Vox – Periodismo ULL https://periodismo01.ull.es Diario digital de la Universidad de La Laguna Sat, 15 May 2021 12:37:50 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.6.1 https://periodismo01.ull.es/wp-content/uploads/2016/04/cropped-PULL_Redondo-1-32x32.png Vox – Periodismo ULL https://periodismo01.ull.es 32 32 ¡Qué fácil decir MENA! https://periodismo01.ull.es/que-facil-decir-mena/ Fri, 14 May 2021 06:59:47 +0000 http://periodismo.ull.es/?p=169767 Un MENA, 4700 euros al mes, tu abuela, 426 euros de pensión/mes. Esto es lo que se podía leer en el cartel, ya archiconocido, colocado por VOX, el pasado mes de abril, en una de las paradas del Metro de Madrid. Aunque la Fiscalía y el PSOE presentaron una denuncia por un presunto delito de odio, esta no sirvió de mucho pues el Juzgado de Instrucción número 53 de Madrid decidió archivar la causa. Independientemente de la sentencia del Juzgado, que, a decir verdad, no me sorprende, lo que realmente me causa desconcierto en esta situación es la sencillez, claramente intencionada, con la que algunas personas se refieren a esta población de menores migrantes.

Ciertos grupos, vinculados, sobre todo, a la derecha, llevan mucho tiempo intentando despojar de significado al término MENA pretendiendo, así, invisibilizar la realidad de estos niños, niñas y adolescentes que no han tenido más remedio que partir de sus hogares rumbo a otro país en busca de un futuro mejor o, por lo menos, más digno.

«El uso de esta sigla no es, en ocasiones, un mero gesto para economizar el lenguaje»


El uso de esta sigla no es, en ocasiones, un mero gesto para economizar el lenguaje. Probablemente, existen muchos más intereses de los que creemos detrás de esta decisión lingüística que aparenta ser tan anodina.

Intereses tales como el de crear un estigma alrededor de este término asociándolo a personas que, según Rocío Monasterio en un mitin de VOX en Fuenlabrada, reciben una ayuda económica superior a la pensión de tu abuela, atemorizan a las mujeres y atracan a nuestras familias. Todo ello con el objetivo final de reducir sus realidades a otro lastre más para los derechos de la población española de bien.

¡Qué fácil es decir MENA! Qué fácil es decirlo cuando nunca has conocido a una persona que sufre este problema, cuando nunca has tenido que embarcarte en un cayuco sin ninguna compañía, cuando nunca has extrañado a tu familia y no tienes noticias suyas… ¡Qué fácil!

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La bandera nacional, ¿el símbolo de la unidad o de la ultraderecha? https://periodismo01.ull.es/la-bandera-nacional-el-simbolo-de-la-unidad-o-de-la-ultraderecha/ Wed, 03 Jun 2020 08:05:17 +0000 http://periodismo.ull.es/?p=138513 Los símbolos nacionales se pueden definir como los elementos representativos de un estado o país. Por ello es curioso, que lo que debería representar a toda una nación, como puede ser nuestra bandera, esté siendo empleado en los últimos tiempos como imagen de las reivindicaciones de la ultraderecha indignada.  ¿Pensará la ciudadanía española igual que los que llevan días manifestándose contra el Gobierno y el partido que les convoca? Sin duda es un tema para reflexionar.

Lo cierto es que hay quienes afirman no sentirse identificados con una bandera que tendría que reflejar a toda la sociedad. Alegan que no están a gusto con lo que simboliza.  Y ahí, precisamente,  es donde se encuentra el error, porque la bandera de un país no debe nunca convertirse en la insignia de una determinada fuerza política, ni en la representación de unas ideas específicas, ni de un desmesurado sentimiento nacionalista. Y menos aún cuando ese país tiene un pasado reciente tan vivo y peligroso.

En territorios como Alemania, no es común utilizarla en actos políticos. Precisamente, lo que se quiere evitar con ello es la resurrección de ese nacionalismo radical que llevó a cometer actos de una crueldad inimaginable durante el tiempo que Hitler estuvo en el poder. Pero en España, nunca aprendemos. Sin ir más lejos, en las manifestaciones de las últimas semanas hemos visto como volvían a aparecer en la calle símbolos franquistas mientras se exigía «libertad». Qué paradoja. Y qué indignante que ningún partido lo condene.

«Algunas personas consideran que llevar los colores rojo y amarillo en la muñeca u ondearlos en un balcón es una acción que define tu ideología»

El problema actual es que algunas personas consideran que llevar los colores rojo y amarillo en la muñeca u ondearlos en un balcón es una acción que define tu ideología. Concretamente, la identifican con una que no cree en la violencia de género sino en la  doméstica, que dice sí a las terapias homosexuales o que dice no al aborto. Las divisiones sociales que se ocasionan, alimentadas por los discursos de odio que lanzan partidos como VOX en sus tribunas, solo provocan enfrentamientos y enemistad, y esto no beneficia al intento de lograr una sociedad libre e igualitaria.

Nada se puede hacer frente a quienes tienen delante el foco mediático y se sirven de su libertad de expresión, pues en eso consiste la democracia. Pero no deberíamos ayudar, a que un elemento como la bandera, se convierta en la representación de determinadas luchas partidistas. Mantengámosla como algo que nos una, porque por mucho que le duela a la ultraderecha, en España hay gente que no comparte su visión del mundo. Y menos mal.

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Micromachismos https://periodismo01.ull.es/micromachismos/ Thu, 28 May 2020 07:25:18 +0000 http://periodismo.ull.es/?p=137033 En lo que va de año 18 mujeres han sido asesinadas por culpa de la violencia de género. Sin embargo, hay mujeres como Carla Toscano, diputada de VOX, que afirma que «es una teoría feminista que la izquierda ha utilizado para no quedar vacía de discurso». ¿En qué momento empezamos a pensar que la violencia hacia las mujeres tiene alguna ideología política? El maltrato no entiende de partidos, ni de economía, ni si quiera de clases sociales. La violencia de género existe,  y negarla no acabará con ella.

La violencia machista tiene un contexto social de fondo. Todos, aunque no de forma directa, perpetuamos estos actos. Estamos en contra del maltrato físico, pero no le damos tanta importancia a otras agresiones como el acoso sexual, el techo de cristal, la publicidad machista o el concepto de amor romántico. Toda la estructura social está plagada de machismo. Cuando una chica decide denunciar, dice «no», vive sola, no tiene hijos, no acepta que se la menosprecie en el trabajo, etc. Tiene consecuencias: la critican, la despiden, la matan.

Para evitarlo, o al menos intentarlo, se han creado leyes y ayudas para nosotras, como, por ejemplo, la Ley de Violencia de Género o la Ley de Igualdad de Género. Parece evidente la necesidad de su existencia teniendo en cuenta las dificultades añadidas que debemos vencer las mujeres a la hora de hacer exactamente las mismas cosas que los hombres. Sin embargo, partidos como VOX la consideran innecesaria.

«Muchos de los comportamientos que preceden a una situación de maltrato se han normalizado»

De las 18 mujeres asesinadas en lo que va de año, solo dos presentaron una denuncia previa, teniendo la ley de su lado y las mejores facilidades posibles. ¿Por qué? Muchos de los comportamientos que preceden a una situación de maltrato se han normalizado: los celos, la posesión, la dependencia emocional… Cuando la violencia psicológica se convierte en física creemos que es nuestra culpa, que no hemos sabido pararlo.

¿Cómo esperan aquellos que están en contra de estas leyes que las mujeres denunciemos sin garantías? Sin saber si la justicia nos creerá, sin estar seguras de que  nuestro agresor no podrá tomar represalias. La ley de violencia de género es más necesaria que nunca. En 2004, año en la que se aprobó, 74 mujeres murieron por culpa de sus parejas o exparejas. El año pasado, fueron 51 las asesinadas. Son muchas, sí, pero menos, y por eso no debemos retroceder, sino avanzar hacia adelante proponiendo nuevas medidas y no aboliendo las que ya funcionan.

]]> Echando (un poco) de menos a Rosa Díez https://periodismo01.ull.es/echando-un-poco-de-menos-a-rosa-diez/ Sat, 01 Jun 2019 16:00:53 +0000 http://periodismo.ull.es/?p=104225 Os voy a ser sincera desde el principio: Rosa Díez era de mis personajes preferidos del panorama político español. Y ahora que, a golpe de tuit sobre Vox, ha vuelto al candelero, he de confesar que no se puede querer, al menos un poco, a una señora que pretendió regenerar la democracia después de haberse dedicado al servicio público durante más de treinta años. Hablaba de los políticos en tercera persona, como si ella fuese defensa central del Madrid de Zidane, y, cual madre de la patria, abrigó bajo su ala protectora a muchos desencantados con el bipartidismo.

Fue impresionante ver la cantidad de gente que, atraída por el carisma de Díez, se sumó a la marea magenta (llamarla marea Rosa igual era pasarse un poco), un proyecto que, por nuevo, cogió desprevenidos a unos cuantos.

Si hacemos un poco de memoria, recordaremos que en el Congreso Federal del PSOE del año 2000, aquel en el que Rodríguez Zapatero se hizo con la Secretaría General del partido, Rosa Díez quedó cuarta, por detrás de Bono y Matilde Fernández, cosechando 65 votos de 995 posibles. Fue un duro golpe para la vizcaína, que se refugió en su escaño en el Parlamento Europeo, probablemente maquinando ya un nuevo escenario. Tardó 7 años en abandonar el PSOE y, al poco, fundaría Unión, Progreso y Democracia: su cortijo.

Fue elegida portavoz de UPyD en el I Congreso con un 78.2 % de apoyo. Tras la victoria, se rodeó de los suyos: Mikel Buesa, Ramón Marcos o su particular Sancho Panza: Carlos Martínez Gorriarán, aunque las comparaciones quijotescas aquí pueden llegar a sonar hasta groseras… Así que más que de Sancho, Gorriarán ejerció de bulldog francés (o de pequeño gran danés), dispuesto a ladrar a cualquiera que no bailara el agua a su ama.

Y no les fue mal. En 2008 consiguieron un escaño en Madrid, en 2011 subieron a cinco, cuatro en la Capital y uno en Álava, los dos bastiones magentas.

El partido tenía unas características que hacían sospechar que, a medio-largo plazo, podría ser, incluso, alternativa de gobierno o, al menos, copartícipe de un Ejecutivo en coalición. Pero cometieron errores de novato: personalización absoluta de la formación, excesiva y descarada ambigüedad en temas clave y, en sus últimos años, una estrategia de comunicación pésima. ¿Les suena? Cambien magenta por morado.

«Aseguró muy convencida, igual que habla siempre, que su error había sido fundar un partido para Dinamarca en España»


Hace tiempo, Rosa Díez aseguró muy convencida, igual que habla siempre, que su error había sido fundar un partido para Dinamarca en España. Tan modesta como de costumbre, en su razonamiento los españoles no habíamos estado a la altura y no habíamos sabido apreciar el «magnífico» programa político que UPyD nos ofrecía. Sólo los daneses, una sociedad mucho más avanzada e inteligente que nosotros, habrían sabido. Ya.

Intuyo que ese comentario lo hizo porque, como muchos, seguro que Rosa Díez ha podido disfrutar de uno de los mejores dramas políticos de la historia de la televisión: Borgen, una serie de DR1 que narra las luchas de poder en Dinamarca, la mayoría de las veces desde un punto de vista periodístico. Es una House of Cards mucho más creíble y cercana, con problemas y soluciones lógicas. Quien la haya visto sabe que, ni de lejos, la figura de Birgitte Nyborg, la protagonista, podría asemejarse al perfil de Díez. Por varios motivos, además. Nyborg domina perfectamente los tiempos gracias a su inteligentísimo equipo de comunicación, es capaz de conectar con la gente desde una posición que, al contrario que Díez, no destila prepotencia y autoritarismo y a la danesa, generalmente, sólo la apuñalan por la espalda los miembros de otros partidos.

¿En qué mundo civilizado un político es capaz de enorgullecerse de haber fallado en el análisis coyuntural de su propio país? ¿A quién se le puede llenar la boca reconociendo que ha creado un partido incapaz de solventar los problemas de España porque su partido es más propio de algo tan lejano como Dinamarca? A Rosa Díez.

Los partidos políticos son faunas impresionantes. Y UPyD fue buena muestra de ello. Cuando la situación interna empezó a ser desoladora, los que antes defendían a la lideresa a capa y espada empezaron a pedir su cabeza. Quizá pensando en que todavía había pastel que repartir. Díez dejó de hablarse con Irene Lozano, que antes le escribía prólogos para sus libros. Lozano, antes de ir en las listas del PSOE, estaba hasta dispuesta a forzar un Congreso para postularse como portavoz. El núcleo duro del Consejo Político se puso a Díez en contra y a su lado sólo le quedaba gente como Gorriarán, que estuvo en el barco hasta que ella misma acabó de destrozarlo. Miembros como David Andina o Álvaro Anchuelo se desmarcaron de la otrora portavoz, que, a la deriva, intentó achicar el agua con cubos de playa.

Imagino que para los militantes implicados debió ser triste. UPyD pudo haber sido todo y se quedó en nada, absorbido por la sombra de Ciudadanos. Esos con los que Díez, en su momento, se negó a pactar creyendo que estaban en una posición de superioridad para decirles que no. Más tarde, Ciudadanos recogió hordas de nuevos afiliados desencantados con los magentas.

A Rosa Díez sus compañeros la llamaban la jefa, casi hasta el último día. UPyD era su partido. Y lo hundió como ella quiso. Pero nos dejó buenos momentos.

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Aprender a ser tierra de acogida https://periodismo01.ull.es/seamos-tierra-de-acogida/ Tue, 30 Apr 2019 13:10:18 +0000 http://periodismo.ull.es/?p=97489 Para muchos subsaharianos, Marruecos es una especie de limbo en el que esperan, en terribles condiciones, la oportunidad de cruzar a Europa. Este verano, durante mi voluntariado en un campo de trabajo en Melilla, cruzamos la frontera hasta una pequeña ciudad del país africano, donde una de las trabajadoras de una ONG, con los ojos llenos de lágrimas de impotencia, nos contó la realidad que se vive allí desde hace años. En Nador, ciudad marroquí que comparte frontera con Melilla, hay aproximadamente unas 3000 personas de origen subsahariano.

Durante años trabajan en sus países de origen para reunir el dinero suficiente para pagar a mafias que se encargan de trasladarles de unos países a otros, desde el sur hasta el norte de África. Viajan durante meses sirviéndose de las diferentes rutas migratorias, atraviesan el desierto y llegan a Marruecos, habitualmente a través de túneles que pasan por debajo la frontera con Argelia.

Quienes buscan cruzar a nuestro país esperan su oportunidad en los campamentos del Monte Gurugú, un volcán extinto con una altitud de unos 890 metros muy próximo a la frontera con España. Allí se agrupan por nacionalidades y aguardan durante meses en busca del momento perfecto para cruzar la valla. La gran mayoría espera fechas señaladas en las que el control es menor, como navidad o fin de año, o a los saltos masivos, en los que tienen mayor oportunidad de llegar al otro lado. Aunque quizá lo estuvieran imaginando así, para nada se trata de la visión tipo boy scout de campamento que se tiene en el primer mundo. Allí las tiendas están hechas de lonas de plástico que les proporcionan algunas organizaciones de voluntarios. No hay agua, ni duchas, ni contenedores de basura y, por si fuera poco, las fuerzas auxiliares marroquíes se encargan de subir cada semana a quemar los campamentos y quitarles todas las pertenencias.

En el monte la mayoría son hombres. Las mujeres normalmente aguardan en Uchda, una ciudad situada en el noreste de Marruecos. A diferencia de ellos, la mayoría de mujeres no pagan a las mafias para llegar hasta allí, sino que son capturadas en sus países de origen y retenidas en la ciudad hasta que se les asigna un destino. En Nigeria, en concreto, captan a jóvenes en las aldeas que en numerosas ocasiones no llegan a la mayoría de edad y les prometen estudios o una vida mejor. Una vez captadas les quitan la documentación, abusan de ellas y las trasladan en camiones hasta Uchda, por su cercanía con la frontera con Argelia. Allí las mafias las distribuyen a diferentes países europeos como Alemania, Francia o España, donde son obligadas a ejercer la prostitución durante años para pagar la deuda por llevarlas hasta Europa. Si tienen la mala fortuna de quedarse embarazadas, a las que viven en mejores condiciones las obligan a tomar una píldora abortiva, mientras que a las que corren menos suerte se les inyecta lejía.

La visión europea


Mientras ocurre todo esto, Europa lidera el consumo de prostitución y no solo ignora todo lo que viven los subsaharianos para llegar hasta aquí, sino que siembra el odio hacia ellos. «Vienen a robarnos el trabajo», dicen algunos. No, no vienen a robarnos el trabajo. Vienen a intentar vivir en condiciones dignas después de haber visto como sus hermanas pequeñas tenían que prostituirse para que su madre comiera. O después de que se les haya cortado el acceso al estudio gratuito desde que finalizaron primaria. Algunos jóvenes incluso han perdido la vida por fracturas craneales hechas por las fuerzas auxiliares marroquíes, simplemente por intentar emigrar a otro país para poder estudiar.

Conociendo todo esto, no concibo cómo todavía hay gente que no comprende mi frustración al leer titulares sobre aquellos que quieren instalar concertina alrededor de la valla, o en el caso de Vox, levantar un muro. A todos ellos, me encantaría decirles que no importa cuanta concertina se instale, ni cuantas vallas: cuando a una persona lo único que le queda es su vida, no le importa arriesgarla.

Aun así seguimos creando barreras, alzando muros y cerrando fronteras, mientras ahí fuera hay personas muriendo: en la valla, en el mar y en las montañas. En lugar de odiar a quienes son diferentes, tenemos que aprender, por una vez, a ser tierra de acogida. Abrir de una vez nuestros ojos, nuestra mente y nuestros brazos, para que nadie que huya se sienta abandonado.

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¡Solo yo puedo decidir! https://periodismo01.ull.es/solo-yo-puedo-decidir/ Sun, 14 Apr 2019 13:15:20 +0000 http://periodismo.ull.es/?p=96087 Se acercan las elecciones generales y, con ello, se reabre el debate de una cuestión que se creía ya zanjada en nuestro país. Algunos partidos políticos que optan a la presidencia muestran su desacuerdo con la Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo de 2010, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo. El fundador y actual líder de Vox, Santiago Abascal, y el dirigente del Partido Popular, Pablo Casado, son partidarios de derogar esta ley con el fin de volver a la Ley Orgánica 9/1985 impulsada por Felipe González.

La Ley Orgánica 9/1985, aprobada el 5 de julio de 1985, despenalizó el aborto inducido solo en el caso de que hubiera riesgo para la salud de la mujer embarazada, violación o malformaciones en el feto. Por otra parte, la Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo de 2010, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo, concretó la despenalización de la práctica durante las primeras 14 semanas del embarazo. En ese tiempo la mujer puede tomar una decisión libre sobre la interrupción de su gestación. También existe la posibilidad de suspenderlo a partir de la semana 22 con causas excepcionales y debidamente justificadas. Esta ley fue modificada por el Partido Popular en el 2015, que aprobó que las menores de edad de 16 y 17 años necesiten permiso paterno para poder abortar.

Ilegal en numerosos países


España es en la actualidad uno de los tantos países del Mundo en el que es legal la interrupción voluntaria del embarazo en cualquier supuesto. No obstante, en la mayoría de estados de América Latina, Asia y África esta práctica está prohibida en su totalidad o es lícita solo en algunos supuestos, como por ejemplo, cuando se trata de salvar la vida de la mujer. En lugares como Venezuela, Brasil, Perú o Chile está por lo general prohibido, pero se permite en ciertos casos. Por otro lado, entre los países en los que es ilegal en su totalidad se encuentra Malta, Ciudad del Vaticano, Nicaragua, El Salvador y República Dominicana. En estas regiones practicarse un aborto se considera una acción ilegal, existiendo penas de cárcel para aquellas que decidan someterse a uno.

La lucha, como podemos ver, no se basa en mantener que el aborto sea legal en España, sino en conseguir que esta práctica sea legítima en todos los países del mundo, porque todas las mujeres tenemos derecho a decidir sobre nuestro cuerpo. Cuando me preguntan qué es lo que pienso con respecto a la prohibición del aborto, me surgen una serie de preguntas que rondan constantemente en mi cabeza: ¿Quiénes son los demás para decidir lo que debo -o no- hacer con mi cuerpo?, ¿por qué mujeres que han sido violadas deben tener un hijo que no desean, que les recuerda a un momento traumático de sus existencias?, ¿por qué la gente dice ‘matarás a una persona si haces eso’? o ¿por qué debo tenerlo si no tengo recursos para cuidarlo?

En España, desde que se aprobó en el año 2010 la ley de interrupción voluntaria del embarazo, se ha reducido notablemente el número de abortos realizados. Según datos del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, en el año 2010 se practicaron 113 031, mientras que en el año 2017 fueron 94 123, por lo que se aprecia una bajada notoria de hasta casi veinte mil abortos. Los resultados de este informe me permiten afirmar, una vez mas, que la interrupción voluntaria del embarazo no es utilizada por las mujeres como un método anticonceptivo. Por lo que,  definitivamente, ese argumento por parte de los antiabortistas es desacertado.

Una alternativa de alto riesgo


El presidente de Vox, Santiago Abascal cree que «hay que hacer una apuesta pública en favor de la natalidad». Así lo dijo en una entrevista realizada el pasado lunes 8 de abril, en el programa televisivo Espejo Público. A esto respondo que lo único que fomentará derogando la actual ley será la mortalidad. ¿Por qué? Porque las mujeres que abortan en su mayoría son chicas jóvenes, que han sido violadas, pobres o que no se sienten preparadas para las responsabilidades que tener un hijo conlleva. En los países donde el aborto voluntario es ilegal, hay una mayor tasa de mortalidad de mujeres debido, entre otras causas, a que se someten a prácticas clandestinas.

Según Médicos Sin Fronteras, el aborto no seguro es una de las cinco principales causas de mortalidad materna y el informe Abortion Worldwide 2017: progreso desigual y acceso desigual, publicado por Guttmacher Institute estima que al menos 22 000 mujeres mueren a causa de abortos no seguros cada año, el 97 % de ellas en África, Latinoamérica y el sur y oeste de Asia. Por lo tanto, legalizar el aborto no solo reduciría notablemente las cifras de mortalidad en todo el mundo, sino que además se evitaría que recurrieran a métodos inseguros y arriesgados para su vida y su salud.

Prohibir y penalizar la interrupción voluntaria del embarazo es despojar a la mujer de su capacidad para decidir sobre su propio cuerpo. Lejos de conseguir aumentar la natalidad, lo que se conseguiría y se consigue ya en algunos países es provocar que la mujer se someta a abortos clandestinos con resultados fatales en su mayoría o a viajar a otro país donde sí sea legal. Ninguna fémina tiene que sentirse culpable por querer abortar, y mucho menos debe ser condenada por lo mismo. Es un derecho y privarnos de él significa dar un paso atrás en el progreso de la humanidad. No olvidemos que no se trata de una cuestión de concepciones personales, creencias religiosas o morales, sino de justicia. Que tú decidas no abortar, no significa que no apoyes la legalización del mismo. Unámonos para luchar por nuestros derechos.

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Señores de Vox, les saludan los hijos de la auténtica doctrina https://periodismo01.ull.es/senores-de-vox-les-saludan-los-hijos-de-la-autentica-doctrina/ Tue, 09 Apr 2019 06:15:58 +0000 http://periodismo.ull.es/?p=95525 Viernes, siete de la tarde. Me reúno con una amiga a tomar un café e intentar dejar a un lado la tediosa rutina que nos ha tenido ensimismados desde el lunes. La conversación va pasando por fases, desde la más pura banalidad hasta los temas más serios que nuestras cabezas son capaces de gestionar. A estas alturas, ya sabemos que pensamos totalmente diferente y muchas veces evitamos discutir. Hoy no estoy demasiado cansado y me decido: “¿Por qué vas a votar a Vox?”.

Lo que yo pensé que generaría un silencio, se convierte en el principio de una enumeración de argumentos que, aunque yo considere disparatados, escucho atento, como quien intenta descifrar un enigma. De repente, un golpe directo a la sien. “No quiero que adoctrinen a nuestros hijos, diciéndoles que pueden ser niños o niñas o gustarles una cosa u otra y que todo vale”. Mi mundo, de repente, se viene abajo. Me deja sin argumentos. No por no tenerlos, sino por lo que me desconcierta que suelte una frase así en medio de una conversación con una persona homosexual. No voy a negar mis ganas de llorar en ese momento. Aún no sé si por rabia, incredulidad o impotencia.

Sigue exponiendo sus pros y contras y comenzamos a hablar de la lucha feminista. “Yo si que estoy de acuerdo con que se den charlas concienciando a los niños sobre la igualdad entre el hombre y la mujer”, afirma. En este momento del debate ya me había noqueado. A pesar de sorprenderme esa especie de doble rasero, no era capaz de decir una frase ordenada e inteligible.

Ya han pasado unas semanas y una gran cantidad de reflexiones han hecho mella en mí. ¿De dónde viene mi orientación sexual? ¿He sido adoctrinado? Aún recuerdo a una profesora de Primaria que, ante mi llanto, me puso en el foco de toda una clase. Si me llamaban maricón era porque yo no jugaba con los niños al fútbol, decía. Analizando mi infancia me he dado cuenta de que se me ha inculcado una doctrina a lo largo de toda mi vida, pero en sentido contrario.

Dentro del armario, encerrados por la norma


Desde comentarios sobre la pluma, hasta que cuestionen mi falta de deseo sexual por una chica. Nunca vi a dos hombres ni a dos mujeres besarse en alguna serie de dibujos. La televisión y el cine hacían de los gais unos personajes caricaturescos que siempre tendían al ridículo. Incluso alguna vez recibí alguna reprimenda por mi forma de comportarme: “Van a pensar que eres mariquita”. Aún recuerdo cuando, a los ocho años, mi hermano me explicó qué era una mujer lesbiana. Durante el tiempo que había vivido antes ni siquiera podía imaginarme que dos chicas podían ser pareja. Ser homosexual no era algo normal y yo lo creía. Con esta idea llegó lo que llaman el despertar sexual y con él, mis creencias se derrumbaron. Era uno de esos bichos raros.

Normalizar que dos personas se puedan amar, sean del sexo que sean, no es adoctrinar. Darle valor a los sentimientos de dos personas no es ir en contra de la naturaleza, ni por supuesto un insulto a ninguna religión. Somos hombres y mujeres y nos queremos, sea cual sea la forma en la que nos combinemos. No buscamos un mundo homosexual, pero tampoco vamos a aceptar de buena gana uno completamente heterosexual. Queremos que un chaval de 12, 15 o 18 años pueda sentirse cómodo con su sexualidad, que no necesite pasar un proceso que, a muchos, les cuesta su estabilidad mental, su familia o el techo bajo el que dormir. Eso es proteger a los niños. Eso es desadoctrinar. Y por muy complicado que parezca, no me cansaré de repetírselo a mi amiga, la del café, a Rocío Monasterio o a cualquiera que intente hacerme sentir dudas sobre quién soy.

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Ciro Hernández: «No hay bandera por la que morir ni por la que matar» https://periodismo01.ull.es/ciro-hernandez-no-hay-bandera-por-la-que-morir-ni-por-la-que-matar/ Sun, 17 Mar 2019 07:05:11 +0000 http://periodismo.ull.es/?p=92240 El 28 de abril y el 26 de mayo están ya marcados en rojo en la agenda de todos los españoles. El escaso margen entre las generales y las municipales expondrá a la ciudadanía en su conjunto a un implacable proceso propagandístico. Por eso ahora más que nunca es necesario tratar de dilucidar el sentido de la opinión pública y su influencia de cara a la urnas. Ciro Hernández, profesor e investigador en la Universidad de La Laguna especializado en esta materia, nos brinda algunas de las claves para enfrentarnos al próximo trimestre.

¿Seguimos en crisis? “Es una buena pregunta porque ni siquiera los economistas logran ponerse de acuerdo. Algunos defienden que seguimos viviendo sus secuelas, mientras que los más agoreros van un paso más allá y auspician un nuevo colapso financiero en breve derivado del altísimo endeudamiento por parte de las administraciones públicas de Occidente. El nivel de deuda en España es mayor del 100%, sin ir más lejos. Estará por ver si ocurre lo mismo que la última vez”.

¿Qué pasó en 2008? “La crisis económica arrastró consigo una crisis institucional. Después de haber aplicado políticas de ajuste y recorte, las expectativas de progreso y bienestar se destruyeron en España. Por esta razón, una parte de la población dejó de confiar en el sistema político clásico, representado por el bipartidismo, fragmentando el espectro político. La abstención, cuando se da en gran medida, suele ser muy alarmante. Esto significa que el sistema democrático representativo se deslegitima porque no se incumple el principio constitucional de la soberanía popular. El problema es que las alternativas políticas que vinieron para revertir esa situación no consiguieron estabilizar la situación”.

«El nacionalismo exacerbado puede llegar a convertirse en fascismo»


En 2014, usted vaticinó la necesidad de una alianza entre Izquierda Unida y Podemos. ¿Sigue pensando que es lo que le conviene a España en la actualidad? “Creo que es la única posibilidad de poner en práctica políticas reales de izquierda, pero necesita el respaldo de un contexto muy complejo al que aún no tenemos acceso. Antes de la crisis se estaba produciendo un desarme arancelario en busca de la libre circulación de bienes y capitales en todo el mundo. Sin embargo, cuando el sistema colapsó, los países se retrajeron sobre sí mismos. Primero lo vimos con el Brexit en Reino Unido y luego con Trump y su America first.  En el resto de Europa, la irrupción de la extrema derecha es muy preocupante en tanto que el sentimiento nacional puede llegar a convertirse en lo que conocemos como fascismo”.

No ha respondido a mi pregunta… “Un gobierno de izquierda en una sociedad avanzada podría ser algo positivo para estimular el crecimiento económico y la situación social; Portugal es un gran ejemplo. Yo sostengo que IU y Podemos deberían seguir siendo una alternativa conjunta, pero me parece complicado que en España logren la gestión de gobierno que realmente necesitamos. Para que, en efecto, la izquierda funcione se necesita el concurso de toda una masa crítica de ciudadanos conscientes, comprometidos y preparados mentalmente para que el proyecto de izquierda tenga éxito. El resultado podría ser asombroso”.

¿Entonces el impedimento es la opinión pública? “La opinión pública española en este momento es muy limitada y no creo que esté preparada para un compromiso real. Se trata, en cierto modo, de desafiar las instituciones tradicionales. Hoy en día, el voto de izquierdas está cogido con alfileres y lo pudimos comprobar en Andalucía. Es la consecuencia lógica de una región que ha patrimonializado como símbolo al PSOE pero no se han aplicados verdaderas políticas de izquierda. Susana Díaz, que representa ese sector anquilosado del socialismo de Alfonso Guerra y Felipe González, no logró movilizar el voto de los progresistas en su comunidad. Y yo dudo que ahora PSOE y Unidas Podemos haga lo propio a nivel nacional. No lo tengo del todo claro”.

«Las derechas se han beneficiado del conflicto catalán»


¿Por eso la izquierda está cada vez más disgregada mientras que la derecha no para de encontrar puntos en común? “Mientras que la izquierda necesita el apoyo de todo el pueblo porque su proyecto se basa en las ideas, a la derecha le basta con el apoyo de las clases aventajadas porque comparten intereses económicos. Por eso, las élites que financian y despliegan toda su actividad comunicativa en favor de sus opciones políticas no tienen ningún problema para ponerse de acuerdo en sus propuestas. Las medidas económicas de Ciudadanos, sin ir más lejos, son un calco de las del Partido Popular. El PSOE y Unidos Podemos tienen más difícil el encuentro porque hay una vieja guardia socialista y una tradición socialdemócrata representada por Errejón con miedo a ejercer políticas de transformación social para no comprometer al sistema económico actual”.

Pero en estos ocho meses Sánchez ha aplicado múltiples medidas sociales, ¿no es así? “Como Alberto Garzón, Pedro Sánchez es un economista. Su tesis, plagiada o no, tiene un fuerte arraigo keynesiano y socialdemócrata. Sin embargo, pongo en duda hasta dónde está dispuesto a llegar realmente. Todas las medidas que implementó hasta que perdió la aprobación de los Presupuestos, como la subida del salario mínimo a 900 euros fueron impuestas por su principal aliado político: Unidos Podemos. Por desgracia, la forma en la que el presidente se enfrentó a la crisis de Venezuela lo retrató y alejó de UP. Pese a que tomó una postura moderada al postularse en contra de la intervención militar, independientemente de la legitimidad del gobierno de Maduro lo que no se puede hacer es reconocer a un presidente autoproclamado en una plaza pública”.

Hasta ahora, ha dejado fuera de su análisis un elemento crucial para entender el panorama político de la España actual… “El independentismo es un tema que va a ocupar todo el interés de la opinión pública de aquí a las elecciones. En Inglaterra, lo que impidió que el laborismo radical de Jeremy Corbyn cobrara vida fue el debate del Brexit. En España, lo que desvió la atención del verdadero debate (dilucidar quién está más capacitado para gobernar el país entre una derecha corrupta y una izquierda radicalizada) fue avivar el problema del secesionismo interno. De no ser por el procés, la situación sería totalmente distinta y la izquierda arrasaría en las próximas elecciones. Lamentablemente, quien se está beneficiando del conflicto catalán es la derecha”.

«La capacidad crítico-racional española es muy débil»


Hay un partido en auge al que todavía no ha mencionado… “A mí Vox me parece una anomalía. Entiendo la extrema derecha en otros países de Europa porque ellos se libraron del fascismo tras la Segunda Guerra Mundial y no tuvieron que soportarlo durante otros cuarenta años. Lo que ocurrió en Andalucía (una de las comunidades autónomas más atrasadas en lo referente a su competencia crítico-racional) se fundamenta en el modo en que Vox jugó con los sentimientos nacionales. Claro que a los andaluces les interesa que Cataluña permanezca en el mapa: sin su ayuda económica, sin el principio de progresividad, no sería posible financiar las políticas de la Junta. Mientras que Cataluña supone el 30 % del PIB y genera superávit, regiones como Andalucía, Canarias o Extremadura son una carga para el Estado. Las tensiones centrífugas nos roban tiempo y esfuerzo que deberíamos invertir en un problema mucho mayor: la crisis económica”.

¿Las dos posturas políticas son reconciliables o estamos abocados a la polarización permanente? “Ahora mismo, no lo son. El nacionalismo es una ideología emocional que no deja lugar para la racionalidad. Es lo que nos ha llevado a dos guerras mundiales y al desarrollo de armamento nuclear. Además del nacionalismo interno, en España tenemos un nacionalismo heredado directamente del régimen: los franquistas se denominaban a sí mismos el bando nacional mientras que el resto eran los rojos. Desde la bandera hasta el toro, la apelación a los sentimientos nacionales es peligrosísima. Sinceramente, yo abogo por un Gobierno mundial en la ONU. No hay bandera por la que morir y mucho menos por la que matar”.

¿Cómo funciona la opinión pública en España? “La opinión pública es la competencia crítico-racional, es la conciencia colectiva. Gracias a los sistemas liberales y al Estado social se llegó a un nivel de alfabetismo nunca visto. A principios del siglo XX, el 90 % de los españoles eran analfabetos, pero durante la Segunda República se crearon planes para educar a todo el mundo. La racionalidad aumentó por el simple hecho de saber leer y escribir. Aunque la emocionalidad es inherente a la condición humana, es nuestro espíritu crítico lo que nos ha dado una ventaja adaptativa tan grande que nos ha permitido sobrevivir. Tanto es así que incluso cambiamos el mundo a nuestra conveniencia sin importarnos las consecuencias para el ecosistema. Lo que me preocupa es que, en España, la opinión pública no es demasiado crítica”.

«La opinión pública se está emancipando gracias a las redes sociales»


Eso me recuerda a una de las proclamas de mayo del 68: “la imaginación al poder”… “Precisamente en Francia es donde se ha relevado recientemente el poder de la opinión pública. Los franceses pasaron por unas elecciones con una gran abstención, tanto que la fuerza más votada fueron los ultranacionalistas de Marine Le Pen. En la segunda vuelta, se movilizaron en masa a favor de Macron. La consecuencia de votar a un presidente por descarte es ese malestar latente que se puso de manifiesto tras las políticas de ajuste: los gilets jaunes o chalecos amarillos. Esto demuestra, además, que gracias a las redes la opinión pública se está emancipando de los medios de comunicación de masas convencionales, que no fomentaban la bilateralidad. Los ejemplos en los últimos años son muy diversos: la elección de Trump, el Brexit, la reforma constitucional de Matteo Renzi, los acuerdos de paz en Colombia…».

Pero no todos esos ejemplos han traído consecuencias positivas. ¿Esa emancipación es buena? “Yo creo que sí. Simplemente porque aumenta la racionalidad y nos aleja de los sentimientos puros. Los resultados humanos son mejores, las sociedades más justas e igualitarias… Otra cosa es cómo jueguen con ella las élites de gobierno. Nunca antes en la humanidad habíamos asistido a un fenómeno con el potencial de arrasar a un país entero con un arsenal nuclear. Temo por una escalada bélica entre el mundo oriental (principalmente Rusia, China e India) y el occidental, presidido por los Estados Unidos”.

Fake news, biblias y fascistas


¿Qué rol desempeñará el periodismo en esta campaña electoral? “De cara a las elecciones no creo que tengamos mucho que hacer como comunicadores. Mi balance, no obstante, es positivo y mantengo una visión optimista; por eso creo que la gente joven tiene la responsabilidad de seguir desarrollando su competencia crítico-racional para poder hacer frente a los problemas en los que se estancaron los que estuvimos antes. En mi generación había mucho bobo, mucho fascista…».

En la mía también, no se crea… “Sí, pero menos. Una de las esperanzas del 15-M fue lograr una democracia real y aún queda mucho por hacer para llegar hasta ella. Confío en la juventud y tengo la convicción de que la sociedad cada vez va a mejor”.

¿Y no le preocupan las noticias falseadas y el fenómeno de la posverdad? “Los medios tradicionales solo cuentan con una vía de evolución: dejar de engañar. La pérdida de credibilidad es un suicidio porque terminarán desapareciendo del mapa informativo. Al final, la gente aprenderá discernir entre lo falso y lo verdadero: es una cuestión de adiestramiento lógico a partir de la experiencia. Si usted me apura, diría que la mayor fake news llegó con la Biblia. La cita no es mía, pero es genial”.

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La ULL apoya el manifiesto contra las políticas de violencia de género de VOX https://periodismo01.ull.es/la-ull-apoya-el-manifiesto-contra-las-politicas-de-violencia-de-genero-de-vox/ Wed, 09 Jan 2019 17:00:59 +0000 http://periodismo.ull.es/?p=88309 La Universidad de La Laguna se ha sumado al manifiesto que multitud de institutos de investigación de estudios de género de universidades españolas han hecho público hoy 9 de enero para denunciar el tratamiento que, según estos colectivos, la formación política Vox otorga a las políticas de igualdad y de violencia de género. La ULL, a través de su Instituto Universitario de Estudios de las  Mujeres, forma parte de la Plataforma Universitaria de Estudios Feministas y de Género (Eufem), autora de este texto.

El manifiesto es el siguiente:

“Los institutos universitarios feministas y de género han ido creándose a lo largo de más de treinta años en distintas universidades con el fin de paliar y corregir los sesgos androcéntricos de una universidad que durante siglos había ignorado la experiencia de las mujeres y su papel como creadoras de conocimiento, ciencia y cultura, y que apenas en 1910 había comenzado a admitirlas en sus aulas.

Cuando la democracia llegó a España, se restablecieron los principios de igualdad que fueron interrumpidos durante cuarenta años por un régimen que humilló a las mujeres considerándolas jurídicamente menores de edad, impidiéndoles el acceso y desarrollo profesional y confinándolas a un espacio privado donde carecían incluso de patria potestad sobre sus hijos.

El Estado democrático español decidió restañar el daño infligido a sus ciudadanas de forma integral, cambiando leyes, restituyendo sus derechos y poniendo en marcha políticas que permitieran acceder a las mujeres a los lugares de saber, política, cultura y ciencia que les correspondían. De hecho, hoy en día, las mujeres son mayoría entre quienes ocupan las aulas universitarias españolas.

Los institutos de género y feministas de las universidades españolas han supuesto, durante décadas, espacios emergentes donde personas pertenecientes a la academia ofrecieron y ofrecen sus conocimientos y experiencia –tanto desde la filosofía, historia, ciencia, cultura o salud- para visibilizar y analizar las desigualdades, corregir contenidos, ampliar saberes y brindar a las y los nuevos ciudadanos, espacios de libertad y desarrollo intelectual. Gracias a ellos fueron creadas las actuales unidades de igualdad, que identifican las desigualdades todavía presentes en la universidad, formulan políticas para corregirlas, y velan y ponen en marcha protocolos que intentan acabar con el acoso y la discriminación en las aulas. Los institutos universitarios feministas y de género son el ejemplo de la interdisciplinariedad académica al servicio de la democracia y la libertad, conectados continuamente con la sociedad y sus necesidades.

Por todo ello, desde la universidad, institución garante del ejercicio del pensamiento libre e igualitario, no vamos a tolerar el ataque actual a las políticas de igualdad por parte de sectores que, a través de mensajes basados en graves errores, quieren minar el avance que ha supuesto la lucha contra la violencia y la discriminación social desde las políticas estatales, los movimientos sociales y la academia.

Desde los institutos universitarios y asociaciones universitarias feministas y de género condenamos y deploramos el uso difamatorio que se está haciendo de las políticas contra la violencia de género por parte de Vox, pues tergiversa metas y objetivos base de la democracia.

Como investigadoras y profesoras recordamos pasadas experiencias en las que, cuando grupos marginados comenzaban a tener derechos, solía aparecer un grupo marginal y pequeño que negaba el cambio, el progreso y lucha, con cualquier instrumento a su alcance, aunque fuera ilegítimo y falaz. Lo supimos cuando se luchó por el sufragio masculino general, cuando se luchó por el sufragio universal, cuando se luchó por el divorcio, e incluso por la Constitución española. Los que hoy se benefician de su implantación, en su día se opusieron a su puesta en marcha.

Por ello, desde la junta directiva de la plataforma asociativa Eufem, como investigadoras y profesoras universitarias, emitimos el presente manifiesto, en Madrid, a 9 de enero de 2019”.

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