Dani Mateo – Periodismo ULL https://periodismo01.ull.es Diario digital de la Universidad de La Laguna Fri, 22 Feb 2019 01:29:52 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.6.1 https://periodismo01.ull.es/wp-content/uploads/2016/04/cropped-PULL_Redondo-1-32x32.png Dani Mateo – Periodismo ULL https://periodismo01.ull.es 32 32 Cómo distanciarse https://periodismo01.ull.es/como-distanciarse-lo-sostiene/ Mon, 05 Nov 2018 13:00:56 +0000 http://periodismo.ull.es/?p=82828 Dé tres pasos atrás, espaciados, de espaldas, sin caerse. Deje caer sus brazos lánguidamente a un lado y otro del cuerpo que lo sostiene. Respire. Hondo, muy hondo. Sienta al diafragma hacerle cosquillas a la punta de sus costillas. Ahora, dé la vuelta como la leche que ondea en el cuenco de la mañana, y camine. Pie derecho, pie izquierdo, planta derecha, planta izquierda, inspire, espire, inspire, acelere el paso, asegúrese por la suela de sus zapatos de que no alza el vuelo y continúe. Desoiga los gritos que reclaman su presencia, ya quedaron lejos, invisibles, han tomado una colina de heno desde donde le lanzan sus dardos. No corra, las flechas pasarán a su lado como un susurro, ¿sabe declamar? Tal vez hoy le haga falta.

No mire atrás. La ciudad se aleja. Apenas quedarán rastros de ella en unos minutos. Mantenga la cabeza serena, a ser posible en blanco y sin titubear en el empeño que la lleva a seguir adelante. Desdibuje las portadas de los periódicos donde se habla de las decepciones que se suceden al año y de los amores imposibles, desoiga los mitos de desobediencia, impida que en su cabeza se entremezclen los gritos de un discurso vociferado, no acuda al timbre del móvil que le revela un vídeo del que sin verlo ya sabe su contenido, evite sonarse con las banderas y coja el pañuelo blanco que se colocó en la entrepierna. No vea a las tumbas removerse ni a las cunetas hambrientas, acalle a la moral cuando se enfrente a un asesinato y no ore por sus prójimos, tampoco implore por acuerdos, no vaya al muro, inmólese antes de ver otra foto… ¡No, no, NO! ¡No abra los enlaces! ¡¿Qué le he dicho?!

Jadea.

Ahora, enjuáguese el sudor con el dorso de sus brazos. La pasión nos revuelve las entrañas y apenas nos deja pensar con claridad, insistimos en retorcer las vísceras y el estruendo reverbera en la mente… Dejándonos inconscientes. Pero ha llegado, insistió, tiembla. Aquí está, alce la mirada: los macizos de Anaga se elevan y el viento lo recibe mordiéndole la mandíbula junto a una gota que se desliza arco abajo por su nariz. El frío gélido esculpe las líneas de su rostro, la deja desnuda y frágil, quebrado. Voy a dejar de sujetarle: tres, dos… Cae de rodillas mudo.

El tamborileo de su corazón acallará. Escuche el latido que resuena de la savia que palpita bajo tierra, y deje, ante los miedos que se revelan, que sus ojos se humedezcan. Tápese con las manos, Julio, y déjese llorar. Un minuto, dos, no más. Ábralos cuando lo crea conveniente, y se recostarán sobre el mullido moho de la corteza para que estos se sequen como láminas en blanco a la intemperie. El mundanal ruido queda lejos, ya solo queda esta voz en su cabeza.

Así uno toma distancia, y conciencia.

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Censurando el humor https://periodismo01.ull.es/censurando-el-humor/ Thu, 30 Aug 2018 17:55:30 +0000 http://periodismo.ull.es/?p=76366 El humorista Rober Bodegas emitió este pasado domingo un comunicado vía Twitter para disculparse por el contenido de un monólogo que había ofendido a la comunidad gitana. La polémica se extendió tanto que el cómico recibió más de 400 amenazas de muerte a través de las redes sociales. Además, los gitanos ofendidos llegaron a plantear la organización de batidas para buscarlo y servir venganza. Ante estas reacciones, Rober Bodegas escribió un texto donde explicaba que, aún siendo consciente de que su trabajo es provocativo, confía en que las personas adultas puedan discernir entre un chiste y un discurso serio, sin necesidad de llegar a amenazas tan graves como las que ha recibido estos días. Finalmente pidió al canal que retirara el vídeo y aseguró que no pondría a disposición de las autoridades todas las amenazas que le habían llegado.

El principal argumento que defiende la comunidad gitana es que los chistes que hace el humorista son ofensivos, xenófobos y racistas: «Es una burla a toda una etnia y a sus costumbres», se puede leer en uno de los miles de comentarios que hay en Twitter. En el monólogo se pudo escuchar: «Esto es un payo que va a un polígono y no vende droga». Los gitanos critican que aún sigan existiendo estereotipos como este y que se pretenda hacer humor de ellos. Sin embargo, el secretario de la Sociedad Gitana expresó en un programa de televisión que, aun estando en contra de los comentarios «desafortunados» del humorista, no comparte que la forma de quejarse sea a través de amenazas de muerte.

Es aquí cuando se entra en el debate de si el humor debe tener límites, o hasta dónde puede o debe llegar la libertad de expresión. Están los que defienden que en terreno humorístico, artístico o del espectáculo, no debe haber ningún tipo de censura, y que las personas deben tener una mínima capacidad crítica para no ofenderse con algo que, simplemente, es una broma. Sin embargo, en su contra están los que opinan que en ocasiones el humor se utiliza como escudo para mostrar diversas psicopatías y comentarios racistas. No admiten que un chiste se construya en base a opiniones despectivas y que ofendan a algún colectivo o, incluso, persona. «Eso no es humor, no hace gracia», sentencian.

El lenguaje políticamente correcto para otra ocasión


Como bien explicó el cómico Dani Mateo: «El mundo del humor es como un bufete donde hay croquetas y gambas. Lo que no puede pasar es que como a mi no me gustan las croquetas, únicamente quiero que se sirvan gambas. A alguien le pueden gustar las croquetas». Todos tenemos derecho a sentirnos ofendidos si nos ultrajan y denigran nuestras costumbres o cualquier otra cosa. Sin embargo, no comparto en absoluto que la respuesta a esa ofensa sea una amenaza de muerte.

Considero que, siempre que se trate de humor, debemos ser más flexibles y dejar el lenguaje políticamente correcto para situaciones y discursos serios. A veces, reírse de uno mismo, no está tan mal. Los límites de la libertad de expresión y la censura están ya demasiado cerca.

 

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