Un amor que se incrementó aún más cuando vi a toda la ciudadanía poniendo su grano de arena para tratar de frenar al avance del fuego. Familias como la mía que se han visto al borde de perder su casa y otras que no han tenido tanta suerte. Mientras mi madre preparaba el coche con nuestros bienes más preciados, corrí junto a mi padre, mi hermano y mis dos primos hacia la casa del vecino que ya tenía las llamas encima. Sofocarla también era una forma de detenerlo y que no llegara a nosotros.

Si ya me encontraba estresado, el mundo se me vino al suelo cuando, entre el sonido de las explosiones de las bombonas de butano, un señor mayor me dijo: «Por favor, salven mi casita». Fueron unas palabras que yo no estaba preparado para escuchar y que me dolieron en el alma. Por fortuna, y gracias a la ayuda de más gente que se unió a la lucha, conseguimos controlar la zona con una cuba de agua justo antes de que llegara el servicio de bomberos. Sin embargo, no pudimos evitar que su ganado falleciera.

«Se han producido innumerables pérdidas por falta de preparación»

Y es que esta vez ha sido diferente a lo antes visto. Lo normal siempre ha sido que se quemen nuestras cumbres, pero ni siquiera mi abuela recuerda un incendio que se haya abierto paso entre la zona urbana. Cientos de personas fueron desalojadas y muchas de ellas perdieron su hogar, su vehículo… O lo que es peor, su principal sustento económico como huertas, invernaderos o herramientas de trabajo.

Todavía se puede oler el humo desde mi calle. Algo estamos haciendo mal en el protocolo de actuación para el control y extinción de incendios en las Islas. Si bien no podemos eliminar a la gente irresponsable, me gustaría centrarme en la solución en lugar de en el problema.

Sí, volaron los helicópteros desde el principio para reconocer el terreno, pero cuando empezaron a descargar agua ya estaba descontrolado. Sí, se enviaron tropas de la Unidad Militar de Emergencias (UME) a La Palma, pero llegaron demasiado tarde y cuando lo peor ya había pasado. Y sí, contamos con una avioneta que tenía la capacidad de descargar agua, pero era una cantidad escasa y cada 25 minutos. Esto último es lo más indignante, porque no es normal que el hidroavión más cercano a Canarias se encuentre en Andalucía. Se lleva pidiendo mucho tiempo, sobre todo desde el incendio de Gran Canaria de 2019. ¡Necesitamos una base de hidroaviones aquí! Al menos en verano.

«El peligro estaba cantado desde el primer minuto»

Las emergencias por incendios forestales se rigen en Canarias mediante el Decreto 100/2002, de 26 de julio, por el que se aprueba el Plan Canario de Protección Civil y Atención de Emergencias por Incendios Forestales (INFOCA). Este plan tiene como objetivo garantizar la eficacia, la agilidad y la coordinación de la respuesta a las distintas emergencias de esta índole. Y ni yo, ni nadie de todas las personas con quien he tenido esta conversación, creemos que lo consigue. Según ese Plan, para poder recibir refuerzos por parte del Gobierno estatal el incendio debe ser de Nivel 2.

De la misma manera, en ese Decreto se exponen otras características que se usan para calificar la potencial gravedad de la catástrofe. Pero los niveles de alerta deberían dejar de tener sentido en un día con más de 39 grados de temperatura y fortísimas rachas de viento. Existía riesgo para la vida, las zonas habitadas, las infraestructuras… Además, estamos en una época de «Peligro Alto» sumado a las duras condiciones climatológicas.  Si nos guiamos por esos otros atributos, el fuego de El Paso conllevaba un altísimo riesgo desde su inicio.

Habrá quien diga que no había manera de pararlo por culpa del viento. Y no le quito la razón. Aunque  no significa que no se haya podido actuar más rápido a sabiendas de la peligrosidad. Si no es este, estoy seguro de que en años anteriores muchos de los pequeños fuegos que se convirtieron en grandes incendios forestales no habrían pasado de eso, de simples conatos, si en lugar de curar se apostara por prevenir. No conozco a una sola persona de la Isla que no prefiera que sus impuestos vayan dirigidos a hacer despegar un helicóptero o hidroavión sin necesidad, antes que necesitarlo y no tenerlo.

Después de un pequeño retraso debido a la ronda de preguntas de la ponencia anterior, hacia las 10.30 horas se inició la mesa redonda, moderada por la alumna de enfermería de la ULL Sandra Morín, en la que participaron el capitán José Manuel Pérez, jefe sanitario de la Unidad Militar de Emergencias en Canarias; Domingo Luis Martín, vicepresidente Provincial de Cruz Roja Española y estudiante de Enfermería; Néstor Rodríguez, enfermero en Equipos de Respuesta Inmediata en Emergencias (ERIE), e Ignacio Herranz, enfermero del helicóptero del Servicio de Urgencias Canario (SUC).

El papel del enfermero en la UME

Tras la presentación del acto y de los ponentes, la primera palabra la tuvo el militar José Manuel Pérez Rosales con la charla Unidad Militar de Emergencias (UME), en la que, a pesar de varios fallos técnicos, expuso con bastante soltura y con mucho material visual cómo trabaja el enfermero de esta unidad en diferentes casos y qué víctimas potenciales son las que tratan.

El capitán de la UME comenzó comentando las capacidades genéricas que tienen para poder entender qué hace el enfermero militar, como el mando y control de emergencias, inundaciones y rescates acuáticos, grandes catástrofes por aspectos meteorológicos y los seísmos y deslizamientos del terreno, este último por parte del equipo USAR (Urban Search and Rescue). A su vez, también habla de las capacidades específicas donde el enfermero tiene un papel indiscutible en accidentes aéreos, ferroviarios, trabajos subacuáticos, sobre todo de buceo y accidentes nucleares, químicos y biológicos.

Destacó la gran significación de los enfermeros en el equipo USAR, pues “tienen que tener un amplio conocimiento de la metodología y no solamente tienen que conocer las operaciones, sino además las prácticas de seguridad y saber cómo actuar en todo momento”. A su vez, habló de las dos unidades de UME que hay en Canarias, que se encuentran en Los Rodeos (Tenerife) y en Gando (Gran Canaria), y expuso la misión principal de los enfermeros, la cual trata de la asistencia sanitaria a la unidad en ejercicios de instrucción, adiestramiento y operaciones y a personal civil e integración con otros dispositivos sanitarios.

La importancia de la autoprotección

Tras el enfermero militar, el siguiente turno fue para Domingo Luis Martín, con la charla Autoprotección para intervenciones en zonas de conflicto, en la que, con un tono más humorístico que el anterior, insistió en la importancia del concepto de autoprotección en las intervenciones como profesionales sanitarios, al igual que comentó las medidas de seguridad que deben cumplir.

Inició dando una definición poco académica pero muy gráfica de la autoprotección diciendo que “es lo que decimos a nuestros padres que vamos a hacer, pero no hacemos, como decir que no beberemos mucho o que conduciremos con cuidado”. Continuó explicando la importancia de protegerse a uno mismo ya que en Cruz Roja se enfrentan a amenazas como secuestros, asesinos o agresiones y tienen que acostumbrarse.

Sin embargo, confesó que aunque siempre hayan ataques no se acostumbran a las grandes pérdidas de los ayudantes, y para ello mostró una gráfica elaborada por Aid Worker Security en la que mostraba que en 2017 se habían atacado a 313 trabajadores, de los que 139 fueron asesinados, 102 heridos y 72 secuestrados.

Persistió en que los sanitarios de Cruz Roja deben seguir las medidas de seguridad oportunas en las viviendas, hoteles, conducción o los diferentes tipos de controles militares, entre otras situaciones que te puedes encontrar, sobre todo en países extranjeros o lugares conflictivos, para asegurar la protección. Para demostrar la importancia de ello, mostró un vídeo en el que aparecían unos narcotraficantes de México disparando a coches.

Actividad sanitaria en emergencias colectivas

En tercer lugar le tocó el turno a Néstor Rodríguez con el tema de Asistencia sanitaria en dispositivos de riesgos previsibles: Incidentes de múltiples víctimas, explicando en mayor parte la labor del ERIE de Cruz Roja Española de Asistencia Sanitaria y Clasificación de Víctimas y dando bastantes ejemplos con fotografías y casos.

Para empezar habló de los incidentes de múltiples víctimas, afirmando que “es aquel evento fortuito en el que exige una respuesta de recursos materiales y personales que sobrepasan nuestra capacidad habitual” y lo diferenció de un dispositivo de riesgo previsible, que definió como «una estructura sedentaria que se programa, se planifica y se piensa y en el que nosotros nos podemos adelantar a la necesidades sanitarias que podamos tener en ese momento”.

Asimismo, le dio importancia al Equipo Respuesta Inmediata de Emergencia con ejemplos de sus funciones y deberes. Además, aclaró que como en Canarias hay pocos casos de accidentes de múltiples víctimas, el ERIE tiene que hacer simulacros para conseguir experiencia y poder actuar en fiestas populares, eventos deportivos… Como ejemplo de intervención de esta unidad, puso en contexto el Carnaval de Santa Cruz de Tenerife, donde tenían un puesto sanitario para garantizar la salud de las personas en mal estado, y en el que atendieron a más de 650 personas en nueve días.

Helicópteros como transporte sanitario

Para finalizar, Ignacio Herranz centro su ponencia en la utilización de helicópteros como medio de transporte de pacientes habitual en Sistemas de Emergencias Médicas (SEM) y de las funciones y el perfil del enfermero que va dentro del helicóptero.

Habló sobre la evolución del sistema de transporte sanitario por helicópteros, el cual empezó en torno a 1950, mientras pasaba imágenes de aeronaves antiguas y nuevas. Apuntó la necesidad de contar con este medio a pesar de lo costoso que puede resultar, argumentando que “esta es una magnífica forma de movilizar la asistencia sanitaria en las Islas”.

Herranz indicó que en Canarias hay dos tipos de transporte sanitario: el primario y secundario. “El primario es cuando vas al lugar del incidente y el secundario es uno interhospitalario”, con los que cuentan con una red de aerosuperficies en los hospitales de las diferentes islas. No obstante, confesó que los helicópteros tienen sus limitaciones, como depender de la meteorología o la visibilidad del espacio, así como deben tener cuidado con las áreas confinadas y los obstáculos, sobre todo con los cables.

Clausura

Para concluir la jornada, José Antonio Clemente, profesor asociado del Departamento de Enfermería de la ULL, realizó su ponencia bajo el tema Humanizar los cuidados intensivos, en la que comentó la necesidad de un ambiente y entorno en los hospitales y en la intervención sanitaria para la mejoría del paciente.

Clemente comenzó su intervención con una especie de teatrillo en el que narró una historia sobre una mujer que había padecido neumonía mientras se veía un vídeo como si fuera la perspectiva de la familia y de la paciente. Después, con la participación activa del público y haciendo referencias y poniendo ejemplos con películas y series conocidas, como Forrest Gump, Juego de Tronos o Men in Black, expuso cómo tratar a las personas hospitalizadas para que la relación con ellas fuera más humana, cálida y emocional.

El profesor también manifestó su satisfacción con el Congreso: «Las jornadas llevan 23 años funcionando y yo acabé la carrera hace veinte, o sea que pueden haber empezado casi cuando empecé a estudiar Enfermería. Por ello la participación del alumnado es increíble, estoy totalmente orgulloso de  que sean capaces de sostener esto a lo largo del tiempo».