Diccionario de la Real Academia Española – Periodismo ULL https://periodismo01.ull.es Diario digital de la Universidad de La Laguna Mon, 14 May 2018 11:42:10 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.6.1 https://periodismo01.ull.es/wp-content/uploads/2016/04/cropped-PULL_Redondo-1-32x32.png Diccionario de la Real Academia Española – Periodismo ULL https://periodismo01.ull.es 32 32 ¿Valoramos el lenguaje como se merece? https://periodismo01.ull.es/es-valorado-el-lenguaje-como-se-merece/ https://periodismo01.ull.es/es-valorado-el-lenguaje-como-se-merece/#comments Sun, 13 May 2018 11:00:44 +0000 http://periodismo.ull.es/?p=66548 En la comunicación son necesarias las palabras, porque sin ellas no podríamos expresarnos, ni transmitir a los demás lo que queremos decir y lo que sentimos, ¿qué ocurriría si no existieran? Pues que estaríamos todavía en la época de la teoría de la evolución del ser humano. En el pasado, la gente se comunicaba a través de gestos, algo que hoy es impensable. La verdad es que no nos imaginamos retrocediendo en el tiempo. De ahí que el lenguaje necesite ser conservado y bien empleado por los hablantes de las distintas lenguas.

Si queremos que la palabra se use adecuadamente, debería evitarse que los políticos utilicen vocablos que no están recogidos, ni siquiera en el Diccionario de la Real Academia Española (RAE). Y sí, los líderes tendrían que hacer un buen uso la lengua, porque se supone que representan a todo el pueblo español, y eso conlleva a que la manejen bien.

No obstante, una de las labores principales de los periodistas es hacer una aplicación correcta de esta forma de expresión, pero se les están pegando los términos inventados por las figuras del estado. No llego a entender por qué hacen una copia barata de los términos empleados por los dirigentes. Claro, la gente cuestiona el trabajo de un profesional de la comunicación por escribir palabras inexistentes o inventadas por otros, pero pocos se detienen a analizar si los gobernantes hacen un buen uso de ella. Así, hablamos del empleo de la lengua y no de criticar si las posiciones que quiere defender cada partido político son del agrado de uno o de otro.

La lengua puede acabar perdiendo su esencia 


Con esto quiero llegar a la conclusión de que tenemos que ser conscientes de que la lengua puede ser modificada, pero si no modelamos y conservamos el lenguaje establecido, puede acabar perdiéndose su esencia. Y ya no solo esto, sino que también nosotros perdemos nuestra identidad respecto al habla, y si  esta se pierde, ¿qué será de nosotros?

La palabra nos identifica y nos diferencia, nos da las claves para expresarnos. El lenguaje no se refiere solo a los sonidos que articulamos al hablar, sino también a la escritura, la pintura e incluso… ¿la música? Sí, la música que está siendo muy cuestionada por el vocabulario usado en las canciones. Insisto, ¿por qué se critican las letras de canciones y no las palabras empleadas por los mandatarios? Pues, porque nos interesa más lo que escuchan nuestros hijos,  debido a que gran parte de ellos se pasa todo el día con los auriculares y se ponen a cantar lo que escuchan. Y más, últimamente con las canciones de Bad Bunny, Bryant Myers o cualquier otro cantante de ese estilo que llega más a un público juvenil y sus letras no son las más adecuadas como para que un niño tenga en la boca las palabras que ellos emplean. Nuestros hijos son el futuro y si no nos encargamos de conservar nuestro lenguaje, ¿cómo hablarán las generaciones futuras?

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«No tenemos más remedio que desobedecer la norma» https://periodismo01.ull.es/estamos-avanzando-mucho-mas-de-lo-que-la-mayoria-de-los-miembros-de-la-academia-reconocen/ Sun, 08 Apr 2018 12:50:37 +0000 http://periodismo.ull.es/?p=53086 Mercedes Bengoechea Bartolomé es sociolingüista, catedrática en Filología Inglesa y referente de la defensa del uso del lenguaje no sexista desde una fundamentación académica.​ Ha recibido distintos galardones por su labor investigadora e innovadora. Desde 1994 es componente de la Comisión Asesora sobre Lenguaje del Instituto de la Mujer (NOMBRA) y, recientemente, ha impartido el curso Integración de la perspectiva de género en la docencia universitaria en la Universidad de La Laguna. Además, llevó a cabo la conferencia Feminismos y gramática: las preguntas sin respuestas por el Día Internacional de la Mujer.

¿Qué motivos le han llevado a defender la necesidad de un lenguaje no sexista? “Cuando tenía quince años, mi madre me regaló el libro El segundo sexo de Simone Beauvoir, una obra feminista que da muchísima importancia a la construcción del lenguaje que define a la mujer. Sin embargo, fue el momento en el que empecé a estudiar filología cuando me di cuenta de que se explicaba cómo funcionaba la lengua sin contar los porqués, simplemente ‘era así y había que usarla de esa manera’. Desde ese instante comencé a interesarme por determinados usos lingüísticos”.

«Estamos aquí para cambiar el mundo»


¿Cómo pasó a formar parte de la Comisión Asesora sobre Lenguaje del Instituto de la Mujer? “En el año 1994 la UNESCO contactó con el Instituto de la Mujer ya que consideraba necesario que se hiciera algo sobre el lenguaje, pues jugaba un papel fundamental en la desigualdad entre mujeres y hombres. El Instituto llamó a las pocas expertas que investigaban el lenguaje en ese momento. Se formó entonces la Comisión Asesora del Lenguaje del Instituto de la Mujer, conocida como NOMBRA, y empezamos a trabajar para combatir el lenguaje sexista”.

¿Cuál es la investigación más importante que han hecho como grupo? «Uno de los trabajos, del que nos sentimos más orgullosas, es un estudio de la edición de 1992 del Diccionario de la Real Academia Española, titulado Lo femenino y lo masculino en el DRAE. Fue reconocido por la ONU como una de las grandes investigaciones que habían contribuido, en mayor medida, a la liberación y a un cambio en la desigualdad. Que una organización tan destacada considerara relevante nuestro trabajo es mejor que cualquiera de los premios que se pueden ganar. De hecho, tuvo tanta influencia, que el Diccionario de la Academia ha reconocido de forma implícita muchas profesiones en femenino. Lo que nosotras le criticábamos, ahora lo modifican. Para eso es para lo que estamos, para cambiar el mundo“.

«La RAE refleja la sociedad cuando quiere»


La RAE sigue promoviendo el uso del genérico masculino para referirse a una mayoría, sin tener en cuenta el número de mujeres y hombres. ¿Cómo podemos empezar a cambiar estas normas lingüísticas? “El uso del genérico masculino forma parte del funcionamiento de la lengua, pero es una discriminación hacia las mujeres que procede del patriarcado. Ante esto no tenemos más remedio que desobedecer la norma y empezar a usarla de otra manera. Puede que dentro de un siglo tengamos un género neutro o puede que los dos géneros coexistan en igualdad de condiciones. No sé hacia dónde vamos, de momento el cambio más importante que percibo es la feminización de la lengua».

¿Tiene que ver con la educación? «Muchos centros escolares y universidades ya toman la iniciativa de usar el femenino cuando en una clase hay mayoría de mujeres. Estamos avanzando mucho más de lo que la mayoría de los miembros de la Academia reconocen”.

¿Cree entonces que el Diccionario de la Academia refleja nuestra sociedad, como ellos mismos defienden? “Una profesora me contaba su indignación porque el Diccionario de la RAE rechace miembra, como femenino de miembro, pero sí acepten expresiones como miarma, almóndiga… La RAE tiene un problema: siempre está oscilando entre su papel de registradora de la lengua y su función normativa. Como reflejar la sociedad no siempre va de la mano con la creación de la norma, cuando quieren la reflejan y cuando no, crean la norma”.

«Hay que animar a las chicas a que sean realistas y se valoren como se merecen»


¿Qué criterios ha enseñado en el curso Integración de la perspectiva de género en la docencia universitaria para acabar con esta situación? “Primero me he ocupado de desmontar el androcentrismo inconsciente que hay en todas las ciencias. Se desconocen las mujeres pioneras porque los hombres heredan los principios de las disciplinas y de los descubrimientos. He hablado también de la tendencia a utilizar bibliografía masculina. Cómo en las cartas de recomendación el profesorado tiende a decir que los chicos son brillantes y las chicas son trabajadoras. Incluso en la autoevaluación hay una desigualdad entre géneros: las mujeres nos consideramos menos y nos fijamos en lo que hacemos mal».

¿Y en cuánto a los hombres? «En cambio, los chicos suelen ver solo lo que han hecho bien. Hay que animar a las chicas a que sean realistas y que se valoren como se merecen, que es más de lo que ellas creen. Estas desigualdades estructurales afectan a nuestra docencia de forma inconsciente, por eso hay que cambiar las formas que discriminan”.

Como defensora del feminismo, ¿piensa que las manifestaciones y el paro del Día de la Mujer han conseguido cambiar la mentalidad de la sociedad? “Creo que el Día de la Mujer es una llamada de atención a la sociedad. Es un vínculo con otras mujeres que están en tu misma situación, sin importar la clase social o etnia. En cuanto al paro, es una gran iniciativa, pero la gente que realmente está en una situación de desigualdad difícilmente pueden ejercerla. En cualquier caso, lo más importante es que la participación masiva de estas reivindicaciones no solo ha tenido lugar en España. Es muy reconfortante ver que no es una lucha individual”.

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Maquillaje https://periodismo01.ull.es/maquillaje/ Mon, 01 Jan 2018 18:00:29 +0000 http://periodismo.ull.es/?p=44028 Hoy titulo este artículo con el nombre de la famosa (y pegadiza) canción de Mecano, y todo ello debido a la importancia que cobra hoy en día el maquillaje en todas sus facetas. En concreto, en la vertiente del lenguaje. Podemos decir que este se ha convertido en un elemento susceptible a cualquier crítica, confrontamiento y duda. Por ello, dedico estas líneas a tratar el tema de los eufemismos y lo políticamente correcto.

Antes de entrar en materia creo que es necesario definir el concepto de eufemismo con claridad. Según recoge el Diccionario de la Real Academia Española, nos referimos a eufemismo como la «manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante». Viéndolo así, podemos considerar que su uso ayuda a embellecer el lenguaje y le aporta al mismo un cariz adecuado a las circunstancias, siempre cuidadoso de no herir sensibilidades. ¿Será cierto esto? Antes de discutirlo, qué mejor que conocer algunos ejemplos. Como cantaba Mecano: te vas a horrorizar.

Tomemos la publicación Siete eufemismos que parió la crisis, de la Escuela de Periodismo UAM, publicado en El País. El primero de los siete casos alude al uso de movilidad exterior en el ámbito político para referirse, hablando mal y pronto, a la fuga de cerebros, o al hecho de que cientos de miles de jóvenes han tenido que abandonar España para buscarse la vida, porque en su país natal no existen las oportunidades laborales para ellos, pero sí un 41,9% de paro juvenil (EPA, III Trimestre 2016). Sombra aquí, sombra allá.

«¿De qué nos sirve emplear palabras y expresiones cultas y suavizadoras, si no nos enteramos de nada de lo que se nos está diciendo?»


Otros que me llaman bastante la atención son esos eufemismos que tratan de esconder aquello que no debe ser nombrado. Y no, no me refiero al Señor Oscuro (Voldemort), sino a la palabra crisis. Y es que existen tantas expresiones alternativas a ella que no sabría decir cuál me resulta más cursi. Estancamiento, condiciones adversas, ajustes, período de serias dificultades, y un largo etcétera que hacen que me replantee la ventaja de la riqueza del lenguaje.

Un espejo de cristal, y mírate, y mírate, continúa Mecano. Y es exactamente eso lo que debería hacer la sociedad. Mirarse al espejo y darse cuenta de la realidad falsa y aparente en la que estamos viviendo, y que muchas veces resulta engañosa por culpa de la manera en la que se nos presenta. ¿De qué nos sirve emplear palabras y expresiones cultas y suavizadoras, si no nos enteramos de nada de lo que se nos está diciendo? Y refuerzo la idea de la necesidad de someter a la sociedad a examen con una declaración del catedrático José Sarrión Gualda en su artículo Los eufemismos y el lenguaje políticamente correcto. En él afirma que «lo importante es trasformar la realidad injusta y luego el lenguaje dará testimonio y expresión ajustada de ese cambio».

Pero seamos sinceros con nosotros mismos y aceptemos de una vez por todas que los cambios, a día de hoy, son muy difíciles de realizar. Preferimos resignarnos a la realidad artificial en la que estamos inmersos y tratamos de maquillarla y sacarle brillo de donde no lo hay. Optamos por cubrir y no hablar de lo malo, aun sabiendo que existe. Nos lanzamos a hablar por hablar, sin darnos cuenta de que cada palabra que soltamos por nuestra boca no es real. Escogemos tener por objetivo la figura del bienqueda antes que decir las cosas claras. Y es eso de lo que trata el lenguaje y la comunicación: de hablar claro.

«Debemos ser contundentes y llamar a cada cosa por su nombre, sin tapujos»


Lo peor de que te engañen es que tú sepas que lo están haciendo. Y así de frustrada me siento cuando oigo que a una familia se le va a aplicar un procedimiento de ejecución hipotecaria, y no se dice alto y claro que va a ser desahuciada y puesta de patitas en la calle. Y si a esto se le suma el escándalo que genera que se llamen las cosas tal y como son… Me enfada que la gente se tire de los pelos al leer que Pérez-Reverte llama a unas jóvenes hijas de puta. Unas jóvenes pájaras, como también él las define, que se dedicaron a hacerle la vida imposible a otra chica que terminó suicidándose.

En definitiva, me enerva que no se hable alto y claro, con precisión y sin rodeos. Es la fórmula más efectiva y coherente a la hora de comunicar. Y es que no sirve de nada maquillar las palabras. Debemos ser contundentes y llamar a cada cosa por su nombre, sin tapujos. Porque, si algo es malo, debe expresarse como tal. Es necesario aprender y predicar una comunicación sin ataduras, sin eufemismos que inciten al desconocimiento y a la duda. Porque, a todas estas, ¿quién dice lo que es o no es políticamente correcto?

Ojalá el uso de los eufemismos deje de lado el objetivo de tapar la cruda realidad y se convierta en un elemento que enriquezca el lenguaje; y podamos cantar mira ahora, mira ahora, mira ahora, puedes mirar, y veamos una realidad lingüística acorde con lo que queremos y debemos decir. Todo ello con menos capas de maquillaje.

Viñeta: El Roto.

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