Cannabis – Periodismo ULL https://periodismo01.ull.es Diario digital de la Universidad de La Laguna Sat, 15 Aug 2020 08:14:31 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.6.1 https://periodismo01.ull.es/wp-content/uploads/2016/04/cropped-PULL_Redondo-1-32x32.png Cannabis – Periodismo ULL https://periodismo01.ull.es 32 32 Amigos de María https://periodismo01.ull.es/amigos-de-maria/ Sat, 15 Aug 2020 08:08:53 +0000 http://periodismo.ull.es/?p=141757 Karim Melián consume cannabis. En particular, fuma porros de marihuana, hachís y polen. Estas drogas, que se extraen de la planta Cannabis sativa, son los estupefacientes ilegales más consumidos en el mundo. Al menos el 35 % de la población española (una de cada tres personas en España) reconoce haber probado los porros en algún momento de su vida, según la Encuesta sobre alcohol y otras drogas en España del Ministerio de Sanidad.

El joven fumeta tiene una caja plana y rectangular de metal. Allí guarda el tabaco para liarse los porros, los filtros de cartón enrollados, los papelillos, la marihuana y la Micha, una variedad de hachís. Reconoce que es la forma más discreta de llevarlo: ya ha tenido algunos problemas con la Policía.

Uno de los principales retos a los que se enfrenta Melián y el 12 % de la ciudadanía española entre 15 y 65 años que consume a diario es la obtención de cannabis. La política de drogas sitúa a cinco millones de personas consumidoras de marihuana y sus derivados al margen de la legalidad. La única alternativa existente al mercado negro, que actúa de manera ilícita y vinculado, en muchos casos, al crimen organizado y a la violencia, son las asociaciones cannábicas.

El joven consumidor es de Gran Canaria, tiene 21 años y es integrante de una asociación cannábica desde que comenzó a consumir, a los 19. Los clubes de cannabis son organizaciones no gubernamentales y sin ánimo de lucro. Asimismo, se trata de asociaciones de personas mayores de edad y consumidoras habituales de cannabis, que permiten el abastecimiento y la distribución de marihuana entre los socios, siempre en un ámbito privado.

La parte interior de la tapa está quemada y desgastada, pues ahí el joven fumador suele quemar el hachís con el mechero. En esta ocasión usa el grinder, un triturador de marihuana. Mete algunas hojas de los cogollos. En la asociación compró 60 euros de Chanel y Amnesia, unas variedades de marihuana, a unos 6 euros el gramo.

En los últimos años, el fenómeno de las asociaciones de cannabis o «asos», como Karim Melián se refiere a ellas, ha experimentado un notable desarrollo. En España, hoy en día, existen más de 1400. Solo en Canarias, más de 300 clubes cannábicos han abierto sus puertas en los últimos años.

La fundación de una asociación de fumadores de cannabis es completamente lícita. De esta forma, para poder implementar su actividad, la formación tiene que estar, en el caso de Canarias, en el registro administrativo del Gobierno autonómico, siempre y cuando respete la Ley de Asociaciones de Canarias.

Por su parte, al fundar la asociación, debe establecerse un fin asociativo u objeto, en este caso, relacionado con la creación de sinergias que posibiliten un cambio legislativo y que permitan materializar los correspondientes cambios legales, como la aprobación de convenios internacionales para la normalización, legalización o despenalización del cannabis y sus derivados.

El joven ya ha terminado de grindar. Vierte la maría en la tapa quemada y lo mezcla con tabaco. A continuación, abre el papelillo que adquiere forma de V y lo sostiene con dos dedos por un extremo. Ahora vuelca la mezcla de Chanel y tabaco, coloca el filtro de cartón en el extremo libre, y comienza a mover los dedos índice y corazón contra el pulgar. Acto seguido, recorre la lengua por la zona adhesiva del papelillo y, cuando ha conseguido liar el porro, retuerce el papelillo sobrante del extremo superior. El porro adquiere forma de petardo.

Como cualquier otra asociación, los clubes cannábicos poseen una estructura organizativa. Así, la mayoría de las asociaciones se encuentran integradas por una presidencia, una secretaría y una tesorería.

Alegalidad


Ahora bien, el desarrollo de la actividad conlleva, y ahí reside el problema, actuaciones dentro de la asociación que alcanzan la infracción administrativa o penal. Los clubes de consumo colectivo de marihuana viven en la alegalidad, en una situación equiparable al ejercicio de la prostitución. Alberto Cazorla, secretario de la Asociación Cannábica Keep Calm Cultural Club, situada en el municipio grancanario de Santa Lucía de Tirajana, asegura que no existe normativa que regule asociaciones como la suya, y denuncia que las leyes que existen son incoherentes.

El consumo de cannabis en todo caso es ilegal, según establece la Ley de Estupefacientes, aprobada durante la dictadura franquista en el año 1967. Sin embargo, el consumo de cannabis no es sancionable si se hace en un ámbito privado: la única conducta punible, según la Ley de Protección de la Seguridad Ciudadana, es el consumo en la vía pública.

Así, las asociaciones cannábicas se encuentran en un vacío legal, de modo que, aunque fumar porros es ilegal, no sería sancionable pues los clubes de cannabis ofrecen la intimidad necesaria.

Cuando Karim Melián apenas comenzaba a liarse los porros, personas como Alberto Cazorla, que tiene 49 años y comenzó a consumir, aproximadamente, a los 20, ya habían recorrido un camino tortuoso para allanar el paso a los futuros consumidores. Alberto habría agradecido en aquel momento tener un lugar de reunión donde poder fumarse los porros con tranquilidad.

Karim Melián fuma marihuana, hachís y polen. Foto: J. C. M.

«Ojalá la primera vez que pillé hierba hubiera sabido que existían estos clubes»


El joven porrero trabaja en el taller de su padre y fuma después de trabajar. Sostiene el porro con los labios y lo succiona, al tiempo que acerca el mechero para encenderlo. Afirma que no le importan los comentarios, pero se siente estigmatizado. Se pregunta por qué alguien puede beberse una cerveza y fumar tabaco, por ejemplo, en una terraza, y él no. Por este motivo, se refugia en los clubes sociales de cannabis.

La tranquilidad y la seguridad que pueden disfrutar hoy las personas asociados a los clubes cannábicos queda asegurada porque cada asociación establece una serie de normas y criterios para reducir los riesgos asociados a la venta de marihuana.

Así, por ejemplo, el acceso a las asociaciones cannábicas queda restringido exclusivamente a las personas asociadas. Además, los nuevos socios solo pueden acceder a través de la recomendación de una persona asociada previamente. En consecuencia, no solo se limita la venta, sino también se evita el acercamiento a drogas de alto riesgo y, así, se consigue seguridad en su consumo.

El artículo 368 del Código Penal prohíbe la venta de cannabis, no así su consumo. En otras palabras, mientras que las asociaciones tienen amparo legal, el cultivo y el tráfico de la marihuana que se consume en su interior viven en un limbo legal. El cultivo de cannabis cuando es para uso personal no es delictivo. Por eso, los clubes de personas fumadoras de cannabis se basan en la cultura del autoconsumo, es decir, cada socio tiene sus plantas.

Sin embargo, como asegura el secretario de la asociación cannábica Keep Calm, Alberto Cazorla, esto no funciona exactamente así. La experiencia ha confirmado que el cultivo y tenencia de plantas de cannabis en el propio local supone un riesgo alto de incautación. En diciembre de 2015, el Tribunal Supremo condenó al presidente de la asociación Pannagh, Martín Barriuso, uno de los principales representantes del movimiento cannábico en España, y a otros tres miembros de la asociación, a penas de cárcel y multas de 250 000 euros. En ese momento, el Supremo dictaminó que el cultivo y la distribución organizada de cannabis era ilegal.

El joven fuma rápido, pero no tose. Sus ojos están algo rojos, y parece que siente una mayor fuerza gravitatoria que lo empuja hacia el sillón. Ya se ha consumo más de la mitad del porro.

Aunque existen clubes que realizan este tipo de prácticas, Cazorla asegura que no es el caso de su asociación. Aunque reconoce que algunas personas asociadas a su club poseen algunas plantas de cannabis, lo normal es que se recurra al mercado negro para su obtención. A este procedimiento se le denomina «compra mancomunada». Los socios honorarios, tras reunirse, deciden comprar en el mercado ilícito, pero se ahorran los posibles perjuicios penales, pues ellos como consumidores y compradores no están incurriendo en ningún tipo de delito.

La compra irregular en el mercado negro sitúa a los consumidores en una posición de indefensión. Mientras que el tabaco y el alcohol están avalados por garantías sanitarias y clínicas, el proceso de obtención y de elaboración del cannabis y sus derivados goza de muy poca calidad. En el mejor de los casos, parafraseando al escritor Antonio Escohotado, el hachís puede venir mezclado con mierda de burro. Esto supone un verdadero problema en el caso de los consumidores terapéuticos, quienes no encuentran una alternativa legal y con garantías que les permitan paliar sus dolencias.

«Las asociaciones garantizan la calidad de la maría»


Karim Melián asevera que le gusta fumar. La marihuana le proporciona un estado de tranquilidad inmediato y le hace olvidarse de los problemas. No obstante, la asociación a la que pertenece no le permite retirar más de 60 gramos de cannabis al mes. La compra que realizó debe durarle al menos hasta el mes próximo. Si no, deberá recurrir a los camellos a los que antes les pillaba.

Ninguna norma establece cómo debe ser el funcionamiento interno de los clubes sociales de cannabis. De esta forma, las asociaciones van configurando sus políticas en base al ensayo y al error. Las experiencias previas de otras asociaciones les hacen intuir qué conductas pueden estar en el punto de mira de las autoridades sanitarias y judiciales. En consecuencia, procuran situarse lejos de centros educativos y mantienen un perfil bajo, prescindiendo de cartelería, de publicidad y de visitas de personas ajenas a estos clubes.

El límite de retirada de cannabis que se establece permite, por un lado, controlar el consumo de las personas asociadas. Los clubes sociales de cannabis, en ningún caso, apunta el secretario de Keep Calm, incentivan el consumo, sino que lo regulan. Por otro lado, establecer límites imposibilita que las personas integrantes de la asociación a que puedan revender la marihuana en el mercado negro.

Melián ha establecido vínculos con el resto de las personas asociadas. Los clubes cannábicos también organizan actividades y talleres orientados a proporcionar información y educación cannábica. Asimismo, muchos de los integrantes comparten motivaciones políticas, pero, sobre todo, centran sus esfuerzos en crear movimientos a favor de la despenalización y de la legalización de la marihuana. Alberto Cazorla reconoce que no le importaría que su asociación despareciera si el cannabis se despenalizara.

El porro del joven fumeta prácticamente ha desparecido. Le da las últimas caladas, mientras ya comienza a sentir el calor de la combustión próximo a la lengua. Cada calada supone un riesgo legal. Cada calada en la calle supone estar constantemente en vigilia. En cada calada se pregunta cuándo podrá fumar de forma regular. En cada calada piensa en los riesgos que corren las personas encargadas de las asociaciones para proveerle maría. Exhala el humo y apaga el porro.

Alberto Cazorla, secretario de la asociación cannábica Keep Calm, padece la enfermedad de Crohn. Foto: J. C. M.

Keep Calm (and Health)


Alberto Cazorla, secretario de la asociación cannábica Keep Calm, tiene la enfermedad de Crohn. Esta afección produce que algunas partes del tubo digestivo, especialmente el extremo inferior del intestino delgado y el comienzo del intestino grueso, resulten inflamadas. Si no fuera por el cannabis, Cazorla vería su enfermedad algo más agravada.

La investigación sobre el uso farmacológico del cannabis aporta cada día nuevas pruebas clínicas que sugieren que los cannabinoides (aquellos compuestos químicos que le aportan propiedades medicinales al cannabis, como el THC y el CBD) puede ser útiles en el tratamiento de algunas enfermedades, como el VIH, el cáncer, la depresión, la migraña o para mejorar los síntomas de las enfermedades nerviosas.

En muchos casos, la única vía de acceso que tiene este colectivo al cannabis y sus derivados, como aceites, infusiones, extractos o tinturas, es a través de las asociaciones cannábicas. El vacío legal en el que se encuentran los clubes sociales de cannabis deja en una situación de desamparo a las personas consumidoras para uso terapéutico.

Según Cazorla, las personas que desean inscribirse en su asociación, Keep Calm, en calidad de consumidor terapéutico, solo pueden asociarse como consumidor lúdico. Para que la condición de socio terapéutico sea legal, hace falta la valoración de un profesional médico que avale el consumo. Y esto es, en muchos casos, inviable porque no está autorizado por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios.

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Sustancias extraídas del cannabis alivian los síntomas de la epilepsia en niños https://periodismo01.ull.es/el-cannabis-podria-tratar-la-epilepsia-en-adultos/ Wed, 27 Mar 2019 07:15:41 +0000 http://periodismo.ull.es/?p=93661 El VIII Congreso de Estudiantes de Biología comenzó ayer, martes 26 de marzo, en el Aula I de la Sección.  Darío Martín Corujo, alumno de la Facultad, fue el encargado de dar comienzo a este seminario con la ponencia Epilepsia y el consumo de cannabis: ¿Cómo afecta a la vida adulta? Su objetivo: señalar los beneficios que puede producir el consumo de esta planta en personas que padezcan la enfermedad. Además, estuvo acompañado de su compañera Rebeca Navarro Alonso, quién elaboró un póster para el concurso dedicado a este tratamiento en los niños.

Martín Corujo comenzó la charla explicando que la epilepsia es «una enfermedad crónica del sistema nervioso central causada por unas crisis inesperadas en las que se desencadena la actividad eléctrica de unas células en el cerebro». Esta alteración puede provocar convulsiones y, en ocasiones, la pérdida de la conciencia.

Asimismo, aseguró que, en cuanto a su tratamiento, se debe tener en cuenta la presencia de fitocannabinoides en la planta de la marihuana, que son sustancias producidas de forma natural por la misma. Estas contienen THC (Tetrahidrocannabinol), que alivia el dolor y es un neuroprotector y CBD (Cannabidiol), que es menos potente y no es un psicoactivo. A partir de estos elementos, se ha desarrollado un medicamento, llamado Epidiolex , que hasta ahora ha dado resultados satisfactorios en niños que sufren convulsiones a causa de la epilepsia. Este fármaco es rico en CBD y solo contiene un 1 % de THC.  

Por último, después de que el estudiante planteara la pregunta de que si en adultos se ha encontrado un tratamiento similar, aclaró que ningún estudio lo ha conseguido hasta el momento. Aún así, en su opinión, se debería seguir investigando porque «todas las medicinas tienen efectos nocivos para salud y no por ello se dejan de estudiar». 

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Salvado por la maría https://periodismo01.ull.es/salvado-por-la-maria/ Sun, 19 Aug 2018 11:30:37 +0000 http://periodismo.ull.es/?p=73315 Barrios turbios, delincuencia, pobreza… La maría no se suele ver como algo positivo y saludable por la sociedad. Pero este no es el caso de David González, un joven tinerfeño de 35 años a quien la marihuana le ha ayudado a solventar la ansiedad. El tinerfeño es consumidor habitual de esta planta desde su adolescencia y la utiliza para relajarse, poder dormir y eliminar el nerviosismo del trabajo. Además, le ha ayudado en la cura de dolores de cabeza y de algunas dolencias musculares. “Por mi condición de vegetariano nunca consumo pastillas químicas ni nada, por lo tanto, entre especies, agua y hierba me he recuperado”, asegura.

Para conseguir esta sustancia en el mercado piensa que hay muchas dificultades, pero cree que “después de tanto tiempo sabes a donde ir a buscarla “, aunque admite que es complicado debido a la cantidad de restricciones que hay en la actualidad. A parte de fumarla, apunta que la ha probado en postres por vía sublingual y por gotas.

En situaciones puntuales de su vida cotidiana le ha influido, como por ejemplo cuando ha tenido que dejar una relación, un cambio en el trabajo o simplemente una mudanza. Afirma que “son momento en donde la ansiedad y el estrés es mayor”. Igualmente reclama que, en los medios de comunicación, centros educativos y en la sanidad se debe proporcionar una mayor cantidad de información y no tratarlo como un tema tabú. De esa manera se conseguiría normalizar, y por lo tanto los adolescentes sabrían cómo utilizarlo, en que cantidad y los riesgos y los diversos beneficios que conlleva.  Pero esto solo se puede llevar a cabo si se consigue regularizar algún día.

“Políticamente no conviene que la legalicen ya que es mucho dinero el que entra en juego”


Con respecto a la estigmatización que sufre esta planta en la sociedad y su prohibición en España, declara que “políticamente no conviene que la legalicen, ya que es mucho dinero el que entra en juego y los traficantes se aprovechan de ello”. Además, señala que en el momento en el que la comercialicen ya estaría controlada y sería lo ideal para conseguirla como algo normal y no parecer un delincuente.

Por otro lado, se encuentra Guillermo del Arma, dueño de una tienda especializada en productos cannabinoides, Especial Plant Growshop. El propietario del establecimiento recomienda empezar a consumir el cannabis a partir de la mayoría de edad. Además, destaca que los principales elementos curativos del cannabis son el THC y el CBD aparte de los terpenos de cada variedad. Opina que esta droga, al contrario que el alcohol o el tabaco, está mal vista debido a la corriente de prohibición que en su día hubo en Estados Unidos, pero sin embargo ahora, es pionera en su liberalización.

El empresario ve esencial que se proporcione más asesoramiento a la población, pero esto no se produce porque el uso médico no está autorizado. Por último, al ser cuestionado por lo que buscan sus clientes que más acuden a su tienda afirma que los que asisten son para uso paliativo, antinflamatorios y problemas de piel.

Guillermo del Arma, dueño de Especial Plant Growshop.

Variedades de la marihuana con efectos medicinales


Dentro de la marihuana podemos encontrar dos familias diferentes distinguiéndolas por sus efectos y en consecuencia por sus aplicaciones medicinales. Por un lado, se encuentra la Sativa que proporciona un efecto cerebral euforizante experimentado por mente y cuerpo. Son las más efectivas para solventar las arcadas, causadas por la quimioterapia, estimular el apetito y las migrañas.

La otra variedad de cannabis, es la Índica que produce una sensación de relajación, al mismo tiempo que ayuda a reducir la tensión muscular. Se usa para tratar los temblores causados por la esclerosis múltiple y la enfermedad del parkinson, así como para hinchazones de tipo artrítico y reumático, insomnio, ansiedad y trastornos similares.

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«La decisión de consumir una droga no es algo racional, sino emocional» https://periodismo01.ull.es/en-la-adolescencia-yo-me-siento-inmortal-yo-controlo/ Tue, 28 Nov 2017 09:00:40 +0000 http://periodismo.ull.es/?p=40751 A raíz del curso de adicciones celebrado en la Universidad de La Laguna, Francisco Lorenzo González, psicólogo y vicepresidente de la Asociación de Cooperación Juvenil San Miguel Adicciones, habla para PERIODISMO ULL acerca del consumo de drogas en la adolescencia. Jóvenes estudiantes y profesionales conforman el marco idóneo para tratar de ubicar el contexto desde el que abordar el cambio social actual, punto que el profesional señala, de forma directa, como una de las causas que están repercutiendo en la adopción de nuevos hábitos tóxicos.

¿Cómo encuentra a la sociedad de hoy en día? «Vivimos en la era donde más comunicados estamos y es donde más incomunicados nos sentimos. Es decir, en la sociedad más cómoda es donde más incómodos nos sentimos, una sensación que no es reconocida pero que se está sufriendo. Donde más ansiedad hay, más depresión, más angustia… No se reconoce públicamente porque no interesa, porque se sigue vendiendo el estado de apariencia, el estado de la imagen, el Estado de Bienestar».

¿Lo que se publica en las redes afecta a los jóvenes? «Lo que se publica en las redes sociales es la mejor parte de mí. En este Estado capitalista se trata de vender y comprar, y las relaciones que estamos haciendo son de ese tipo. Las redes sociales, además, conllevan al control, y esto es un comportamiento que se empieza a utilizar y que, a la larga, empieza generando miedo. Estamos viendo algo que no veíamos antes y es que las personas están teniendo más temor, por ejemplo, a la soledad, a decepcionar, a no estar conectados, a no aparecer. Parece que es lo que estamos vendiendo, que existimos si podemos vender una imagen a los demás».

«Lo que hace que disfrutemos de la vida son las cosas más reales y no las virtuales»


¿Se está creando una imagen inalcanzable de felicidad? «Estamos perdiendo la parte más innata del ser humano. El concepto de felicidad que más me gusta es la ausencia de miedo. Hay que saber que la vida conlleva a una serie de emociones, agradables y desagradables, todas ellas diferentes y a las que tenemos que adaptarnos. Esta es la filosofía que tenemos que romper en nuestra sociedad, en la que parece que todo tiene que ser algo agradable y hedonista. Nos enganchamos al placer y a la sobre estimulación. Lo que hace que disfrutemos de la vida son las cosas reales, y no las virtuales».

¿La forma de relacionarse, expuestos a una imagen pública casi constante, contribuye a su vez al inicio a sustancias adictivas en edades tempranas? “Claro, sí. Primero porque vamos estableciendo nuevas dependencias, cada vez más grandes, y cuando las desarrollamos van a afectar a nuestro centro cerebral de recompensa, que empieza a buscar el placer inmediato. Cuando empiezo a consumir una sustancia, a adoptar un nuevo comportamiento, lo que empiezo a hacer es a ser adicto más rápidamente. Y segundo porque las redes sociales van generando una serie de relaciones virtuales que hacen que las emociones reales no estén satisfechas, no estén llenas. Esto va generando problemas de ansiedad y angustia, poco a poco, y estos problemas se van convirtiendo en trastornos con el tiempo. Es muy difícil que las personas a largo plazo identifiquen cómo empezó todo, y muchas veces está todo oculto en esa parte virtual”.

«El principal factor de riesgo para empezar a consumir es la curiosidad»


¿Cómo en este nuevo entorno digital, en el que se mueven los jóvenes, se pueden difundir las campañas de prevención? “Hace poco participé en el Congreso de los Diputados en una ley que quieren sacar los partidos políticos sobre el alcohol y lo que proponíamos era difundirlas a través de las redes sociales. Hablamos también de dejar de utilizar tanto la emoción del miedo, que es una emoción que a muy corto plazo puede tener efectividad, pero que tiende a diluirse con el tiempo. Los estudios neurocientíficos nos hablan de que la emoción del asco puede ayudar a prevenir muchísimo más cualquier conducta adictiva, porque es mucho más impactante, mucho más agresiva y se mantiene más en el tiempo”.

Curiosidad, cercanía… ¿qué mueve a ese primer contacto con las drogas? “El principal factor de riesgo para empezar a consumir es la curiosidad. Actualmente se están haciendo campañas de prevención desde la información. Yo no estoy de acuerdo, primero porque informar solo no basta, y segundo que la decisión de consumir una droga no es algo racional, sino que tiene que ver con algo emocional».

«El cannabis es la principal sustancia que está generando brotes psicóticos en los jóvenes»


¿Cuál es la principal sustancia que genera estos trastornos? «El cannabis es la principal sustancia que está generando brotes psicóticos en los jóvenes; a largo plazo, provoca trastornos de ansiedad, del estado de ánimo, y en segundo lugar, por la utilización: a mí no me preocupa por qué un joven fuma, sino para qué fuma. La línea está en que cuando comienzan a consumir lo hacen para pasárselo bien, pero llega un momento que lo empiezan a usar como un refuerzo negativo, para evitar un malestar. Ahí ya se está perdiendo el control de su voluntad».

Muchos adolescentes argumentan su uso terapéutico para el consumo, ¿qué les diría? «Hay que tener cuidado. La connotación que se le está dando a la palabra cannabis terapéutico es positiva, y habría que desinformar más que informar. El cannabis es una droga que funciona distinto que el resto de las drogas. No genera síndrome de abstinencia y esto hace que disminuya la percepción de riesgo. La accesibilidad es otro gran problema. En Estados Unidos varios estados empezaron a legalizar el consumo de cannabis y esto ha hecho que actualmente dos millones de personas estén acudiendo a tratamiento por adicción a este tipo de sustancias”.

Uno de los problemas que plantean los más jóvenes, es que no hay alternativas de ocio más allá de las industrias ligadas al alcohol y a la fiesta…“Actualmente acaba de salir un estudio de Islandia donde han pasado de un 40 % de consumo a un 5 % en veinte años. ¿Qué han hecho? Invertir dinero en clases extraescolares, otro tipo de entretenimiento donde los jóvenes lo que hacen es generar los mismos neurotransmisores que provoca la droga, pero a través de actividades que son más adaptativas y pro sociales”.

¿Se está observando un consumo asociado con videojuegos? “Sí, se trata de un nuevo patrón de consumo en el que se juega a la Play mientras se consume cocaína. Esto es lo que nosotros llamamos un craving asociado a respuestas hedonistas, cosas que nos dan placer pero que las empezamos a utilizar también con las drogas”.

«En la adolescencia yo me siento inmortal, no hay percepción de riesgo»


¿Está la imagen de la persona adicta alejada de la propia realidad de los jóvenes? “Si vamos a la calle y vemos a un chico tirado en el césped es un yonqui, pero si vamos a la discoteca, a la sala VIP, y vemos a un famoso consumiendo cocaína, lo vemos totalmente distinto. Hay que romper con ese estigma”.

¿Los medios de comunicación son responsables de esta imagen? “ Los medios de comunicación siguen utilizando palabras del tipo “yonqui”. Hace poco vi un titular que decía: “Vuelven los zombis” para hablar de que volvía la heroína, por su culto a la imagen, a la felicidad, la publicidad… Lo primero que tenemos que dejar claro es que la gran mayoría de los jóvenes no consumen drogas, pero lo que llama la atención de los medios es que transmiten esto como si fuera normal hacerlo. Cuando lanzamos ese mensaje, al final yo, si soy joven, haré lo que se espera de mí: consumir”.

¿No sienten miedo? “Utilizar el miedo no va a funcionar con los jóvenes. La gran mayoría no va a desarrollar una patología mental, pero están jugando a la ruleta. Cada vez que juegas a esto lo que estás haciendo es desarrollar factores desencadenantes en personas que son vulnerables. En la adolescencia yo me siento inmortal, no hay percepción de riesgo. Yo controlo”.

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