Centrándose en la carrera de Historia del Arte, afirma que los alumnos que la cursan no lo hacen, en su mayoría, por las salidas laborales, sino porque “mueren por dedicarse a ello”. Sin embargo, asevera que desde que han puesto nota de corte «se ve a simple vista realmente quienes aman el Grado».  Además, menciona que «por regla general, las promociones con menor número de alumnos suelen ser las mejores, aunque hay de todo”.

Con respecto a su labor como escritor asegura que tiene componentes “culturistas, con cierta influencia de los poetas de la Generación del 70”. Refiriéndose a su nuevo libro, Las Presencias, presentado el pasado viernes 12 de mayo en el TEA, afirma que “es un intento de combinar experiencias personales con la frustración del paisaje urbano contemporáneo”. Un poemario inédito que “no tiene nada que ver con algo que haya escrito anteriormente y en el que se incorporan elementos “escandalosamente personales”.

El acto comenzó con una pequeña introducción de la conservadora del TEA, Yolanda Peralta, en la que dio a conocer el trabajo previo de Pérez Díaz hasta llegar a Las Presencias. La amenizadora del encuentro contó al público asistente que el texto era «completamente nuevo», pues el docente había intentado publicar, con anterioridad, dos escritos con el mismo nombre. Con estos ganó dos premios, sin embargo, nunca salieron a la luz.

Él mismo afirma que los destruyó y que solo publicaría algo si realmente se sentía satisfecho con el resultado. Siguiendo por esta línea, aseguró que «pese a que todo el mundo destacaba su poemario por su melancolía, yo lo veía como lo más alegre que he escrito en la vida». Además, confesó que incorpora elementos «escandalosamente personales».

Tras la intervención de Peralta y del docente, se pasó a la representación llevada a cabo por la Agrupación de Teatro de Filología de la Universidad de La Laguna, dirigida por José Antonio Ramos Arteaga, que interpretó varios poemas del autor. De fondo, uno de los intérpretes leía mientras que los demás actuaban frente a los espectadores, que durante unos minutos se sumergieron en la lírica.

Finalmente y antes de pasar a la ronda de preguntas para terminar la presentación, el profesor de Historia de la Música leyó cuatro de sus composiciones que culminaron en un aplauso generalizado. El musicólogo no llegó a explicar el por qué del título del libro, generando dudas y curiosidad en los espectadores. «La respuesta está en las páginas», concluyó.