Estas mascarillas y guantes se convierten en basura incontrolada por la irresponsabilidad de las personas. Se pueden encontrar en calles, ríos, playas, costas y en el mar. Entre los múltiples problemas están los peces, las aves y otros animales que pueden ingerir sus plásticos blandos y flexibles o que pueden enredarse con facilidad. También pueden romperse en pedazos más pequeños, contribuyendo así a la contaminación microplástica.