A la hora de reinventarse para seguir haciendo humor para sus seguidores, Abubukaka declara que han potenciado más la creación audiovisual con imágenes del día, directos en redes sociales o publicando cortos grabados. Asímismo, ha buscado nuevas formas de interacción con el público, como ha sido su página en la plataforma Patreon. También, aseguran que en tiempos de cuarentena han recibidos numerosos mensajes de agradecimiento por parte de los seguidores por el trabajo que han ido realizando, ya que creen que el humor es una forma de distracción ante esta situación extraordinaria.

Por otro lado, el cuarteto humorístico, a pesar de haber seguido con los eventos después del confinamiento, confirman que las cifras de los espectadores han bajado por las restricciones de aforo, pero aún así han agotado las entradas en todas las actuaciones realizadas.«Se nota que la gente tiene ganas de volver a los teatros y espacios culturales», apuntan. Para asegurar las medidas de higiene y seguridad, tranquilizan a los asistentes llevando a cabo todas las normas de prevención: temperatura, distancia, mascarillas, etc.

Yanes, Hubara, Lupiáñez y Pedrós aseguran que tienen una mezcla de sentimientos encontrados en cuanto a los eventos realizados actualmente. «Alegría por hacerlos, por el reencuentro, por saber que mejor eso que nada. Por otro lado, añoranza por ver menos gente, por no verles las caras». Y tanto es así que pasaron de tener un aforo de 700 personas en sus actos a ser 40, «fue nuestra nueva realidad post confinamiento», confiesan.

El cuarteto tiene planificada su próxima actuación para el viernes 18 de septiembre, en la casona de San Luis, Santa Úrsula, a las 21:00 horas con el nuevo espectáculo que acaban de estrenar: Uranio Empobrecido. Esta misma es una representación de actualidad inmediata, una de sus señas de identidad, donde el grupo apunta habla sobre el negacionismo tan de moda que se vive en este momento de pandemia.

¿Cuál es la esencia de este nuevo espectáculo, Uranio Empobrecido? «La de siempre:  Secuencia de sketchs que tratan de temas de actualidad como puede ser el negacionismo, la monarquía, la crisis… un poco de música y una voltereta».

¿Qué es lo que más echan de menos de la vieja normalidad? «Actuar en directo, tener a la gente cerca y oír cómo se ríe. Ya hemos empezado a actuar y se nos ha quitado un poco el mono, pero queremos más».

¿Cómo ven el futuro de su oficio? «Ahora mismo se muestra muy inestable, pero esperamos que con el paso del tiempo se encuentren las vacunas o tratamientos y se pueda volver a trabajar de una manera más cercana a la normalidad».

Bajo su experiencia, ¿creen que es posible hacer humor para todas las generaciones? «Nuestro público es muy diverso. Vienen a vernos desde adolescentes hasta jubilados. Está claro que las generaciones se identifican más con las cosas de su generación, pero aun así puedes llegar a todas las edades».

A nivel personal, ¿se han sentido realmente confortados con el trabajo que realizan? «Sí, mucho. La realidad es que igual en otros trabajos tendríamos más seguridad, menos estrés y, seguramente, más dinero, pero como nos gusta hacer esto, aquí seguimos».

«La sociedad se ha vuelto más susceptible y hay que medir lo que se dice»

¿Ha sido difícil ser humorista en estos últimos años? ¿Y durante la pandemia? ¿Han notado que las personas cada vez son menos tolerantes con el humor? ¿Es cada vez más difícil sacar contenido por miedo a que pueda ofender a ciertos colectivos? «Realmente la sociedad se ha vuelto más susceptible y tienes que medir mucho lo que dices o cómo lo dices. En tiempos de pandemia, igual se ha agudizado esa susceptibilidad. Pero, en general, nos lo solemos tomar como un reto. Estimula buscar la manera de decir algo que, dicho de otra forma, ofendería. También es cierto que, muchas veces, contamos con que diversas personas se van a ofender y aun así lo hacemos. Pero en esos casos solemos seguir adelante porque consideramos que es más importante tratar el tema que la ofensa que pueda causar».

¿Tienen proyectos futuros en mente? «Ahora mismo el futuro pasa por estrenar Uranio empobrecido. A partir de ahí, el futuro se planteará según se desarrolle la pandemia, así que el Covid-19 dirá…».

Ustedes llevan mucho tiempo haciendo humor. ¿Les fue fácil adaptarse al mundo de las redes sociales? «Nosotros empezamos en 2006 y desde el principio siempre creábamos material audiovisual para proyectarlo durante nuestros espectáculos. Así, cuando unos años después llegaron las redes, solo tuvimos que empezar a subir esos vídeos que ya teníamos. Cómo observamos que la gente los veía, empezamos a crear más».

Durante la pandemia, han ido publicando memes y vídeos prácticamente cada día. ¿Cómo es que surgió esta idea? «Desde aquí pedimos perdón por ser tan cansinos (risas). Las ideas surgen como siempre, pensando tonterías, hablando tonterías, viendo tonterías… y después darle forma a la tontería que te haya parecido más tonta».