Diego Pablo Simeone lleva haciendo historia desde el 27 de diciembre de 2011, cuando llegó al banquillo del Atlético de Madrid. A día de hoy, tras ocho títulos y después de convertirse en el entrenador rojiblanco con más partidos dirigidos en el club, superando a la leyenda Luis Aragonés, sigue estando cuestionado por una pequeña parte de la afición. Durante los últimos meses, parecía que este podía ser su último año tras el mal comienzo de la temporada, pero Griezmann se está haciendo cargo de darle una vuelta a la situación y volver a poner al Metropolitano a cantar el nombre del técnico argentino.
El Cholo finalizaba contrato este julio de 2023, pero se encuentra en sus manos la opción de prorrogarlo hasta 2024, derecho que sin duda va a ejecutar. Y es que tras el mundial da la impresión de ser un equipo nuevo, renovado mentalmente y con ganas de luchar por la segunda posición. Pese a estar eliminados del resto de competiciones, el míster les ha marcado el objetivo de superar al Real Madrid en LaLiga y todo indica que los futbolistas rojiblancos quieren llegar a esa plaza de la clasificación.
Hay dos circunstancias que han ayudado a que el grupo esté en esta dinámica tan positiva. La primera es la salida de un Joāo Félix que parece que llenaba el vestuario de negatividad debido a su mala relación con Simeone, a la que se le suma la de los brasileños Cunha y Felipe, muy amigos de Joāo. Tras la marcha de ellos y la llegada de Memphis Depay, un regalo más del FC Barcelona, se respira un ambiente sano y muy positivo en la plantilla, tanto es así que suman once jornadas sin perder.
«Aunque hay quienes quieren verlo fuera, nadie merece más que él ser dueño de su destino»
Gran cantidad de quienes pedían la dimisión del argentino, hoy no la piden gracias a Antoine Griezmann. El jugador más importante de la etapa Simeone vuelve a ser el que era, ganándose con trabajo y esfuerzo el perdón del estadio. Había quien no lo quería, entre los que me incluyo, pero se ha encargado de demostrar el amor que siente por el Atleti. El francés fue elegido mejor futbolista del mes de marzo de LaLiga, de la que es máximo asistente e iguala ya el nivel de jugadores como Benzema o Lewandowski, a los que este año mejora en juego, siendo el todocampista y mástil de los colchoneros.
La afición considera que el equipo ha recuperado su esencia cholista, lo que conlleva que aunque sigan queriendo verlo fuera, nadie merece más que él ser dueño de su destino, ya que esta filosofía ha llevado al club a optar por lo más grande. En todo caso, ya somos bastantes quienes opinamos que es necesario un The Last Dance, tras estos ilusionantes meses se necesita que el próximo año se luche por todo. Una vez llegue el verano de 2024 será otro tema, porque quizás sería la hora de un cambio de ciclo, pero por ahora, no creo que el momento haya llegado.
¿Debe seguir un año más pese a que la campaña sea decepcionante? ¿Su actitud puede frenar la progresión por no asumir el cambio de ciclo?
