“Todos tenemos un matemático interior y es mejor de lo que pensamos”

Ciencias

Eduardo Sáenz de Cabezón, matemático y divulgador, trata de acercar a todos a la ciencia de los números mediante sus historias. En 2013 vio reconocido este esfuerzo al ganar el concurso de divulgación internacional FameLab con su monólogo Las Matemáticas son para siempre. Desde entonces ha participado en tres conferencias TED, ha continuado con la actividad de Big Van Científicos sobre ruedas, ha desarrollado su canal de YouTube Derivando y no ha parado de recibir invitaciones para hablar sobre Matemáticas.

Durante los últimos años ha visitado la Universidad de La Laguna en dos ocasiones para participar en Un fisquito de Matemáticas. La última, el pasado 21 de abril.

¿Todos tenemos un matemático interior? “Sí, sin duda. Cualquier persona tiene habilidades matemáticas. Todos poseemos aptitudes para reconocer las nociones más básicas de Matemáticas: el orden, la cantidad, el conteo, los números naturales, las relaciones, las proporciones… Luego viene la forma en la que las desarrollamos. Pero cada uno de nosotros tenemos esas Matemáticas de base, que yo a veces llamo protomatemáticas. De hecho todo el mundo es un mejor matemático de lo que cree. Puede que tal y como se nos enseñan en la escuela tengamos más dificultades para encontrar ese matemático interior y que eso produzca un sentimiento colectivo de incapacidad o impotencia. Así, muchos estudiantes se dicen a sí mismos «yo no puedo con esto» y acaban sin conseguirlo, cayendo en lo que los psicólogos llaman indefensión aprendida. Y yo creo que existe una indefensión aprendida colectiva hacia las Matemáticas”.

¿Cómo podemos reconectar con ese matemático que llevamos dentro? “Hay bastantes formas. Ahora disponemos de muchos libros, vídeos y mucha divulgación. Esto nos permite disfrutar de las Matemáticas de otra forma que no sea la casi exclusivamente instrumental que aprendemos en la escuela. Que también está bien y hay que conocerla pero, tal y como tenemos contacto con ella, resulta ajena a nuestra vida cotidiana. Porque en realidad uno, en su día a día, no utiliza nunca una ecuación de segundo grado. Está bien saber resolverlas, pues forman parte de la cultura.  Pero es verdad que de la misma manera que no las volvemos a utilizar, tampoco aplicamos otros conocimientos. Personalmente, jamás he vuelto a emplear el análisis morfosintáctico, pero eso no quita que tenga otras oportunidades de disfrutar de la Lengua y la Literatura más allá del colegio. El mismo deleite que produce un buen libro sucede con los números, ya sea al disfrutar de juegos matemáticos o al experimentar el gozo de entender nuevos conceptos. Tal vez no resulta tan sencillo como con otras facetas de la cultura, pero por lo menos estamos en un momento muy propicio para que suceda”.

«Las Matemáticas están manejando nuestras vidas y es irresponsable no querer ser conscientes de ello»


¿Aboga por incluir en la escuela esos juegos de los que habla para dinamizar el aprendizaje de las Matemáticas?  “Desde luego. Tanto para los más jóvenes como para los alumnos de enseñanza secundaria, bachillerato e incluso en la universidad. Creo que el juego se saca de la escuela pronto. Habría que jugar durante más tiempo. Es un elemento didáctico muy poderoso y ha sido situado de forma errónea casi al margen de la educación formal. Además, a esto debemos sumarle que el estudiante debe tener claro el vínculo entre lo que aprende y su vida. Las Matemáticas se nos presentan muchas veces como algo bastante separado de nuestra realidad, pero cada vez están dirigiendo más aspectos de nuestra existencia. Los algoritmos, por ejemplo, determinan si me dan o no un seguro, la concesión de una hipoteca, qué series me ofrece Netflix para ver o las publicaciones que veo primero en Facebook. Al decir que son conceptos demasiado complejos y no molestarnos en entenderlos, estamos incurriendo en una dejación de nuestras responsabilidades. Las Matemáticas están manejando nuestras vidas y es irresponsable no querer ser conscientes de ello. Hay una gran necesidad de que comprendamos mejor cómo está funcionando el mundo”.

¿Los matemáticos ven el mundo con otros ojos? «Es verdad que quizás uno, por sus intereses o sus capacidades, se fija más en unos aspectos de la realidad que en otros. Los que nos dedicamos a las Matemáticas las vivimos a diario. Por eso muchas veces observamos estructuras u objetos matemáticos detrás de cuerpos físicos o incluso tras comportamientos. Pero lo mismo ocurre con personas que se dedican a otras actividades. Tengo un amigo que es director de teatro y siempre le digo «esto es como las Matemáticas» y él me dice «es como el teatro». Uno tiene sus propias coordenadas y mediante ellas interpreta lo que le rodea».

¿Cómo se prepara y plantea cada acto de divulgación? “Estas situaciones las visualizo como un triángulo que tiene que cerrarse. Uno de los lados es el contenido, lo que quiero trasmitir. Siempre me propongo que sea relevante e interesante. Por supuesto me dedico a aprender sobre ello para poder trasmitirlo de forma correcta. Luego está el público. Necesito conocer con quién voy a hablar para saber en qué tono me tengo que dirigir y qué intereses pueden tener, así intento conectar el contenido con ellos. Por último, el tercer lado soy yo. Lo que puedo hacer para mejorar mis habilidades como comunicador, y como matemático, para juntar los otros dos lados del triángulo. No sé si es equilátero, isósceles o escaleno, pero desde luego hay que prestar atención a estos tres aspectos”.

«Me dedicaba a la divulgación sin saberlo»


¿Qué significó para usted ganar el FameLab? «Fue un gran cambio porque yo me dedicaba a la divulgación sin saberlo. Hacía charlas, talleres y actividades con esa finalidad. A la gente de Logroño, donde yo vivo, le gustaba. Pero digamos que FameLab me dio una especie de escaparate, me puso delante de muchas personas a las que les llamaba la atención lo que estaba haciendo. Entonces fue cuando pensé que esto le podía interesar a todo el mundo. Fue como una ratificación. Me di cuenta de que quizás tenía algo que aportar, lo cual es, en cierta forma, un deber. Y desde entonces mi vida ha cambiado mucho».

Si tuviera la oportunidad de participar en otra charla TED, ¿qué tema le gustaría desarrollar? «Hay dos aspectos que me interesaría tratar: el primero es la abstracción como la fuerza que hace evolucionar las Matemáticas y que les confiere el poder que tienen para representar la ciencia y para entender el mundo; el otro contempla esta disciplina como forma de expresión de lo que significa ser humano. Las Matemáticas, más que el lenguaje en el que está escrita la naturaleza, son el lenguaje en el que la leemos, y esto dice mucho sobre nosotros».

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