Los perros serían 55 000 euros, mientras que los gatos por 50 000. Foto: PULL

Un amor inimitable

Opinión

Alvin. Así se llamaba mi primer perro. Un Yorkshire que falleció un martes, 9 de enero, de 2024. Después de trece años siendo uno más de la familia. Los momentos y el amor que me dio son inimitables. Sabía que no lo encontraría a él en ningún otro animal. Porque ninguno es como él. Cada mascota tiene una personalidad y carácter únicos, resultado no solo de su genética sino también de la relación que desarrollan con sus dueños y sus experiencias de vida. Son estas las que contribuyen a crear un vínculo singular que no puede ser replicado. La clonación, aunque pueda reproducir físicamente a un animal, no puede duplicar el alma, la esencia, ni las vivencias que hacen que Alvin para mí sea tan especial.

Este no es un concepto nuevo. Desde que la oveja Dolly fue clonada en 1996, la ciencia ha avanzado considerablemente. En estos últimos días una clínica de Marbella llamada Ovoclone ha atraído la atención por ser una de las pocas en Europa en ofrecer este servicio a personas propietarias de mascotas. Los precios varían según el animal del que se trate. En el caso de los perros es de aproximadamente 55 000 euros, mientras que los gatos por 50 000. Parece una locura pero mucha gente está dispuesta a pagar esta cantidad para conservar a la que piensan que será igual que su mascota anterior.

La Clínica asegura que el proceso es seguro y que los animales clonados nacen sanos y con características idénticas a las del original. Sin embargo, subrayan que, aunque los clones comparten el mismo ADN, el comportamiento y la personalidad pueden diferir debido a factores ambientales y de crianza. La magia de tener una mascota radica en su singularidad. La complicidad y las miradas forman parte de un ser irrepetible que deja una huella imborrable en nuestro corazón. Es completamente innecesario realizar este acto ya que puede llevar a decepciones y tristezas.

«La clonación puede dificultar la aceptación de la muerte como algo completamente normal»

Y es que amar a una mascota también implica aceptar el ciclo natural de la vida. Con sus alegrías y sus despedidas. La pérdida es una de las experiencias más dolorosas y la de un animal de compañía no debe ser menos. Requiere su duelo. Pero también es una oportunidad para valorar lo compartido y aprender a despedirnos con amor y gratitud. La clonación, en un intento de evadir esta realidad, puede dificultar la aceptación de la muerte como algo completamente normal. Pienso que en lugar de buscar replicar a una mascota a través de esta acción, se puede honrar su memoria de otras formas. Así, seguirá viva su esencia y legado. No solo conservaremos los recuerdos felices, sino que también ese amor perdurable que una vez sentimos.

Precisamente eso es lo que hace que el sentimiento entre un animal y un ser humano sea tan singular. El amor que experimentamos por una mascota es un testimonio de nuestra capacidad para cuidar y amar a otro ser vivo. Es uno de los regalos más grandes de la vida. Un vínculo que trasciende el tiempo y el espacio, basado en experiencias compartidas y en una conexión emocional profunda. La clonación, aunque pueda parecer una solución para mantenerlas cerca, no puede capturar la esencia de su singularidad ni reproducir el amor que sentimos por ellas.

Por eso, celebremos la vida y la memoria de nuestras mascotas de manera que honren verdaderamente la belleza de nuestra relación con ellas como adoptando. Muchas necesitan un hogar. Una segunda oportunidad. De esta manera, podremos crear nuevas vivencias y extender el amor que aprendimos a dar gracias a nuestra mascota anterior. Eso no significa que olvidemos a la que fue la primera. Porque Alvin, como una vez dijo el zorro, personaje de El Principito: «Para mi tu serás único en el mundo, y para ti yo seré único en el mundo».

Estudiante de tercero de Periodismo en la ULL. Amante del fútbol y los sucesos. "Para escribir solo hay que tener algo que decir" ;)

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