El ambiente estuvo marcado por la presencia de decenas de banderas de Palestina, el colectivo LGTBIQ+ y de distintos sindicatos que ondeaban entre la multitud. Los colores y los mensajes coreados por las personas presentes dominaban la escena, simbolizando solidaridad y creando una atmósfera de unidad y determinación. Las primeras protestas se alzaron contra el «neofascismo que ataca los derechos de las mujeres, la libertad de expresión y los derechos de las personas migrantes».

En la Plaza resonaron cánticos de resistencia, como versos de un himno que desafía al autoritarismo y al odio. Se entrelazaron voces que clamaban por la justicia, por un mundo donde ningún ser humano sea etiquetado como ilegal. «¡Basta de racismo, ningún ser humano es ilegal!». Durante la manifestación, se escucharon diversos discursos apasionados de activistas y líderes comunitarios, respaldados por los enérgicos gritos y consignas.

«Ni casas sin gente, ni gente sin casa»

Con un palpable sentimiento de indignación y molestia se entonaron cánticos como «¡No es una guerra, es un genocidio!», «¡De norte a sur y de este a oeste, la lucha sigue cueste lo que cueste!». Además, la concentración mostró su total apoyo al Sindicato de Inquilinas de Tenerife que, el pasado 23 de junio, sufrió un incendio en su local en el municipio de San Isidro donde almacenaban ropa, juguetes y productos que donaban a familias de la Isla que viven bajo situación de vulnerabilidad.

Bajo el lema «Ni casas sin gente, ni gente sin casa», dos representantes del Sindicato aprovecharon la ocasión para defender el derecho a que toda persona tenga una vivienda y para anunciar que el próximo sábado, 13 de julio, convocarán una manifestación en el municipio sureño para exigir responsabilidades.

Con más de una decena de banderas y pañuelos palestinos, camisetas decoradas por el propio estudiantado con frases como «Free Palestine» y las ganas de cambiar el mundo, el variopinto grupo acampa en el Campus de Guajara desde el pasado martes, 14 de mayo, a esperas de saber cuántos días más les quedan allí. 

A las 12.28 horas pausaron los cánticos para dar paso a la colocación de una insignia y a la lectura de un manifiesto en el Aulario. Un pequeño grupo subió hasta el último piso y desde el interior del edificio colocaron una gran bandera de Palestina que tomaba prácticamente dos pisos. Con aplausos y con el cántico «Rector es tu deber romper con Israel» remarcaron que no se irán hasta que la ULL no se convierta en otra de las universidades españolas que han cortado lazos con Israel.

A continuación, Ancor García y Mariel Aabassati, organizadores de la concentración y miembros de la asamblea estudiantil GARA, leyeron el escrito desde la tercera planta de la Facultad. Con voz firme y un serio semblante le pidieron a la ULL que actuaran inmediatamente, pero dirigiéndose en concreto al rector, Francisco García. Afirmaron que habían desarrollado un documento de once páginas indicando las cosas que se ha hecho incorrectamente por parte de la Universidad y qué se debería llevar a cabo para apoyar a Gaza.

Con pasión y sentimiento García lamentaba la muerte de la población palestina asesinada durante los últimos 36 años por parte del Gobierno israelí. Además, recalcó que tanto asociaciones como algunas ONG se habían puesto en contacto con la asamblea, pero que no habían escuchado nada del rector. Continuó leyendo el manifiesto Aabassati, dirigiéndose al Gobierno estatal: «Le recordamos que reconocer a Palestina como estado no es suficiente».

Terminaron diciendo «este rector puede y debe romper sus relaciones con Israel» que fue acompañado por el resto del grupo gritando que «desde el río hasta el mar, Palestina vencerá” y «¡Que viva Palestina libre! ¡Viva!». Tras el intenso cierre y después de casi una hora de concentración, quienes participan en la acampada volvieron a sus casetas de campaña. Un día más con las conciencias tranquilas y el corazón lleno, sabiendo que están aportando su granito de arena a la sociedad. 

José Abu-Tarbush dijo que que el conflicto no empezó el 7 de octubre de 2023, sino «muchos años atrás», pues «Israel ha violado claramente el derecho internacional humanitario». Recalcó también que, a día de hoy, la cifra de mutilados en Gaza asciende a más sesenta mil. «La agenda societaria en el mundo árabe era cambiar el orden político interno», subrayó el autor mientras relataba los antecedentes del conflicto y sus consecuencias.

«Israel ganará la guerra pero realmente la perderá», aseguró, por su parte, Isaías Barreñada. El profesor  de la Universidad Complutense de Madrid también señaló que el conflicto sigue en pie debido a que Israel continua recibiendo el apoyo de países como Estados Unidos desde el exterior .

El codirector del Grupo de Investigación Complutense sobre el Magreb y Oriente Medio subrayó la circulación de supuestos «planes» israelíes y destacó los escenarios posibles que podrían conllevar estos «planes», entre los que se encuentran la expulsión de palestinos, el vaciamiento de la franja y la anexión o, incluso, la retirada israelí, «la cuál traería consigo una nueva autoridad palestina».

Barreñada recalcó al final de la presentación que la cuestión de si Palestina es realmente un estado o no, recae en la propia Palestina y no en Israel.

El acto fue presentado por el rector de la ULPGC, Lluís Serra, que aseguró que la reunión «nos enfrenta a una terrible realidad». Asimismo, Inés Miranda, consejera del Área de Política Territorial y Paisaje en el Cabildo de Gran Canaria, afirmó que «toda acción política tiene que estar relacionada con la defensa de los Derechos Humanos» y agregó que «debe ser algo permanente».

Tras hacer un breve recorrido por la situación actual de Palestina, un territorio ocupado por Israel, la consejera aseveró que «el pueblo palestino y el saharaui deben tener una respuesta inmediata y España asumir una responsabilidad directa».  Sin embargo, «la solidaridad es fundamental, pero tenemos que crear una sociedad responsable y capaz de manifestarse por el dolor de quien se encuentra al lado», concluyó Miranda.

«En los medios de comunicación, Palestina desaparece»

Según la presidenta de la Asociación Mujeres por la Paz y Acción Solidaria con Palestina, María Rosa Halaby, el objetivo «es hacer visible Palestina porque en los medios de comunicación desaparece» y añadió que «hace falta mucho amor porque estamos llenos de violencia». El libro presentado desembarcará en las bibliotecas públicas de Canarias porque «queremos que llegue a mucha gente la historia de Palestina, pero también su temido futuro», manifestó Rosa Halaby que, además, recordó que «siempre podemos hacer algo para lograr el cambio».

Para acabar con la intervención, la presidenta puso un vídeo de Raquel Martí, directora ejecutiva de la Agencia de Naciones Unidas para las personas Refugiadas de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA). Martí presentó, de manera virtual, los cómics realizados por la Agencia para «derribar los estereotipos y muros que existen sobre las mujeres de Gaza».

En palabras de Raquel Martí, «Palestina es un ejemplo de resiliencia que transforma sociedades» y manifestó que, actualmente, «estamos viendo la mayor violencia en décadas. La situación humanitaria es crítica». Además, la directora explicó, a lo largo de su discurso, la situación económica que enfrenta UNRWA. «Más de seis millones de personas palestinas dependen de nuestras ayudas y UNRWA no tiene fondos suficientes, subsiste con donativos», subrayó.

«Hay que poner rostro a lo que vemos como cifras»

Por su parte, la periodista y autora de la obra, Teresa Aranguren, señaló que «el libro aporta la experiencia de protagonistas que, por circunstancias, han emigrado de Palestina pero nunca la olvidan». Con el fin de poner los relatos de quienes protagonizan la historia en el centro, Palestina, el hilo de la memoria «recoge algo que nos hace seres humanos: la memoria y por eso nos da tanto miedo perderla», sostuvo Aranguren, a lo que agregó que «Canarias es el hogar encontrado, pero no se olvida el hogar alejado, pues hay que poner rostro a lo que vemos como cifras».

Basándose en su experiencia, Aranguren destacó la amabilidad y afabilidad de la población palestina, algo que, según la periodista, comparten con el pueblo canario. «Siempre enriquece lo que se integra en nuestro ser y necesitamos desmontar los mitos falaces que nos hacen ver al migrante pobre como una amenaza», concluyó Aranguren.

El acto se cerró de la mano de Delia Padrón, coordinadora de Amnistía Internacional en Canarias. «La franja de Gaza está cada vez más reducida. Los medicamentos no entran en Palestina», aseveró Padrón y afirmó que «el problema de la migración es precisamente eso, que se considera un problema».

«Están vendiendo una historia de genocidio y de ocupación absolutamente ilegal y terrorífica»

Iris Serrano es la autora de Palestina tiene nombre de mujer, un libro ilustrado sobre la historia de 40 mujeres  y su ejemplo de lucha en las trincheras de la cotidianidad.  Todo comenzó hace unos años, cuando descubrió Pallasos en Rebeldía, una organización que ofrece ayuda humanitaria a través de las artes escénicas. Con ella realizó un viaje que cambiaría su vida para siempre. Tras presenciar la miseria del pueblo palestino decidió actuar. Con el cien por cien de los beneficios resultantes de la obra la organización financiará una caravana que visitará el País en 2021 para llevar de vuelta la felicidad.

«Definir a las mujeres palestinas es muy complejo. Son muy diversas, pero sin duda hay un hilo conductor en todas ellas: su capacidad de resistencia, lucha y dignidad», comenta la artista. Explica que, intentan tener una vida feliz dentro de la anormalidad que supone vivir bajo la ocupación del ejército israelí. Iris Serrano confiesa que la obra se articula a través de la historia de una madre que la conmovió profundamente. Los opresores asesinaron a su hijo yendo al colegio.

«Creo que el mundo merece una Palestina libre, sigo creyendo en la justicia y tengo esperanza», declara emocionada. La ilustradora cree que habrá un momento en el que Israel tenga que mirarse al espejo y entienda el genocidio que se ha cometido contra el pueblo palestino durante setenta años. «Es de un nivel de crueldad incomparable, hay un aparataje para destruir Palestina en todos los sentidos», explica.

«Todo consiste en minarles para hacerles desaparecer y que pierdan la esperanza»

La artista, testigo del autoritarismo israelí, relata cómo les quitan sus tierras para que no puedan cultivar, por lo tanto, los condenan a no prosperar. El ejército les obliga a hacer recorridos de dos kilómetros para cruzar un metro porque han puesto unas medianeras de hormigón. Aquellos que se arriesguen a burlar el camino se llevarán un tiro. «Todo consiste en minarles para hacerles desaparecer y que pierdan la esperanza», sentencia.

La muralista considera que la deshumanización del pueblo palestino aparece con las mentiras de Israel. La propaganda del estado invasor los trata como terroristas, e incluso como perros. «Hacen ver cómo las instituciones salvan a los hebreo de los enemigos fronterizos, para así poder seguir anexionando territorios», relata Iris Serrano. Declara que, además, intentan equiparar a los dos bandos como si estuviesen en la misma situación. Esto forma parte de la política de odio que se ha forjado contra los palestinos.

Debido a la pandemia, Iris no puede viajar a Palestina. Aun así, sigue estando activa en su trabajo como muralista. «Para mí es muy importante que el arte este en la calle, me gusta que esté al servicio y a la vista de la ciudadanía», comparte la ilustradora. Actualmente, está inmersa en el proyecto Herstory, su nuevo trabajo se esta realizando en colegios. Nacido con motivo del 8 de marzo, trata de visibilizar referentes feministas que se ha intentado silenciar.

Los infantes colaboran seleccionando las mujeres que están representadas. Así podrán conocer sus historias, pues han sido admiradas en todos los campos, desde el humanista hasta el científico. Serrano también pone a la venta ilustraciones de distintos formatos y tamaños, los gastos de envíos serán gratuitos todo el mes de abril. Su arte esta expuesto en su perfil de Instargram y pueden contactar con ella a través de mensaje directo.

Sobre el escenario se estrenó con fuerza la banda tinerfeña Caracolas  integrada por Nuria Hernández como voz solista, Aborá Cel Abreu con el violín y los coros, y Aileen López y  Karina Martín con la percusión. A continuación, Iván Prado irrumpió en el escenario, haciendo que el público lo arropara con aplausos. Primero, dio las gracias por asistir a los presentes y  en especial a la Asociación Pallasos en Rebeldía por su trayectoria solidaria durante años apoyando estos eventos. Minutos más tarde, inició la lectura dramatizada de los poemas del libro, que dedicó «a todas las mujeres que sostienen el pueblo palestino en situaciones de precariedad y luchan para salvar sus vidas».

«Debemos mirar hacia arriba»

A continuación, comenzó la actuación aérea por parte de la compañía Kanbahiota Troup. La acróbata sorprendió al público con su espectáculo lleno de fuerza y acompañado de música dramatizada. Al finalizar golpeó con patadas enérgicamente un muro de cartón de la decoración, con el que pretendía simbolizar el muro que debemos derribar en Palestina e invitó al público a «mirar hacia arriba, que nos hace falta, sobre todo aquí en el presente cuando estamos tan cabizbajos dentro de las pantallas».

La gala continuó aumentado el interés de todos los presentes, que disfrutaron nuevamente de las maravillosas voces de la banda Caracolas, acompañadas de la actuación de Kanbahiota Troup en una de las tres canciones en las que se adentraron. Además, en la canción final se unió Iván Prado relatando más poemas del libro con la música de fondo, provocando dramatización en sus palabras y incitando un mayor interés a los espectadores.

Los problemas técnicos no impidieron continuar el acto

Para finalizar el evento se proyectó un vídeo, que aunque por problemas técnicos no se pudo ver completo, mostró de forma clara y cercana a todas esas personas reales que sufren situaciones precarias en Israel. También evidenció la labor de las organizaciones solidarias que pretenden aumentar la visibilidad a situaciones que tal vez no nos afecte tanto al primer mundo, pero que deben ser importantes para toda la humanidad. Este video rindió homenaje a las mujeres y niñas de Palestina que conviven continuamente con conflicto militares y que luchan cada día dándonos una lección de dignidad.

Debido a numerosos cortes del video para intentar solucionar el problema, Iván Prado entretuvo al público con risas y chistes. «Si alguien me puede dejar un poco de agua por favor, y no es broma», «parece que el video va poco a poco, mejor eso que nada», fueron algunas de sus frases para distraer la atención. Esto dio pie a que el autor relatara una de sus vivencias más duras en Palestina en el año 2003. Se disponía, junto a sus compañeros, a actuar como payasos cuando comenzaron a bombardear el campo de refugiados donde se encontraban en ese momento. «Abrí la puerta de la sala de escobas donde nos encerramos y vi como niños y niñas cantaban y aplaudían para evitar el miedo», relató conmovido, «en ese instante me di cuenta que quería dedicarme a esto, como por unos minutos de risa o canto se podía olvidar el caos de la guerra».

Llegando al final, se unieron al autor en el escenario, las integrantes de la banda Caracolas, la presentadora Elena Castillo, así como la artista acróbata para dar la despedida y, nuevamente, las gracias al público. «Quiero hacer llegar un abrazo solidario a todas las mujeres en Palestina y para ello os pido que os levantéis y golpeéis vuestro pecho», dijo Iván Prado afligido. El teatro se puso en pie y comenzaron las palmas, mientras Nuria Hernández cantaba, el público le seguía el ritmo con sus aplausos. Finalmente, el acto acabó pidiendo «Free Palestine» a la vez que el autor sacudía la bandera de Israel, lugar en el que se vive en condiciones en las que no se respetan los derechos humanos.

3640 muertos. 150 000 sin hogar. Esos son los resultados de la población palestina tras las tres últimas grandes masacres israelíes en Gaza: Plomo Fundido, Pilar Defensivo y Margen Protector. Sin embargo, se producen embestidas diarias con medios antidisturbios y disparos de munición real. Embestidas insonorizadas. Embestidas que se duplicarán infinitamente si no se percibe Jerusalén como epicentro de cualquier solución negociada sobre el conflicto.

Alimentamos la guerra constantemente

¿Dónde está la sorpresa en la declaración de Trump? ¿De qué nos horrorizamos? Se habla de esta guerra como un caso aislado cuando la alimentamos constantemente. Las exportaciones de armas alemanas y estadounidenses, el reparto de territorios, el colonialismo británico, el apoyo a muros separatistas… ¡Sorpresa! Una vez más el imperialismo occidental y sus intereses capitalistas son los protagonistas de esta historia. Y, ¡sorpresa! Una vez más, fingen el mejor papel de asombro y extrañeza ante los medios y el resto del mundo, con un discurso bien elaborado que comienza con un “hay que parar esto” y termina con “pero no es nuestro asunto y no podemos involucrarnos”.

Se ha abordado el conflicto con la percepción de que los judíos y los árabes luchan por territorio y se ha optado por la, aparentemente lógica, solución de la división de tierras. No obstante, no se trata de 125 kilómetros cuadrados, la extensión de Jerusalén. Se trata de alcanzar la libertad sosegada de dos estados que requieren de la definición de un horizonte político. Se trata de darle voz a un exterminio que está acabando con vidas diariamente. Se trata de dejar de abonar una pugna por meros beneficios propios. Se trata, tal y como dijo Montefiore, de que Jerusalén “sea la capital de Israel, pero no indivisible porque para alcanzar la paz también necesita ser la capital de Palestina». La paz de la que les despojaron en el colonialismo y la cual hoy, lejos de devolverla, siguen arrebatándola.