Violación – Periodismo ULL https://periodismo01.ull.es Diario digital de la Universidad de La Laguna Thu, 11 Apr 2024 12:12:13 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.6.1 https://periodismo01.ull.es/wp-content/uploads/2016/04/cropped-PULL_Redondo-1-32x32.png Violación – Periodismo ULL https://periodismo01.ull.es 32 32 Aullemos https://periodismo01.ull.es/aullemos/ Thu, 11 Apr 2024 06:58:58 +0000 https://periodismo.ull.es/?p=281397 La madrugada del 7 de julio de 2016, durante las fiestas de San Fermín, una joven de 18 años fue violada por un grupo llamado La Manada. Ella decidió denunciar sin saber que supondría un antes y un después, no solo en su vida sino también en la historia de España. El caso se volvió mediático y en las calles comenzó una lucha sobre los términos abuso sexual y violación jamás vistos, terminando con miles de personas saliendo a protestar a la calle. Se rememora lo ocurrido gracias a la película documental de Netflix No estás sola: la lucha contra La Manada, que se estrenó el 1 de marzo.

La película documental narra lo ocurrido en base a audios extraídos textualmente de declaraciones judiciales, entrevistas y cartas. No solo los testimonios de audios son interpretados por actrices o actores para preservar el anonimato sino que a las víctimas sobrevivientes se les da un nombre falso. Lucía explica en el documental que llega a Pamplona con un compañero, el amigo se va al coche a descansar y entonces relata «me senté en un banco y había un chico que me dijo: ¿Estás sola?». Todo comenzó ahí.

Pero La Manada no era la primera vez que mordía. A través de la búsqueda en los dispositivos que se le había confiscado a los acusado descubrieron un vídeo de otra posible víctima de abuso. Paloma estaba inconsciente cuando abusaron de ella y, aún así, sabía que algo le había ocurrido. Tenía claro que no estaba loca y sus sospechas se aclararon cuando el agente le envió un fotograma para corroborar que era ella. Ahora a los acusados se les sumó la denuncia del caso de Pozoblanco.

«Sentí que iba a sufrir solo por ser mujer. Yo no quería sufrir»

Yo tenía doce años cuando el caso de La Manada se hizo mediático. Estaba en esa etapa de la vida en donde empiezas a descubrirte a ti y lo que significa ser mujer. Fue muy fácil empatizar con Lucía porque ella era yo y yo era ella. Aunque yo no tuviera su edad o hubiera ido nunca a las fiestas de San Fermín, las dos éramos mujeres y, por tanto, yo podría haber sido ella. Y, como un balde de agua fría, comencé a comprender que con el género venía muchas otras cosas que cuidar para no perecer. No debía salir sola, de noche, con minifalda, hablar con chicos extraños o emborracharme, todas precauciones por mi bienestar o, más bien, supervivencia. Sentí que iba a sufrir solo por ser mujer. Yo no quería sufrir.

Después comenzó el primer juicio de La Manada. Y terminó con las fotos de un detective privado que enseñaban que las víctimas no tenían derecho a rehacer su vida y el voto particular de un juez que dictaba que era, según sale en el documental, «sexo entre extraños en un ambiente de jolgorio». El sufrimiento de Lucía era el chiste de la Justicia pero la diferencia de otras veces fue que no nos quedamos quietas. Miles de mujeres, entre miles de personas, salimos a la calle a gritar que estábamos con Lucía, que nosotras sí le creíamos. En ese momento comprendí que no debía bajar la cabeza ante una realidad apabullante solo porque siempre había sido así. Decidí que yo no iba a sufrir.

«Porque si gritamos tendrán que oírnos. No dejemos de aullar»

En la unión estaba la fortaleza. Lucía no estaba sola, Paloma no estaba sola y ninguna de nosotras lo estaría porque siempre habrá una mujer escuchando, cuando estuviera preparada para hablar,  a otra. Junto al #YoSítecreo y al #MeToo se sumó el #Cuéntalo y millones de mujeres publicaron los abusos a los que habían sobrevivido. Ya no nos callábamos. Y si teníamos que gritar para ser escuchadas gritaríamos, quemaríamos cada huella de nuestro paso para no ser olvidadas.

23 meses después de los hechos se recurrió al Tribunal Supremo. La última instancia del poder judicial dictó sentencia: era violación. Lucía por fin tuvo descanso después del calvario. La Manada también fue condenada a 18 míseros meses de cárcel por el abuso sexual del caso de Pozoblanco. Paloma aprendió a vivir con ello y volvió a tener una vida estable. La vida continúa. Ese día se nubló un poquito menos y se sonrió un poquito más. Un paso hacia la ansiada justicia. No hemos terminado, seguimos caminando por todas pero con el rayo de esperanza que la compañía de cada una de nosotras nos brinda. Porque si gritamos tendrán que oírnos. No dejemos de aullar.

 

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Dani Alves y la impunidad del poder https://periodismo01.ull.es/dani-alves-y-la-impunidad-del-poder/ Tue, 26 Mar 2024 06:59:39 +0000 https://periodismo.ull.es/?p=283297 En un mundo donde la justicia debería ser un faro de equidad y protección, el reciente caso del exfutbolista del FC Barcelona Dani Alves deja en evidencia las desigualdades flagrantes que persisten en nuestro sistema judicial. Alves ha sido declarado culpable de violar a una chica en una discoteca, un crimen atroz que debería ser castigado con el máximo rigor de la ley. Sin embargo, la realidad nos muestra una imagen desoladora: la justicia actúa según quien.

El hecho de que Alves haya quedado en libertad con una fianza de un millón de euros es una afrenta a la víctima y a la sociedad en su conjunto. Esta suma desorbitante es apenas un mero trámite para alguien como Alves, cuya fortuna y fama le brindan un escudo de impunidad que parece impenetrable. Mientras tanto, la joven que sufrió el terrible acto queda en la sombra, enfrentándose a un sistema que parece inclinado a favorecer al poder.

La injusticia aquí es doble. En primer lugar, está la falta de un castigo adecuado para un crimen tan abominable como la violación. La justicia debería ser firme en estos casos, enviando un mensaje contundente de que este tipo de comportamiento no será tolerado en nuestra sociedad. Sin embargo, la leve consecuencia impuesta a Alves sugiere lo contrario: que la riqueza y la fama pueden evadir la responsabilidad de las acciones con relativa facilidad.

«La justicia debe ser igual para cualquier persona, independientemente de la riqueza o la fama»

En segundo lugar, esta situación pone de relieve la disparidad en el trato que reciben diferentes estratos sociales ante la ley. Mientras que quienes tienen recursos económicos y estatus disfrutan de una especie de inmunidad, las personas comunes y corrientes son sometidas a un escrutinio implacable. Esta desigualdad socava la confianza en el sistema judicial y perpetúa un ciclo de injusticia que parece imposible de romper.

Es fundamental que la sociedad levante la voz contra este tipo de privilegios. La justicia debe ser igual para cualquier persona, independientemente de la riqueza, la fama o el poder. Es hora de que las autoridades tomen medidas concretas para garantizar que los delitos sean castigados de manera justa y que las víctimas reciban el apoyo y la protección que merecen. El caso de Dani Alves es solo un ejemplo más de la necesidad urgente de reformas en nuestro sistema judicial para asegurar que la ley se aplique de manera equitativa y sin favoritismos.

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La verdadera manada https://periodismo01.ull.es/la-verdadera-manada/ Fri, 27 Apr 2018 08:40:57 +0000 http://periodismo.ull.es/?p=64318 Nueve años de condena por ser considerado únicamente abuso y no agresión sexual. Eso es lo que nos vende nuestro sistema de supuesta justicia. Hablamos de una estructura donde el machismo prevalece por encima de lo demás, donde el patriarcado se sigue alimentando. Que te metan en un portal entre cinco, que te penetren por cada orificio de tu cuerpo y que lo graben para recrearse, es una violación. Hay un vídeo como prueba y una propuesta de 20 años de cárcel; todo ignorado.

Nos dicen que denunciemos, que llamemos al 016, pero también nos juzgan si seguimos llevando una vida normal después de una violación. Nos venden a los medios como carne jugosa, no nos toman en serio si no nos resistimos. “Si no hay resistencia, es que hubo consentimiento”, es lo que usan como argumento.

Ya no somos las chicas débiles que asienten sin rechistar. Nos hemos juntado, hemos formado manada y tenemos ganas de luchar. La impotencia ha podido con nosotras, la rabia ha florecido y no pensamos quedarnos calladas. Hemos decidido salir, gritar lo que haga falta, dar voz a toda la verdad que el machismo quiere seguir ocultando. Nos están violando, nos están matando y no lo vamos a permitir más. Esto es verdadero terrorismo. Se han reído sin parar de nosotras, nos han llamado locas y exageradas. Pues nosotras, esas mujeres a las que no protege el sistema, a las que la justicia deja de lado, gritamos en todas las concentraciones organizadas en España. Desde la Plaza Weyler en Tenerife hasta el Ministerio de Justicia en Madrid, y más allá, se nos escuchará.

Prepárense, les avisamos desde ya. Vamos a tomar la justicia de nuestra mano. Ya no hay miedo, hay unión y ganas de revolución. Nosotras somos la verdadera manada, somos las hermanas que sí te creemos. Si tocan a una, nos tocan a todas. Esto se llama autodefensa feminista. Empieza la guerra.

Foto: Carmen Jimenez (@carameluh)

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