mundo» y que provocó un estallido de risas: «Nadie estaba preparado para esto». Cuestión que sirvió de pretexto para justificar todas las acciones.

Martín orientó el monólogo hacia un proceso de madurez que asimiló cuando «llevaba una semana metiéndome en la cama a las 22.30 horas porque estaba cansadito. No cansado, cansadito. El matiz es importante». Esta fase le cogió de llenó en la entrada a la crisis de los cuarenta que para él consiste en «creer que todas las decisiones que has tomado a lo largo de tu vida estaban mal y quieres morirte. Pero en cuanto lo descifré dije bueno, puedo seguir con mi vida».

Más de quince años de carrera profesional dan para mucho. Durante ellos, Ángel Martín se ha encontrado a diversos tipos de personas que le paran por la calle. Desde quienes confunden su nombre hasta quienes le preguntan si es famoso y se autoresponden con tono altanero. Como colofón, no quiso marcharse sin explicar su tesis sobre la presencia de robots en nuestra sociedad, argumento que sustentó en un malentendido con una florista que «contestaba de modo automático» tras el regalo de un ramo a su novia a nombre de su perro.

Tras abandonar el escenario, un emocionado Martín se sinceró con las personas asistentes. «Es muy complicado empezar a organizar giras, que la gente acuda y conectar de esta forma». Asimismo, quiso dejar un mensaje final de agradecimiento por el gran recibimiento que ha tenido tanto su espectáculo como su libro y los informativos matinales. «Quiero que sepan que soy muy consciente de que todo lo conseguido es gracias a ustedes», concluyó.

Esta crónica ha sido realizada de forma conjunta con Lucía Rodríguez.

Ángel Martín ha sido uno de los nombres más sonados en este último año. El cómico, guionista y presentador de televisión volvió a la escena pública tras el lanzamiento de su primer libro y éxito en ventas Por si las voces vuelven a finales de 2021. La obra autobiográfica, que ya ha alcanzado su décimo tercera edición, recoge en primera persona «un sorprendente testimonio sobre la locura» tras ingresar en un hospital psiquiátrico por un grave brote psicótico en 2017. Ahora, compagina la gira de su show de humor 103 noches con las firmas de libros por toda España y su informativo matinal diario, entre otros proyectos.

En su libro habla sin medias tintas de estar loco. ¿Es una forma de aceptar lo ocurrido o de desestigmatizar la palabra locura? «Es porque no estoy preocupado por el lenguaje. Primero, puedo hablar de mí como me dé la gana y usar los términos que quiera, si hubiera sido el libro de otro le hubiese preguntado si le molesta que use palabras como locura o chalado. Lo primero que se debería hacer es que alguien pueda mencionarte que ha estado en un psiquiátrico sin que le pongas la etiqueta o empieces a comportarte distinto con esa persona. Eso es lo prioritario. Luego si queréis, nos ponemos con una terminología que coloquialmente uno sabe que la está usando sin intención de ofender. Me parece una preocupación muy de segundo nivel».

En Por si las voces vuelven incide en la importancia de sentir la compañía de los seres queridos en estos procesos y además llama «gilipollas integral» a quien abandona… «Cuando me refiero a gilipollas integrales no me dirijo a la gente que se marcha porque está siendo arrastrada al abismo. Obviamente si tú no sabes cómo ayudar y notas que el problema de otro te va a llevar al fondo del pozo, lo más inteligente que puedes hacer es dar pasos atrás. Nada de lo que suceda durante el proceso de recuperación es personal, solo es gente desubicada que no sabe cómo comportarse y que trata de encontrarse. Por lo tanto, van a decir y a hacer cosas que estarán fuera de lugar».

«No existe un momento en el que digas me he vuelto loco»

El uso llamativo de las redes y el episodio de Wonder Woman ponen a su pareja y entorno en alerta para acudir al hospital. Sin embargo, ¿en qué momento comienza a ser consciente? «No eres nunca consciente de que eso está sucediendo. Simplemente entras de lleno en ese mundo y punto. No hay un momento en el que tú digas «me he vuelto loco». Eso no sucede. Si estás prestando atención a lo largo de tu vida, es probable que tengas momentos dónde puedas ser consciente de que están sucediendo cosas un poco extrañas, pero generalmente alguien no vive atento a su cerebro ni a cómo se comporta e interpreta los asuntos».

¿Y cómo actúa el cerebro en estas situaciones? «El cerebro hace un proceso muy lento para llevarte al otro lado sin que te des cuenta. Entonces, el argumentario que utiliza es tan perfecto e impecable que cuando estás dentro ya estás dentro. Es indiscutible que has descifrado el universo. No hay un momento que digas ‘no tiene sentido que una mariposa blanca que pase por delante de mí signifique que está ok lo que estoy pensando’. Tiene sentido porque el cerebro ha trabajado en ello».

¿Cuál fue la parte más complicada del proceso? «Todo. Sin excepción. No hay nada que sea más sencillo. Piensa que sales a un mundo que no entiendes con una personalidad que no existe. Todo es difícil».

«Al salir del hospital tu catálogo de emociones no existe»

¿Qué papel ha jugado el humor en su reconstrucción? «No existía. No hay humor. Cuando sales del hospital tu catálogo de emociones no existe. En mi caso, probablemente, el factor que ha jugado el humor ha sido empeorar la situación porque de repente no lo encuentras. Entonces, todo lo que ha sido tu herramienta y tu forma de vida desaparece. El momento en el que te dedicas a escribir comedia y tienes la sensación de que jamás vas a poder volver a escribirla porque no sabes cómo se hace es el peor».

¿Qué siente cuando alguien le confiesa sentirse identificado con su libro o que gracias a él ha dado el paso de pedir ayuda o expresarse?  «Celebro mucho que me lo comente. Siento que no les da apuro mencionármelo. Genial, podemos hablar de loco a loco. Te transmite la sensación de que has conseguido traducirle a alguien cómo se está sintiendo. Hay personal sanitario que me ha dicho que les ha servido para entender lo que está viviendo algún paciente».

¿Qué considera que se deba hacer por la salud mental en España? «Pensar más a nivel individual que como sociedad. Creo que tenemos mucha tendencia a decir que no hay suficientes herramientas y estoy totalmente de acuerdo. Pasarán 50 años y seguirá igual. Sin embargo, conozco a mucha gente que se instala en ese discurso y cuando alguien de su entorno está mal, responden con que ellos también y que bastante tienen con lo suyo. Si a nivel individual no haces por los tuyos, no me cuentes nada a nivel sociedad. Olvídate. Arregla primero tu situación y cuando tengas la sensación de que estás haciendo lo máximo, tendrás derecho a reclamar».

Su informativo matinal atrae a juventud que le gusta informarse de una manera más dinámica. ¿Cómo fue para usted dar el salto a este nuevo formato tras años en TV?  «Fue probablemente lo más guay que he podido hacer en tiempo. Soy alguien que lleva quince años tratando de descifrar cómo cojones poder utilizar el mundo de Internet para generar contenido. Básicamente me puse a estudiar lo que hacía gente que vive de estos formatos como Auronplay, Rubius o Willyrex, que pese a que no tienen que ver nada con lo que yo hago, me dieron una pista de que se puede vivir de crear contenido en un medio digital. El salto fue de alivio».

¿Por qué solamente en dos minutos? «El formato empezó en Twitter y la red social solo te permite incrustar de forma natural vídeos de 02:20. Entonces pensé que si la app solamente permitía esa duración es porque habría hecho un estudio de porqué deberían ser así».

¿Proyectos futuros? «Descubrir qué es exactamente Por si las voces vuelven porque creo que nace como un libro, pero a medida que pasa el tiempo me doy cuenta de que es algo más grande y que debería sentarme a ver hasta dónde puede llegar realmente. Además, seguir creando contenido en las redes sociales y con el stand up».

¿Le gusta la música? ¿Le ha ayudado en este proceso? «Mucho, lo que más con diferencia. Creo que decir que me ha ayudado sería precipitado, pero sí puedo decir que ha estado todo el tiempo».

¿Qué me dice de Jac Ross? «Me gusta muchísimo porque lo encontré de rebote y dije, ¿pero de dónde ha salido este canalla? Me parece maravilloso lo que hace».

¿Le diría a Jac Ross que le ha acompañado? «No, él no me acompañó, apareció después. Ja, ja, ja… No tiene mérito».

Esta entrevista se ha realizado de forma conjunta con Pablo Herrera.

Tras sufrir un brote psicótico en 2017, Martín comenta que comenzó un proceso de reconstrucción que culminaría en noviembre de 2021 con la publicación de Por si las voces vuelven, de la mano de la Editorial Planeta. Una idea que nunca le rondó por la mente hasta que le ofrecieron la posibilidad de escribir un libro «que la empresa esperaba sobre redes sociales o comedia». Sin embargo, llegó a la conclusión de que lo más idóneo era contar su experiencia. «Decidí escribir el libro que yo no encontré cuando salí del hospital por si ahora mismo hay alguien en ese punto y le da pistas para empezar a remontar», declaró.

El catalán puntualizó no tener jamás la intención de sentar cátedra con su obra y afirmó que «si te sirve de puta madre, y si no, lo siento muchísimo». Además, recalcó que no todo es una verdad universal que ayude de la misma forma a pesar de tener emociones comunes y herramientas útiles para cualquiera.

La llegada de las voces

Después de estas primeras reflexiones acerca de Por si las voces vuelven, Ángel Martín comenzó a profundizar en el proceso que recoge el libro. El autor contó que dedicarse al entretenimiento complicó la detección del problema por la dificultad de «diferenciar si lo que subo a redes es broma o se me ha ido la pinza». Sin embargo, el motivo que hizo saltar las alarmas de su pareja fue una publicación de Facebook en la que la felicitaba por su papel en Wonder Woman, una película que Eva Fernández jamás interpretó.

Llegados al ecuador del evento, el comunicador subrayó la importancia de no banalizar el sufrimiento, pues «tenemos tendencia a pensar que sufrir es normal y forma parte de estar vivo. Asumir que estar mal es natural es absurdo». Asimismo, resaltó un elemento imprescindible durante su reconstrucción: la energía. «Es esencial bajar a tierra un segundo y entender que las palabras sirven para definir ciertos estados», añadió.

En esta línea, aludió a la importancia de cambiar la actitud ante los problemas a una forma más individualista, porque para él en primer lugar debemos preocuparnos por nuestro entorno y ya después «pasar a la segunda fase». Además, apostilló que «nadie va a arreglar las herramientas públicas de la noche a la mañana. Lo único que puedes cambiar es tu actitud de forma individual».

«Por si las voces vuelven ha conseguido poner palabras donde antes había silencios»

Por si las voces vuelven, que cosecha doce ediciones y un constante éxito en ventas, ha conseguido poner palabras donde antes había silencios. Ahora su prioridad es que la gente sepa escuchar y deje de poner etiquetas o cerrar puertas cuando se necesita parar antes que el «no digas loco».

Abrumado por la acogida de «un pueblo muy bonito desde el coche y el hotel» aseguró, entre risas, no tener ninguna intención de volver a escribir porque «no tengo nada que contar y quiero gastarme antes el dinero». Martín clausuró una noche plagada de humor y emociones con un mensaje claro: «Es importante que la gente entienda que es muy complicado y que requiere que pongas toda tu energía sin excepción en ello, pero se sale».

Esta crónica ha sido realizada de forma conjunta con Lucía Rodríguez.