La obra fue tramitada a través del Vicerrectorado de Infraestructuras y Sostenibilidad, cuya titular, Montserrat Acosta, explica que con ella se ha tratado de paliar una serie de deficiencias detectadas en estas instalaciones deportivas, las cuales dificultaban su uso normal y periódico: filtraciones de agua de lluvia, condensaciones sobre las placas de la cubierta, presencia de amianto en los cerramientos, falta de renovación de aire y reverberación y baja calidad acústica.

De este modo, la intervención estuvo guiada por tres premisas: salubridad, eficiencia energética y confort térmico-acústico, y se materializó en la sustitución de las placas de fibrocemento de la cubierta y fachadas, así como de las planchas de aluminio, por un cerramiento ligero con aislamiento térmico. También se han instalado equipos de extracción de aire, gracias a los cuales se eliminan las condensaciones interiores, y se ha conseguido atenuar la reverberación acústica mediante la colocación de planchas en cubierta y paramentos verticales.

Interiormente, el inmueble cuenta con luz cenital y luminarias led y unos 60 paneles fotovoltaicos sobre su cubierta renovada, los cuales alimentarán los equipos de extracción y de iluminación del recinto, haciéndolo así más sostenible y energéticamente eficiente.